Segunda parte (05.01.2008 a ... work in progress).
De una serie de libros sobre niños.
El niño del pijama de rayas, En las nubes, Nunca me abandones.
En el futuro más inminente: La elegancia del erizo, De repente en lo profundo del bosque.
No les hará daño leer El niño del pijama de rayas. No les llevará mucho tiempo, y a pesar de su sencillez, y de que estamos acostumbrados a historias mucho más elaboradas y crudas sobre el horror del exterminio nazi, si no leen el final con un encogimiento en el estómago es que son ustedes más fríos que un témpano (o claro... simplemente que no se han dejado llevar lo suficiente, pero como una es de las que suele suspender todo juicio, coger de la mano al narrador y dejarse llevar...). En las nubes ha sido mi primer McEwan, así que no puedo comparar con el resto de su obra, pero no me esperaba este tipo de novela. Consiste en una serie de aventuras imaginadas por el narrador, Peter Fortune, un niño de diez años, que se ve transformado de una manera diferente en cada una de ellas. Lo mejor es que contiene dos párrafos sobre la infancia que considero geniales. El primero es, además, el principio del libro:
Cuando Peter Fortune tenía diez años, algunos adultos le decían a veces que era un niño “difícil”. Nunca comprendió lo que querían decir. Él no se consideraba en absoluto difícil. No estrellaba las botellas de leche contra el muro del jardín, ni se echaba salsa de tomate en la cabeza y fingía que sangraba, ni le golpeaba los tobillos a la abuela con la espada, aunque de vez en cuando se le ocurrieran esas ideas. A excepción de todas las verduras menos las patatas, el pescado, los huevos y el queso, comía de todo. No era más ruidoso, sucio o tonto que ninguna de las personas que conocía. Su nombre era fácil de pronunciar y deletrear. Su cara, pálida y pecosa, era bastante fácil de recordar. Iba a la escuela todos los días como los demás niños y nunca armó demasiado escándalo por eso. Con su hermana no era más insoportable de lo que ella lo era con él. Nunca la policía llamó a la puerta con intención de detenerlo. Nunca unos médicos vestidos de blanco quisieron llevárselo al manicomio. En opinión de Peter, él era de lo más fácil. ¿Qué tenía de difícil?
Y el segundo dice así:
Esos días de verano empezaban temprano y acababan tarde. A veces, mientras se acostaba, Peter intentaba recordar cómo había empezado el día. Los acontecimientos de la mañana parecían haber ocurrido semanas atrás. Había ocasiones en que estaba todavía luchando por recordar el principio del día cuando se dormía.
También contiene un párrafo describiendo ese cajón que todos tenemos en nuestras casas en el que supuestamente se guardan las cosas útiles pero acaba conteniendo todo aquello que por una u otra razón no nos atrevemos a tirar, pero éste no viene a cuento, así que tendrán que leer el libro si quieren dar con esas líneas...
Ahora mismo sigo enfrascada en libros sobre niños y jóvenes. Mientras espero que la persona que tiene en préstamo La elegancia del erizo tenga a bien devolverla a la biblioteca (lo debería haber hecho el pasado 1 de febrero), leo Nunca me abandones, que tenía pendiente desde que apareció, y ya me espera también mi primer Oz, De repente en lo profundo del bosque.
Luego, el camino seguirá por otros parajes librescos... Pero de eso ya hablaremos cuando llegue el momento.
14 febrero 2008
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4 comentarios:
Espero tu comentario sobre "Nunca me abandones". A mí me fascinó...
El sábado colgaré la reseña del niño del pijama de rayas... ya hablaremos mañana pero lo voy a poner a parir.
Será difícil hablar de ella, rave, sin fastidiarle la trama a los que no la hayan leído, pero intentaré picar la curiosidad de algunos (por cierto, la terminé anoche. buf.)
Palimp, esta noche me cuentas... y mañana no pienso perderme esa reseña!!
Sfer, gracias por esta introducción a En las nubes, lo tengo en la pila de pendientes y tarde o temprano caerá. Por cierto, gracias por los favores de esta semana y a ver si me das tu opinión sobre lo que es un libro álbum...
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