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03 junio 2016

La grieta

A Miguel Ángel Serna (editor de Dioptrías), le prestaron un micro durante un minuto en la Feria del Libro de Madrid y leyó esto, que reproduzco con su permiso:

No importa el esfuerzo que algunos dediquen a tratar de convencernos de que los libros y la literatura han de ser cosas a consumir: la literatura y los libros no son consumptibilia, no son consumibles, no son objetos desechables que dejen tras de sí una cáscara hueca cuando su interior ha sido devorado, cuando se agota su valor.
Tampoco importa cuánto inviertan algunos – y casi siempre serán los mismos – en tratar de convencernos de que los libros y la literatura han de ser cosas útiles: la literatura y los libros no son fungibilia, no son bienes de uso; no son herramientas cuyos fines se hallan fuera de sí mismas, que se gastan y se rompen con el uso hasta agotarse.
Los libros y la literatura pertenecen a esa otra esquiva categoria de cosas extrañas que ni se comen ni se usan y cuyo valor se juega en el espacio quebrado de lo simbólico, en el espacio del sentido: la literatura y los libros son mirabilia, maravillas, y en la naturaleza de la maravilla está el escapar al agotamiento, su ley es permanecer siempre inagotable precisamente porque pertenece al juego del sentido, a ese juego en el que nada se cierra nunca por completo, ese juego que consiste en una perenne apertura, una grieta por la que se cuelan y se escapan al mismo tiempo todos los sentidos possibles. Una grieta a la que podemos llamar lectura.
Esta grieta es la que convierte a todo lo verdaderamente literario en un ensayo, la que adorna a cada esfuerzo con la marca de la tentativa y de la provisionalidad, la que franquea el paso a la posibilidad inminente del fracaso. Todo buen libro es un ensayo imperfecto y la mejor literatura es siempre solo un prolegómeno roto para algo que está aún por llegar y que, por fortuna, nunca llega: para ese libro perfecto que tantos buscan, tan consumible que solo pueda consumirse, tan útil que solo pueda utilizarse... tan cerrado y agotado que ni siquiera necesite ser leído, solo comprado.

27 noviembre 2014

Ursula

"Ahora mismo creo que necesitamos escritores que sepan cual es la diferencia entre la producción de un producto de mercado y la práctica artística. Desarrollar material escrito que se ajuste a las estrategias de venta con tal de maximizar los beneficios y los ingresos publicitarios no es en realidad lo mismo que ser responsables en la publicación de libros o como autores, y aun así veo como las editoriales ceden su poder ante los departamentos de ventas."

***

Señoras y señores, con todos ustedes, Ursula K. Le Guin.
(El vídeo puede verse subtitulado apretando el botoncito que dice "CC", aunque la traducción de ese fragmento en concreto es propia).

[Vía You Are Here]

17 junio 2014

arte anacrónico

Los editores de la Isla no quieren publicar los cuentos del profe porque creen que no hay público para esa clase de ficciones, dicen que para eso está el cine y las series de televisión, el periodismo de crónica roja y que la literatura no la lee nadie, no tiene público, es invisible, arte anacrónico. "¿Dime quién lee cuentos de terror? Si no es sociología o análisis político, o autoayuda, o algo que explique la irrupción y decadencia y nuevamente irrupción de los movimientos sociales y de la liberación de la economía o libros que narren la vida y obra de los aparapitas, no vendes un carajo", dicen los editores, cada vez que el profesor de literatura quiere hacer públicos sus cuentos. Es un escritor sin público, apenas un profesor de literatura que deambula.

El profesor de literatura, de Christian Vera. 

20 mayo 2013

Un buen libro

Hay más literatura en la vida de cualquier lector que en las lecturas de cualquier vida.
*
Uno no lee poemas: se entiende con ellos.
*
A veces leer es demasiado fértil.
*
Todas las novelas son históricas.
*
"Pellízcame para saber si es cierto": ese pellizco vendría a ser, exactamente, la poesía.
*
Los escritores fingimos leer; en realidad reescribimos.
*
Un buen crítico ayuda al autor a comprender qué ha escrito. 
Un mal crítico le muestra para quién no escribe.
*
Los editores tienden a elegir entre admirar a sus autores o pagarles.
*
La poesía es inevitable: lo difícil sería mirar literalmente.
*
Leer como si, dentro de un minuto, nos fueran a apagar la luz.
*
La gratitud luminosa de cerrar un buen libro.

***

Algunos aforismos de Andrés Neuman en El equilibrista.

01 marzo 2013

Ruido

Las proezas de estas editoriales independientes apenas son noticia. El ruido mediático prefiere ocuparse de la muerte del libro (de la que algunas luminarias parecen haberse alegrado antes de tiempo) y del avance del libro digital (en realidad tan menguante que están haciendo el ridículo los profetas de las nuevas tecnologías), pero no presta atención a la batalla de ciertas librerías y editoriales en su lucha por evitar la incultura que se nos va cayendo encima. A ese vacío cultural nos llevan, entre otros, algunos editores manejados por directivos que extraen peregrinas teorías de lo que los lectores quieren consumir (ver artículo de Malcolm Otero Barral en Letras libres de este febrero) y deciden, por ejemplo, que ahora toca leer thrillers lapones porque pueden parecer suecos. “A Kafka no le publicarían hoy en día”, acaba de decir el histórico editor André Schiffrin en Le Nouvel Observateur. A tanta calamidad habría que añadir que quienes propagan que se ha perdido la paciencia para la lectura pausada e inteligente son solo en realidad unos conocidos zoquetes que nunca leyeron nada.

***

Vila-Matas, inspirado.

¿Se imaginan un mundo en el que las noticias de verdad fueran, precisamente, las buenas noticias editoriales?  Las librerías que siguen al pie del cañón, las nuevas editoriales, los buenos libros.

Nada de salsa rosa. Ni social, ni política, ni deportiva, ni - por la misma regla de tres - literaria.
Autores --> Libros --> Editores --> Libreros / Bibliotecarios --> Lectores.
Y punto...

21 noviembre 2012

Si una mañana de otoño un crítico...

Una vez al año, desde hace aproximadamente cuatro o cinco años (¡cómo pasa el tiempo!), tengo el inmenso placer de asistir a la jornada de formación que el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil organiza para el equipo de críticos de la revista Faristol. Estas jornadas giran entorno a diferentes temas siempre relacionados con la literatura infantil y juvenil y con la crítica (y la crítica de la crítica), y nos sirven a los que participamos en ellas, que escribimos críticas/reseñas en la revista, para reflexionar sobre nuestra labor, para proponer mejoras en los textos que publicamos, y en general para vernos las caras (una vez al año no hace daño) y poder intercambiar opiniones y salir de la cáscara en la que durante el resto del tiempo realizamos nuestra silenciosa (y silenciada) labor de "opinadores" sobre literatura infantil y juvenil.

Repasando el archivo de Librosfera relacionado con la crítica, me sorprende a mí misma darme cuenta de que es la primera vez que me pongo a hacer una crónica de estas jornadas... No me pregunten por qué no lo he hecho antes, dada como soy a ir contando a los cuatro vientos todo lo que me pasa y que está relacionado con los libros. La cuestión es que esta vez sí les voy a contar algunas de las cosas que se pudieron oír y comentar durante la jornada de este año. Se avecina una entrada de esas largas que solo se leen unos pocos frikis. ¿Son ustedes uno de ellos?

Empezamos la sesión con Oblit Baseiria (propietaria de la mítica librería Casa Anita de Barcelona), Sònia Gómez (una de las dos propietarias de la librería Pati de Llibres de Sant Cugat del Vallès), y Marià Marin (secretario técnico del Gremi de Llibreters de Catalunya) hablando sobre librerías, novedades, edición, crítica y Faristol. Les dejo con algunas de los comentarios que hicieron cada uno de ellos:

Oblit Baseiria: en Casa Anita, el 80% de los libros que vendemos no son novedades, sino libros de fondo; libros que llevan un año o más en la librería. Esto se debe, entre otras cosas, a la elevada especialización de la librería, pero demuestra que las novedades no son lo más importante. Para mí lo más importante es la formación y el conocimiento previo que la persona que trabaja en una librería tiene sobre las editoriales, su catálogo, lo que publican y lo que podemos esperar de cada una de ellas. La industria del libro es más rápida que la crítica, pero para mí no es importante. Además, los comerciales realizan una labor muy importante de información sobre las novedades en las librerías: la figura del comercial, para nosotros, es básica. Lo que sí creo es que la crítica no debería hacer ni caso de los libros que se realizan como encargo editorial, de los que no nacen como obra de creación de un autor, sino como un estudio de mercado para comercializar con ellos.

Sònia Gómez: para nosotras sería muy positivo que la crítica pudiera llegar cuanto antes mejor, y si no puede ser en papel en digital [la revista Faristol se edita - a día de hoy - al mismo tiempo tanto en papel como en digital]. Y también consideramos que se debería dar más importancia a los libros imprescindibles (a través de listas, selecciones, destacados) y obviar los que son prescindibles. Nos gustaría que existieran más espacios en los que los mediadores (libreros, maestros, bibliotecarios) y otros agentes de la industria del libro pudiéramos formarnos de manera continuada en los criterios de selección y de recomendación de literatura infantil y juvenil. Creemos que el Consell sería un buen eje vertebrador de los diferentes sectores, que a veces nos sentimos desconectados los unos de los otros cuando todos llevamos a cabo tareas similares.

Marià Marin: la crítica es algo que queda "entre nosotros". Es muy irrelevante. Nos quejamos de que ya no hay espacios para hacer crítica de LIJ en los medios generalistas [para quien no se haya dado cuenta, la crítica de LIJ ha desaparecido de El Periódico, El País, El Punt - Avui, y seguro que alguno más que me olvido], pero es que solo un 30% de la población lee esos medios. Las familias que leen el Faristol son marginales. Lo mayoritario es no leer, porque un 45% de la población no lee, y la mayoría de los que sí leen, leen un libro al año, probablemente el best seller de turno que les regalaron por Sant Jordi. La lectura, no nos engañemos, está desprestigiada. Y lo que debemos preguntarnos es como recuperar nuestro papel central en la sociedad. Y para ello, debemos criticar no solo los libros, sino también la sociedad, la industria, la comercialización y las nuevas maneras de leer.

[La verdad, la intervención de Marin fue un palo de los que de vez en cuando nos hacen falta.]

De la segunda parte de la sesión se encargó Alfred Mondria (lean esta entrevista con él, por ejemplo), crítico que ha publicado en diarios como Avui, La Vanguardia, El País o Levante. Mondria nos cogió a todos de la mano y nos llevó a dar un paseo por las figuras más importantes de la crítica desde el principio de los tiempos. Los bolis (sí, íbamos todos con libreta, incluso yo!) echaban humo, y quien no salió de allí con ganas de leer a Robertson Davies, Las ilusiones perdidas de Balzac, a Saint-Beuve, las conversaciones de Borges con Bioy Casares, a Ciryl Connolly, a Edmund Wilson, a Lampedusa, las críticas breves de Joan Ferrater o de Carlos Pujol, o los textos de Enrique Lynch, es que en lugar de sangre tenía horchata corriéndole por las venas.

Entre todos ellos (y alguno más que seguro se me escapó), nos pintaron a un crítico con carácter, capaz de conversar de manera informal sobre sus lecturas, apasionado, que amplía la imaginación de lector, que tiene un estilo personal, que no finge que se dirige a un público que todo lo sabe, capaz de afirmar que un libro es bueno "si me gusta", que equilibra furia con reflexión, divulgación con erudición, análisis con descripción, y que es capaz de contagiar el entusiamo y el deseo de leer. 

Y la negrita es para mí, porque me veo todavía muy lejos del ideal, pero no me va a faltar tiempo para intentar ponerme a ello.

[Y no quiero acabar sin lo que sigue: si no me queréis pagar las críticas/reseñas que publico en Faristol, no me las paguéis. Las seguiré haciendo de todos modos. Para mí es un privilegio poder romperme los cuernos tres veces al año intentando opinar sobre libros infantiles en menos de 1000 caracteres e intentar estar a la altura de expertos como Pep Molist, Teresa Duran, o Berta Bocado. Pero por favor, por favor, por favor... seguid organizando una vez al año esta jornada de formación... Mil gracias Marga por seguir al pie del cañón. El día que me pidas la luna, te juro que subo ahí arriba y te la bajo. Y mil gracias y muchos ánimos también a todos los que trabajan en el Consell Català del Llibre Infantil i Juvenil... por muchos años.]

15 julio 2011

La literatura infantil y juvenil: la nueva "isla del tesoro" para las editoriales

La semana pasada asistí a un curso del ciclo de “Els Juliols de la UB” titulado “La literatura infantil i juvenil: la nova “illa del tresor” per a les editorials”. El curso estaba estructurado en 16 ponencias que abarcaban todo (o casi) el panorama del mundo del libro: escritores, ilustradores, editores, distribuidores, libreros, bibliotecarios y maestros. Tuvimos el privilegio de poder escuchar y conversar con auténticas autoridades del sector, desde Xavier Mallafré, presidente del Gremi d’Editors de Catalunya, hasta Roser Capdevila, creadora de Les Tres Bessones, pasando por editores de La Galera, Fil d’Aram, Bromera, Edebé (entre otros), la presidenta del CLIJCAT, Reina Duarte, o Jaume Cela, maestro, escritor y un auténtico sibarita de la literatura (y me estoy dejando en el tintero a un montón de gente. Si quieren ver el elenco al completo, pueden consultar el programa del curso en esta web de Els Juliols).

Pretender hacer un resumen de TODO lo que se ha habló en el curso durante la semana es algo de lo que me veo sumamente incapaz... pero sí me gustaría compartir algunos pensamientos, frases e ideas interesantes, curiosas o provocativas que surgieron durante el curso.

[Lo primero que uno hace cuando lee blogs es mirar la extensión del post, así que ya se habrán dado cuenta de que me he pasado tres pueblos... tómenselo con calma y, si lo prefieren, pueden descargar este post en pdf para imprimirlo.]

A Xavier Mallafré (presidente del Gremi d’Editors de Catalunya) le encargaron abrir el curso con un retrato de la situación del sector editorial en lengua catalana. Multitud de datos, números y estadísticas que pueden encontrar a través de la web del Gremi y de los que la prensa suele hacerse eco. De su intervención, me quedo con las dos citas con las que cerró su presentación...
Editor es aquel que se arriesga escogiendo y que sabe esperar - G. Gallimard.
La tarea del editor consiste en poner en contacto al que tiene algo que decir con aquel que le quiera escuchar - José Manuel Lara.
Antonio Garrido (director general del grupo Edebé), además de hablarnos sobre su editorial, también nos dejó un par de reflexiones que nos ayudan a entender que está pasando con la literatura infantil y juvenil actualmente, así como con el libro digital...

En los últimos diez años, la LIJ ha salido de las aulas para entrar en el mundo del consumo y del ocio. La lectura ha dejado de ser “solo” obligatoria. La frontera entre el libro de prescripción escolar y el libro de ocio, por lo tanto, poco a poco se está rompiendo y cada vez hay más maestros dispuestos a recomendar libros de ocio desde las aulas.
En lo que se refiere al mundo de la edición digital, estamos viviendo un momento de caos. No sabemos donde estamos, ni cual es el camino a seguir. Poco a poco la situación se irá normalizando, pero hoy por hoy nada está claro.

Iolanda Batallé
, editora de La Galera, nos explicó a fondo el trabajo que viene realizando desde que “la ficharon” para potenciar el lado comercial de una editorial histórica en Cataluña, asociada sobre todo a los libros de prescripción escolar y que quería potenciar su presencia en las mesas de novedades. Demostró tener muy claro que el mercado tiene una serie de necesidades que las editoriales tienen que estar dispuestas a cubrir, como pasa por ejemplo con los libros muy orientados al género (colecciones de fútbol para niños y de ballet para niñas); la importancia de los medios sociales en la promoción de sus libros (“para nosotros es tan importante tener una contra en La Vanguardia como aparecer recomendados en Juvenil Romántica”); y la necesidad de que los editores sean hoy en día personas involucradas en todo el proceso de la edición del libro, desde la selección hasta el marketing o la venta internacional de los derechos.


Al lado del proyecto de La Galera, con 200 novedades anuales, Xavier Blanch y su exquisita Fil d’Aram, con cuatro novedades este pasado 2010, sus primeros cuatro libros. ¡Pero qué cuatro libros! El último día, que hicimos balance del curso, Roser Pubill nos recomendó que no nos perdiéramos la novedad que Fil d’Aram tiene preparada para septiembre... y no nos quiso decir nada más. Habrá que estar atentos. Xavier nos habló de este proyecto familiar más que personal (pues lo llevan él y su mujer), cuyo objetivo principal es no perder dinero, así que nos enseñó el excel con el cual calculan cuántos ejemplares tienen que vender (según los costes de producción) para recuperar la inversión hecha en un título. Por supuesto, Blanch se puede dedicar a la edición porque tiene una fuente de ingresos extra que se lo permite...

De Joan Carles Girbés, editor de Bromera, lo que más me gustó fue el cariño con el que habló de los libros que publican, y del placer de poder editar libros con los que uno ha crecido y se ha desarrollado como lector. Me quedé con las ganas de decirle que yo todavía guardo mi copia manoseada hasta la saciedad del Diari d’un jove maniàtic :-)

Àngel Burgas vino con la maleta llena de personajes fundacionales de la literatura infantil, dispuesto a que saliéramos de la sesión, como mínimo, con ganas de volver a releer los clásicos. Y la verdad es que lo consiguió... Fue el primero en hablar sobre la diferencia entre escribir para adultos y escribir para jóvenes, explicando que...

Cuando escribo para jóvenes lo hago con la voluntad demostrar el mundo tal como me gustaría que fuera. En este sentido, sí que podría decir que escribo con una voluntad pedagógica o que quiere transmitir unos valores.

Nos demostró la prueba irrefutable de la influencia que Disney ha tenido en los personajes clásicos (buscar en el Google Images a alguno de ellos, como Mowgli, Blancanieves o Cenicienta), y por qué es difícil ser un buen lector hoy en día...

Ser un buen lector hoy en día es muy difícil porque hay mucha competencia en cuanto a ocio, y es un ocio que, comparado con la lectura, requiere muy poco esfuerzo. Leer requiere concentración, imaginación, tiempo, ponerse en las manos de otro. Hoy podemos disfrutar de mundos imaginarios sin tener que imaginarlos, de manera inmediata y manteniendo el control sobre ese mundo, pudiendo decidir nosotros (ej: videojuegos). Antes para abstraerse del mundo solo existían los libros. Hoy hay muchas más opciones y la lectura tiene que competir con ellas.
Antes, la relación entre la LIJ y los lectores era mucho más sencilla. Además de distraer, los libros querían enseñar. Los libros eran la manera de conocer otros lugares, otras culturas... Hoy hay maneras mejores de hacerlo que a través de los libros.

Segimon Borràs, secretario del Gremi d’Editors, volvió a llevarnos de vuelta a los despachos editoriales. Para él...

Editar no deja de ser un negocio, una industria... Sí, una industria cultural, pero según como puede primar más la “industria” o la “cultura”.
Las tres reivindicaciones del sector deben ser:
- La función social del editor.
- El valor de la cultura.
- La capitalidad editorial de Barcelona.
La LIJ sigue estando muy cautiva del mundo escolar. Aparte de los álbumes ilustrados, está pensada para las aulas, y no siempre se tiene en cuenta la calidad. Sí que es cierto que ha cambiado mucho, que ha mejorado, pero siguen conviviendo productos de calidad con otros que se te caen de las manos, porque hay editores que saben con un buen grupo de promotores/comerciales, cualquier cosa se puede vender.

Antoni Daura, presidente del Gremi de Llibreters, nos llevó de paseo por las librerías infantiles y juveniles de Cataluña, hablándonos también de aquello que las singulariza y las hace especiales. Las tertulias de la librería Al•lots, los importantes fondos de importación de Abracadabra, Casa Anita y La Peixera, la importante labor de fomento de la lectura de la librería Robafaves de Mataró... De su intervención, destaco...

La LIJ no es tan esclava de los autores ni de los géneros mediáticos como lo es la literatura de adultos, pero poco a poco esto también está cambiando y están entrando excepciones de la mano de los grandes best sellers infantiles y juveniles, que crean tendencia.

Agustín Comotto, autor e ilustrador, nos habló de como...
El siglo XXI nos ha convertido en grandes creadores y consumidores de imágenes. Nunca como ahora, en este mundo tecnológico en el que vivimos, había sido tan fácil crear y distribuir imágenes, ni habían sido tan omnipresentes como ahora en nuestras vidas. El siglo XXI es, sin duda, el siglo de las imágenes.
El mercado del libro ilustrado es un mercado en mutación y no sabemos hacia donde nos llevará la tecnología.
El futuro será de los ilustradores que son plenamente digitales, que hoy en día conviven con los ilustradores híbridos (la mayoría: trabajamos con ambas tecnologías, la analógica y la digital) y con los únicamente analógicos (que cada vez son menos). Estos ilustradores, los digitales nativos, se caracterizan por su capacidad de mutación (no son esclavos del aprendizaje de las tecnologías que van surgiendo), y por una manera de trabajar que, en lugar de la razón, utilizan el método de prueba-error: no razonan sus acciones antes de llevarlas a cabo, sino que actúan y, si se equivocan, repiten hasta que dan con el resultado que buscaban, algo solo posible gracias al trabajo digital.
La velocidad editorial nos está matando a todos. Es totalmente insostenible. El nivel de consumo acelerado solo nos puede llevar a la piratería (consumimos tanto que sería imposible pagar por todo) y, como autores, a abandonar la búsqueda de la calidad de nuestros productos porque no podemos asumir el ritmo de producción.
Las editoriales hace tiempo que decidieron que el departamento comercial es el más importante dentro de la editorial, y los departamentos comerciales cada vez funcionan más como la alta costura: siguiendo las modas. No hay riesgo, no hay innovación. Hoy en día no podría surgir una Kveta Pacovska...
El editor ha dejado de serlo para convertirse en un gestor. Ya no es un intelectual, un conocedor, alguien que orienta a los autores y a los ilustradores. Las editoriales han perdido el criterio, y si seguimos así, está claro que llegará el día en el que prescindiremos de ellas.

Habló también sobre los derechos de autor y sobre novela gráfica. Me pareció quizá la sesión más polémica. Tuve que morderme la lengua en varias ocasiones... Menos mal que luego llegó Roser Capdevila a explicarnos la historia de su vida, me olvidé de la tensión y me dejé llevar por el paseo en Vespa que nos propuso Roser.

Especial ilusión me hizo la charla de Reina Duarte y Marga Mateu, presidenta y secretaria técnica del Consell Català del Llibre per Infants i Joves, el CLIJCAT. Hace unos años (dos? tres?) que colaboro con algunas de las actividades de fomento de la lectura que lleva a cabo el Consell, pero no era una institución que conociera especialmente a fondo, así que fue una satisfacción ponerle remedio. Se volvió a hablar del Premi Internacional Catalònia d’Il•lustració, por ejemplo, de cuya existencia me enteré hace tan solo unos meses, y constatamos cómo de frágiles son las iniciativas culturales, que en la mayoría de casos dependen de subvenciones que van y vienen. Esperemos que el proyecto Nascuts per llegir, que con la crisis se encuentra también en riesgo, tenga un futuro más brillante que el Premi Catalònia.

Pensaba que la charla de Josep Méndez, director de la distribuidora Àgora, me parecería la más tediosa de todo el ciclo, y debo decir que no fue así para nada. Su metáfora climatológico-cinematográfica fue de lo más efectiva para mostrar la situación actual del sector editorial: estamos en medio de “La tormenta perfecta”. Y es que las tendencias del mercado están creando una borrasca: más títulos, menos ventas, tiradas más pequeñas, más devoluciones, menor tiempo del libro en las librerías (“los libros son como yogures; les deberían imprimir la data de caducidad en la cubierta”)... Después de la tormenta que se avecina, lo que está claro es que el paisaje será absolutamente diferente. También nos habló (y Antoni Daura también lo había comentado) de la opacidad de la cadena de distribución, algo que sorprende a estas alturas: ni los editores, ni los libreros, ni los distribuidores, pueden seguir el rastro de los libros una vez se han repartido. Sí que existen algunos rayos de luz, pero Méndez habló de la necesidad de tener un foco que lo ilumine todo para optimizar el trabajo de todos los agentes del sector con información real sobre los stocks de libros.

Nati Calvo fue la encargada de representar al colectivo bibliotecario, y no se me ocurre a nadie mejor para hacerlo, la verdad... Durante los años que ha estado al frente del Servei de Documentació de la Literatura Infantil i Juvenil de la biblioteca Xavier Benguerel se ha convertido en punto de referencia para todo aquel que quisiera saber qué se estaba gestando en el mundo de las bibliotecas infantiles, especialmente en la provincia de Barcelona. A través de sus ojos pudimos ver cómo las bibliotecas se enfrentan a una tarea descomunal, teniendo que atender a una absoluta y total variedad de usuarios, cada uno con una absoluta y total variedad de intereses y necesidades, y todo ello en un mundo en constante cambio y evolución. Parece increíble que podamos conseguirlo, y quizá haya quien opine que no lo hacemos, pero yo creo que con los recursos de los que disponemos, no se nos puede acusar de falta de imaginación ni de entusiasmo en nuestra labor por acercar los libros a los lectores.

La intervención de Jaume Cela fue para mí el punto álgido del ciclo. Su ponencia se titulaba “La importancia de la literatura especialmente dedicada a los niños y los jóvenes en el aprendizaje educativo”, pero de un plumazo se deshizo del título

La respuesta a la pregunta de cuál es la importancia de la LIJ en el aprendizaje educativo es la misma que a la pregunta de cuál es la importancia de la literatura en la vida. No hay ninguna diferencia.
A partir de ahí, empezó la fiesta...

La literatura es memoria (pasado, futuro... recordar, pero también olvidar).
La literatura es arriesgarse a cambiar.
La literatura es aprender a vivir y a morir.
La literatura es ser más humano.
La literatura es tomar conciencia del otro.
La literatura nos permite acercarnos al abismo (sin caernos).
La literatura es fuente de esperanza.
La literatura nos enseña la ambigüedad del ser humano, capaz de lo mejor pero también de lo peor.
La literatura es consuelo.
Muchas fueron las lecturas que hizo Jaume Cela durante su intervención, y muchas las recomendaciones lectoras de las que tomé nota para más adelante...

Sin fines de lucro: por qué la democracia necesita de las humanidades, de Martha Nussbaum.
La llavor immortal: els arguments universals en el cinema, de Jordi Balló y Xavier Pérez.
Frankenstein educador, de Philippe Meirieu.
Pensamientos secretos, de David Lodge.
Metáforas de la vida cotidiana, de George Lakoff.
Para acabar, nos dejó una frase de Pep Albanell que todavía no entiendo como es que nunca me la he encontrado antes...

Un libro infantil es aquel que también interesa a los niños.
El último día empezó con la ponencia de Oriol Izquierdo, director de la Institució de les Lletres Catalanes. Izquierdo nos propuso observar el concepto de autor desde tres perspectivas o miradas diferentes: una mirada jurídica, una profesional y una social.

Centrado en la perspectiva jurídica, habló sobre la evolución del concepto de autor y de la propiedad intelectual desde sus inicios, en el que el autor, el impresor y el editor eran figuras poco definidas, hasta hoy en día, en el que el copyright ha cedido terreno frente a las licencias copyleft que permiten una gestión diferente de los derechos de autor.

Desde una perspectiva profesional, habló del trabajo de los autores de LIJ y como les está afectando el culto a la facilidad, el miedo al esfuerzo y a la dificultad, un mal de nuestra civilización en general pero que afecta especialmente a todos aquellos que están en contacto con la infancia en su fase educativa. Se tiende a crear literatura con la que los niños no se tropiecen... pero al hacerlo, estamos privándoles de descubrir nuevos mundos, y quizá también llevándoles al aburrimiento (¿no es aburrido todo aquello que ya conocemos? ¿no es más excitante descubrir cosas nuevas?).

Finalmente, la posición del autor de LIJ dentro de la sociedad actual es tristemente una posición de desprestigio. La LIJ es una literatura de segunda clase. Los autores de LIJ tienen la percepción de que de ellos se piensa que “como no son lo suficientemente buenos para hacer literatura – sin adjetivos – se dedican a la literatura infantil.” ¿Por qué?...

El mito de la originalidad: la literatura debe ser original y la LIJ no lo es, porque siempre trata los mismos temas (pero... ¿no lo hace también la literatura – de nuevo sin adjetivos?)
El mito de la creatividad: la literatura debe ser obra del impulso creativo del autor, y no del encargo, que constituye una parte importante de lo que se publica dentro del campo de la LIJ.
El mito del público captivo: los lectores deben de ser libres de escoger lo que quieren leer, y los niños no pueden hacerlo.

Roser Pubill, editora de Enciclopèdia Catalana, nos habló sobre el complicadísimo proceso que supone editar una obra de conocimientos: obras en las que la autoría es múltiple, los contenidos absolutamente diversos, y el editor se convierte en un cocinero (la metáfora de “la cocina de la edición” es especialmente acertada en estos casos): una figura que no se ve, pero que elabora los ingredientes para presentarlos ante el comensal de manera que éste pueda disfrutarlos. Además de mostrarnos el proceso de edición de algunas de estas grandes obras, también resumió en una frase cual es la postura de las editoriales hoy por hoy frente al negocio digital...

... nos tenemos que poner a ello, pero no mucho, porque el negocio sigue estando en el papel.

Finalmente, el último ponente fue Sergio Moreno, investigador del Observatori del Comerç de la Universitat de Barcelona, que ha realizado su tesis doctoral sobre el comercio del libro. Sergio nos mostró y estuvo analizando con nosotros la distribución de las librerías en el territorio, centrándose especialmente en la ciudad de Barcelona. Daba miedo mirar el mapa de Cataluña, en el que se podía ver cómo la inmensa mayoría del territorio disponía de entre 0 y 2 librerías, normalmente ubicadas en las capitales de comarca.

Sobre el problema del espacio en las librerías y la hipersaturación de títulos, Moreno afirma que el futuro de las librerías se encuentra en la labor que realicen precisamente a la hora de seleccionar qué títulos van a mostrar. Con respecto a esto, comentamos el caso de las librerías infantiles y juveniles, y también las librerías de cómic, que en el caso de Barcelona se encuentran la mayoría de ellas concentradas en el denominado “triángulo friki”.

La última hora del curso la dedicamos a comentar a modo de debate entre todos los asistentes algunos de los temas que habían surgido durante el curso. Josep Maria Ferrer, uno de los coordinadores, nos había pedido por ejemplo que pensáramos en algunos de los rasgos comunes a todos los editores que habían pasado por las diferentes ponencias, y os dejo con algunas de las ideas propuestas...

Su elogio de la creación y la imaginación.
Su voluntad de subsistir económicamente.
Su pasión por lo que hacen y por sus productos.
Su creencia en la importancia del contenido y de la calidad.
Su incerteza ante el nuevo mundo digital que tenemos a la vuelta de la esquina.

03 junio 2011

Cuentan que cuentan...

Cuentan que cuentan que la semana pasada tuvieron lugar en Barcelona unas jornadas sobre literatura infantil y juvenil iberoamericanas que reunieron a autores, editores, mediadores, y tantos otros ores alrededor de la sede de Casa América en Barcelona y de la Biblioteca Xavier Benguerel. Yo misma puedo dar fe de que así fue, y a pesar de que únicamente pude asistir a la primera sesión de estas jornadas, que se alargaron durante cuatro días, cuentan que cuentan voces de confianza que el resto de jornadas realmente existieron, y no fueron un sueño soñado o un espejismo espejinado solo por los sedientos de LIJ.

Arrancaron las jornadas con una "plática" de la mano de Eliana Pasarán, subgerente de la división de libros para niños y jóvenes de Fondo de Cultura Económica... o lo que es lo mismo, responsable junto con su equipo de verdaderas joyas de álbumes ilustrados. Algunos de mis favoritos más recientes (por no remontarnos a los clásicos)...

... Mi amor, de Beatrice Alemagna.
... ¡Qué niño más lento!, de Lucía Serrano.
... El misterioso caso del oso, de Oliver Jeffers.
... Es así, de Paloma Valdivia.

Pudimos comprobar que si la producción de FCE en cuanto a literatura infantil es tan magnífica, se debe sobre todo a dos razones. Por un lado, que a pesar de ser una empresa, funcionan con grandes ayudas económicas por parte del gobierno mexicano y, por lo tanto, no se tienen que preocupar (al menos, no tanto como otros...) por las ventas o por tener que "comerciar" con la LIJ. Y por otro, que tienen muy clara cual es su filosofía...

... tratar a los niños como personas inteligentes que tienen que vivir en un mundo extraño, que muchas veces no entienden o que les puede plantear problemas que tendrán que resolver a lo largo de la vida.
... no censurar las historias que dan miedo, inquietan u horrorizan.
... publicar libros que puedan ser leídos a diferentes niveles, pues muchas veces quienes escogen los libros para niños no son los propios niños, sino otros mediadores (familia, biblioteca, escuela).
... buscar libros redondos, libros en los que la estructura y todos los elementos de la historia están bien ligados, y no dejan cabos sueltos.
... la lectura de la imagen es tan importante como la lectura del texto, pues el mundo está construido de imágenes que también debemos aprender a descifrar.
... considerar el libro como un objeto que plantea preguntas, pues cuantas más preguntas nos propone un álbum, más perdurará en nuestra memoria.
... la LIJ no es una segunda división de la literatura. Requiere el mismo rigor a los autores que se dedican a ella que cualquier otro tipo de literatura.

Ahora entiendo por qué los libros infantiles de FCE son los que son.

De la charla de Eliana salimos con un montón de libros para buscar y leer...

... Martyn Pig, de Kevin Brooks (novela juvenil)
... Fernanda y los mundos secretos, de Ricardo Chávez (novela juvenil)
... Déjenlos leer, de Geneviève Patte (teoría de la lectura)
... Andar entre libros, de Teresa Colomer (teoría de la lectura)
... La trilogía Dime, Conversaciones y Lecturas, de Aidan Chambers (teoría de la lectura)
... La peor señora del mundo, de Francisco Hinojosa (ilustrado)
... El enmascarado de lata, de Vivian Mansur (ilustrado)

***

Cuentan que cuentan que por la tarde Daniel Goldin, predecesor en el cargo de Eliana, nos leyó una ponencia sobre el fomento o la promoción de la lectura que nos hizo a todos reflexionar sobre nuestra labor. Ante un mundo que cada vez cambia a una mayor velocidad, y en el que cada vez predomina más la letra impresa ("es difícil viajar por el mundo sin encontrar dos cosas: letra impresa y basura"), Daniel nos habló de dos proyectos de promoción de la lectura que intentan romper barreras y no construirlas (barreras entre oralidad y escritura, libro y pantalla, lúdico y utilitario, analógico y digital, escribir y leer...). Dos proyectos construidos al margen de las grandes instituciones, y que no "promulgan" las bondades y la necesidad de promover la lectura, sino que trabajan a pie de calle, con lectores reales, intentando darles respuestas, pues...

... leemos para encontrar las respuestas que no encontramos en la realidad.
... leer es recoger indicios y tratar de encontrar sentido al mundo en que vivimos.

***

Cuentan que cuentan que, cuando ya anochecía y al calor de una improvisada fogata (quien solo viera una chaqueta de color naranja no entendió nada...), Marina Colasanti y Gloria Cecilia Díaz demostraron que para ser un buen autor de LIJ hay que ser un buen autor, y punto. La lista de libros para leer creció. A Marina ya la conocía (me enamoró hace tiempo con su laberinto del viento), pero tomé buena nota de sus otras colecciones de relatos, Entre la espada y la rosa y Penélope manda recuerdos. De Gloria me alegro de poder decir que todavía no he leído nada, pues sé que me aguardan grandes placeres leyendo El valle de los cocuyos y El sol de los venados.

Para Marina, un buen cuento es aquel que te pide, al terminarlo, cerrar el libro y dejar el siguiente para mañana. Para Gloria, un buen libro es aquel que te pide seguir, seguir, seguir... y no cerrarlo hasta haberlo terminado. ¿Se puede estar de acuerdo con ambas?

***

Cuentan que cuentan que habrá más jornadas de LIJ iberoamericana. El año que viene, quizás, o al siguiente... y yo gustosamente volveré a dejar que me cuenten.

20 mayo 2011

Coger aire

Esta semana he subido a la superficie a rellenar mis botellas de oxígeno, porque la semana que viene vuelvo a sumergirme en otra tanda de actividades librosféricas.

El martes estaré buceando por las jornadas de literatura infantil y juvenil latinoamericanas Cuentan que cuentan. Por la mañana me camuflaré de editora en el taller de Eliana Pasarán [1], del Fondo de Cultura Económica, y por la tarde no quiero perderme ni al maestro Daniel Goldin [2] (que ahora ya no está en FCE sino en Océano Travesía) ni la intervención de Marina Colasanti (a quien pueden descubrir en este pdf con unos cuantos cuentos cortesía de Anaya.)

Si pudiera, el miércoles estaría en la conferencia que hará la gente de Milimbo en La Central del Raval en el marco del festival de libros ilustrados "Como Pedro por mi casa", pero como una no tiene tantos días de fiesta como quisiera, tendré que conformarme con poder acercarme cualquier otro día de la semana (probablemente el lunes o el sábado por la mañana) a la cripta de La Central para deleitarme, como en anteriores ocasiones [3], con el ambiente inigualable que allí se respira.

Y el sábado por la tarde... tengo una cita veraniega en Granollers :-)

¿Preparados para una nueva inmersión?

***

[1] "No hay que partir pensando en libros para niños sino en obras para lectores inteligentes y sensibles"
[2] "Muchos adultos agradecen con el mismo o mayor entusiasmo que los niños que les ofrezcamos un buen álbum. Libros como Zoom, o Los misterios del señor Burdick ¿son para adultos o para niños? Creo que una de las virtudes es que son para ambos solos y para que ambos compartan."
[3] Galería de fotos 2009 - Galería de fotos 2008.

08 septiembre 2010

Dos citas

Este otoño, dos citas:

1) El oficio de editar: ciclo de cuatro charlas sobre literatura, edición, prensa y cultura en el Caixaforum de Barcelona (a partir del 27 de septiembre).

2) Álbum ilustrado y nuevas tecnologías (el 23 de octubre, si resulta ser una de las sesiones elegidas por los organizadores): mi propuesta para el Bookcamp Kosmopolis.

PS: Imperdonable que me haya olvidado de esto, cuando además hace semanas que estoy acreditada XD. O sea, que en realidad no son dos, sino tres :-)

19 febrero 2010

Pequeñas, pero con las cosas claras

A excepción de los que se hacen para idiotizar, cada libro contiene el fragmento de un plano del tesoro (o al menos así se decía antes). Sólo cuando reunamos todos los pedazos seremos capaces de descifrar ese secreto que parece tan bien guardado. A veces uno se toma su tiempo. No es raro empezar a leer a los 7 años y ver que a los 77 seguimos con el mismo libro entre las manos.
[
Media Vaca]

Si notan cierta perplejidad al no entender los rasgos comunes entre estos libros, o cierta descolocación placentera al no acabar de ubicar "de qué va" Blackie Books , es que hemos conseguido nuestro objetivo.
Nosotros tampoco sabemos por dónde vamos, ni de qué, ni a dónde, ni por dónde, ni cómo... quizás sabemos un poco POR QUÉ. Pero no se lo diremos.
Disfruten, sólo eso.
[
Blackie Books]

Por todas estas razones A buen paso ha nacido y publica álbumes en primera instancia para niños y en general para cualquiera que se fije en nuestros libros. Nos anima la pasión y el deseo de movernos a partir de las personas con las que nos cruzamos por las razones más variadas, y con autores e ilustradores de nuestros días para tratar de crear algo que merezca la pena y que nos deje asombrados. Asombrados con el asombro que sólo nos provocan las cosas buenas.
[
A buen paso]

25 enero 2010

Javier Calvo vs. Luisgé Martín

La opinión de Javier, el pasado mes de diciembre en "Por un libro universal".
La de Luisgé, la semana pasada en "¡Mueran los 'heditores'!"

Lean ambos artículos. Valen la pena.
Y aunque parezca que uno quiera responder o rebatir al otro, a mí me parece que hablan de cosas diferentes. ¿Cómo si no se explica que, en mi opinión, ambos tengan razón?

26 septiembre 2007

¿Yogur o melocotón en almíbar?

[Por aquí les dejo este artículo a texto completo de Carme Riera, aparecido en El País, que solo puede consultarse online en la versión para suscriptores. Léanlo y entenderán lo del yogurt...]

Con la fecha de caducidad incorporada
Carme Riera, 19/09/2007

El pasado mes de agosto tuve la fortuna de impartir, en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander, un curso sobre la propia experiencia literaria ante un numeroso grupo de alumnos, casi todos escritores en cierne, deseosos de conocer los trucos que una veterana como yo podía ofrecerles, abriéndoles mi taller. Con sumo gusto me referí a los utensilios que suelo utilizar, les hablé de los ingredientes imprescindibles en cualquier relato, de las dificultades de su elaboración, de la búsqueda del tono preciso, algo así como las diferentes fases de cocción de una paella, puesto que la literatura no se diferencia demasiado de la cocina. Al igual que ésta, requiere cuidado y habilidad, además de mucho amor, como aquellos sopicaldos del anuncio, horas de práctica y, a ser posible, haber frecuentado los fogones de los mejores, sean los de Paul Baucuse, o los de Paul Celan, para aprender, siguiendo o rechazando a los maestros.

También les dije que debían ser honestos y no dar gato por liebre, algo que, según la tradición, ocurría en los mesones y ventas españoles de hace un par de siglos, lo mismo que hoy en demasiados libros. Sin embargo, fui incapaz de pronosticarles el triunfo aunque crearan una obra maestra, ya que, en ese caso, lo más probable es que no encontraran editor. Tampoco lo encontraría hoy Marcel Proust si quisiera publicar En busca del tiempo perdido, según afirmación nada menos que de Antoine Gallimard, presidente de la prestigiosa editorial que lleva su apellido.
Con un panorama editorial, en general, tan poco atractivo y mercantilista, tratar de publicar una primera novela que no se avenga a la moda de los best sellers, por muy buena que sea, no parece fácil e incluso, cuando se da la circunstancia, el encuentro entre ésta y su posible público resulta cada vez más arduo y azaroso. El tiempo para coincidir escasea. Los libros nacen con la fecha de caducidad incorporada, aunque el dato no conste debajo de los preservativos que suelen cubrirlos, ni junto al código de barras. Una fecha de caducidad que va de los quince a los veinte días, los de su permanencia en librerías. Una duración algo mayor que la de las salchichas o el pollo envasado sin congelar que ofrecen los supermercados, parecida a la del pan de molde e infinitamente menor que la de cualquier yogur. Después de ese breve periodo, los ejemplares no vendidos se devuelven a las editoriales, de cuyos almacenes saldrán de nuevo para ser saldados o, peor, para ir a parar a un departamento mortuorio, aunque quizá sería mejor llamarle matadero, donde suelen ser guillotinados y, eso sí, posteriormente reciclados -es un consuelo- para que la cadena no se interrumpa y ese papel sirva de nuevo para dar cobijo a otras palabras.

Todo eso ocurre, dicen, por imperativos del mercado, porque es imprescindible seguir produciendo para que las novedades editoriales se sucedan imparables, aunque apenas nadie se entere y, en consecuencia, tampoco puedan ser leídas. En proporción al volumen de publicaciones, son pocos los títulos que van acompañados de campañas publicitarias, otra necesidad actual para darlos a conocer, y escasos los que merecen la atención de los críticos de los suplementos culturales de los periódicos, también agobiados por la falta de espacio y los problemas de tiempo para poder echar siquiera una ojeada a tanta novedad.

De manera que estoy segura de que, por pura ignorancia, por desconocimiento, dejamos perder libros importantes. En cambio, compramos o por lo menos estamos perfectamente enterados de la existencia de otros deleznables o simplemente prescindibles. Algunos hasta firmados, que no escritos, por tal o cual famoso, una garantía para que ese producto bata récords de permanencia en las librerías y compita en la fecha de caducidad con las latas de sardinas en escabeche o con los melocotones en almíbar.

Poco antes de morir, a finales de los ochenta, Carlos Barral se refería a que los editores, en vez de andar con un libro en la mano, como ocurría cuando él empezó, llevaban consigo a todas partes una calculadora. El cambio no deja de ser sintomático de la evolución de una industria que, con excepciones, muy a menudo olvida que trafica con bienes culturales, con materiales sensibles no sólo con mercancías de las que obtener un beneficio rápido.

Si la industria del automóvil es responsable de la seguridad de los coches, a los que dota cada vez de mejores mecanismos para proteger la vida de los usuarios, la actual industria editorial, siempre con excepciones, naturalmente, parece no haberse dado cuenta de que es también, en gran medida, responsable de la formación del gusto de la gente. Recordaba Harold Bloom no hace mucho que entre leer Harry Potter o leer Alicia en el país de las maravillas hay un abismo insondable que va, según sus palabras, de la basura a la inteligencia. ¿Exageraciones de un cascarrabias? Tal vez, aunque, dada la situación del mercado editorial, muy dignas de ser, por lo menos, objeto de debate. En mi curso de la Universidad Menéndez y Pelayo, por lo menos, lo fueron.

Carme Riera es catedrática de Literatura Española y escritora.
[La imagen es de Lotus Head.]

17 julio 2007

Mafiosos...

Otro editor que ha sufrido en sus carnes editoras estas prácticas ha sido Paris Álvarez Ruiz (La Factoría de Ideas), que recuerda como "sí nos hemos adelantado y hemos publicado libros que publican en grandes grupos editoriales, pero es muy difícil; no podemos hacer las ofertas que hacen ellos. Sí que hemos tenido autores a los que les han vetado publicar con nosotros a cambio de publicar con ellos, un ejemplo es la editorial Planeta. También algunos de estos grupos han comprado algún título por el que estábamos interesados sin intención de publicarlo, de esta manera impiden que sean publicados por nuestra editorial u otras y evitan competencia. Son prácticas habituales que desde el punto de vista empresarial son comprensibles pero desde el cultural no, porque ese título nunca llegará al mercado."

[Fragmento del especial sobre la Feria del Libro de El Cultural del 24 al 30 de mayo. ¿Quién sabe cuántas más joyas habrá escondidas en las arcas de las editoriales?]

[La imagen es de
Craig Jewell]

21 marzo 2007

Fabricando calesas

"Sin embargo, ciertos libreros, ciertos mediadores, ciertos formadores de opinión, han desistido de ejercer con nobleza su profesión y la usurpan. Esa decadencia no sólo es patética por radicar en el afán de lucro, en la ignorancia, sino también destructiva. Si fueran ellos los que perecieran, daría pena. Pero resulta odioso, porque en su descenso arrastran a muchos otros. O quienes trabajamos en el mundo editorial actuamos con insistencia para formar lectores perdurables, lo que supone no vivir obsesionado por la línea de resultados ni por la alta rotación ni por el éxito instantáneo, o este oficio pasará, si es que no pasó, a ocupar el mismo sitial que el de fabricante de calesas."

Lo dice Alejandro García, editor de Libros del Zorro Rojo, en el número 200 de la revista CLIJ.

Como solían rezar los exámenes de mi época en la universidad, "compare and contrast" con el manifiesto por la LIJ que se firmó a finales del año pasado (aquí una versión en castellano; aquí la versión en catalán, con un formulario para adherirse).

24 octubre 2006

K06 (II) - Editing Editors II

EDITING EDITORS II

(En la foto, de izquierda a derecha: Luis Miguel Solano, Albert Sánchez Piñol, Sebastià Alzamora, Enrique Murillo, Philip Gwyn Jones y Julián Viñuales)

Domingo 22, 11.30 h
Hall Proteo
Catalán, castellano e inglés, con traducción simultánea.
Moderador: Enrique Murillo, editor de la editorial Leqtor y director del máster de la Universidad Autónoma de Barcelona La edición: oficio, arte y negocio.
Participantes:
- Philip Gwyn Jones, director de la editorial Portobello Books.
- Sebastià Alzamora, escritor (La pell i la princesa) y editor de Moll.
- Albert Sánchez Piñol, escritor (La pell freda y Pandora al Congo).
- Luis Miguel Solano, director de la editorial Libros del Asteroide.
- Julián Viñuales, director de la editorial Globalrhythm Press.

Resumen de la mesa redonda (según el programa de Kosmopolis)
Segundo encuentro de editores organizado en el marco de Kosmopolis para tratar las nuevas estrategias de las editoriales independientes nacidas con el nuevo siglo. En un contexto de mayor diversidad en los hábitos de lectura y en la adquisición de conocimiento por el creciente impacto de las nuevas tecnologías, las editoriales independientes reflexionan sobre su decisivo rol en la configuración y difusión de un pensamiento crítico, más allá de criterios exclusivamente mercantilistas.

Aportaciones

Philip Gwyn Jones: lo que una pequeña editorial debe desarrollar/potenciar/conseguir es: estabilidad financiera, una identidad propia, el factor “suerte”, y fe y optimismo en sus productos. Nos encontramos ante un buen momento para conseguir estos cuatro factores gracias, entre otras cosas, a las nuevas tecnologías y a la tendencia – al menos en el Reino Unido – de los grandes grupos editoriales a publicar menos.

Sebastià Alzamora: la edición independiente surge de un doble proceso. Por una parte, la alarma ante la homogeneización que supone la concentración editorial, y por otra, la amenaza que esta homogeneización supone a la diversidad y la pluralidad en la edición. Desde su punto de vista, uno de los efectos positivos de este “surgimiento” de la edición independiente a nivel catalán ha sido la descentralización de la edición: la aparición de editoriales en la periferia del ámbito lingüístico catalán (Tarragona, Lleida, Girona, País Valencià e Illes Balears). No era sostenible que, con el reducido número de lectores de que dispone el libro en catalán, este mercado estuviera fragmentado por comunidades autónomas (comenta la dificultad, que ahora se está superando, de encontrar productos editados en la “periferia” fuera de esa misma zona geográfica).

Albert Sánchez Piñol aporta el “punto graciosillo” al debate. No entiende a qué se refiere uno cuando habla de editores independientes (¿en contraposición a “editores dependientes”?) y sospecha que son términos equivalentes a “gran editorial” vs. “pequeña editorial”. Dice estar descubriendo en este debate otra cara de los editores, que para él eran personas de las que solo conocía dos hechos: que siempre se estaban quejando, y que vivían mejor que él. Como autor, lo que pide a un editor es sobre todo que se ilusione por el libro que va a editar, porque lo que un libro necesita encontrar, antes que lectores, es amigos: debe encontrar un amigo en el editor, en el traductor, y en el librero. Y los buenos amigos son aquellos que dan más “la tabarra”, como la peor de las suegras. Porque cuanto más molestan, quiere decir que más les importa el texto con el que están trabajando. Para él, entender la maquinaria editorial será siempre imposible: él se dedica a las letras, y las editoriales a los números.

Luis Miguel Solano: una editorial independiente intenta conjugar dos factores: la viabilidad del proyecto y la calidad literaria, según el criterio del editor. Pero la ambición, tanto de la editorial independiente como de la gran editorial es la misma: llegar a tantos lectores como sea posible. La palabra “independiente” del binomio “editorial independiente” se refiere, según él, a independencia económica, ya que las editoriales independientes reducen al mínimo su estructura (no es lo mismo una editorial que debe dar de comer a 100 personas que una que debe dar de comer a 10; no es lo mismo una editorial que se gestiona desde un local en Paseo de Gracia que una que se gestiona desde el domicilio del editor) y, por lo tanto, sus necesidades: no necesitan facturar x millones de euros, ni conseguir x best-sellers al año, ni sacar x novedades al mes. Un gran editor quiere vender. Un pequeño editor quiere que se lean sus libros (y por eso están más cercanos a las bibliotecas que los grandes editores).

Enrique Murillo: algo importante en las editoriales independientes es que los editores tienen realmente tiempo para leer, algo que no pasa en las grandes editoriales. Una mayor estructura quiere decir más reuniones, que a su vez quiere decir menos tiempo para dedicar a la lectura. Cuenta la anécdota de que él sea, probablemente, la persona que más páginas leyó (unas 60) del manuscrito de La Sombra del Viento. Las editoriales son arte, negocio, entusiasmo, venta, pero tienen que ser sobre todo pasión por la lectura. Y las grandes organizaciones son máquinas muy bien engrasadas, pero donde esa pasión queda en un segundo plano.

Philip Gwyn Jones: el entusiasmo y el optimismo es lo que marca la diferencia entre un gran grupo editorial y una editorial independiente.

Luis Miguel Solano: lo que le ha llevado a ser editor es precisamente su frustración como lector. Encontraba que le resultaba muy difícil encontrar en el mercado libros que, para su criterio, merecieran la pena. Esos son los libros que él quiere editar desde Libros del Asteroide. Una norma escrita de esta editorial es no publicar nada con menos de diez años de antigüedad, precisamente por la frustración que sentía al leer novedades que le “vendían” como auténticas joyas y la imposibilidad de encontrar traducciones en el mercado de obras de ficción que han sido un gran éxito de crítica y ventas en los últimos 50 años.

Albert Sánchez Piñol explica que encuentra que el mercado editorial es irracional y aleatorio. Comenta un ejemplo: le dieron a leer un manuscrito para que diera su opinión. Él encontró que era un texto muy bien escrito, con una estructura muy correcta, y que lo recomendó, pero que no podía decir si iba a vender mucho o no. Se trataba de Tor, tretze cases i tres morts. ¿Quién iba a pensar que un libro que habla de un pueblucho del Pirineo donde hubo tres muertos a lo largo de tres años iba a resultar un éxito de ventas? Pues así ha sido. Para él, un editor es como una pequeña barca en medio del mar en plena tempestad: debe lidiar con innumerables factores que no se pueden controlar.

Sebastià Alzamora habla ahora como autor, y en concreto como autor de poesía: dice que es como tener la lepra, porque en cuanto le dice a un editor que está escribiendo poesía, el editor se aleja disimuladamente. Es un prejuicio como tantos otros que existen en el mundo de la edición. ¿Otro ejemplo? Que la literatura catalana no vende. Bien, a su derecha está Sánchez Piñol, que ha vendido unos pocos ejemplares de sus dos novelas.

Julián Viñuales quiere crear un poco de polémica (aunque no lo consigue) hablando de la excesiva idealización del editor independiente. Dice que al fin y al cabo la diferencia no es tan grande entre un editor independiente y un editor que trabaje para un gran grupo editorial. Lo que garantiza la independencia es la lealtad a uno mismo y a sus criterios e intereses literarios, sin que importe para qué empresa se realiza el trabajo. Más tarde Enrique Murillo le contestará, a colación de una pregunta del público que a nivel de personas no hay ni buenos ni malos, pero sí los hay a nivel de organizaciones. Las grandes editoriales son esclavas de la necesidad de facturar, como ya había comentado Luis Miguel Solano. Ahí reside la perversidad de las grandes editoriales, y menciona el caso de Lumen, que al ser adquirida se encontró con un gran grupo que les requería, para mantener un libro en catálogo, que este vendiera un mínimo de 500 ejemplares por año.

24 marzo 2006

Perspicacia de los guionistas

La ficción audiovisual tiene una idea peculiar del mundo de la letra, y eso quedó ya claro en Instinto básico, donde la protagonista –interpretada por Sharon Stone– es una escritora a la que en ningún momento de la película vemos ponerse ante el ordenador. Ella se dedica a atar señores a los barrotes de la cama y a tirárselos, y a pasarse las noches en la discoteca –raya va, raya viene– dándose el filete con sus amigas. Pero ¿escribir? Eso sí, cuando el guionista lo considera conveniente, Sharon Stone pone sobre la mesa un tocho de quinientas páginas: su próxima novela, escrita por arte de magia. Es interesante remarcar que el director de la película, Paul Verhoeven, es el mismo que años antes dirigió El cuarto hombre, otra película sobre un escritor, ésta basada en una novela de Gerard Reve que describe el cerebro de un narrador con acierto poco habitual.

Esta temporada, en la serie Ventdelplà de TV3, uno de los personajes, Nuri, pasa de cuidarse de una casa –la de la doctora– a editar libros. Como la editora que salía en la serie murió la temporada pasada a causa de un ictus, al encontrar ahora unas cartas que el escritor local escribió a Mercè Rodoreda y Pere Calders, deciden que hay que publicarlas. Al estar muerta la editora, se les ocurre que Nuri se encargue. Así: plisplás. De modo que Nuri deja las cazuelas, el Fairy Ultra y el Netol limpiacristales y, sin problema alguno, se pone a hacer de editora.

Tanto da que en toda la serie no la hayamos visto nunca leyendo un libro. Tanto da que salte a la vista que no tiene ni idea de tipografía ni de paginación ni de encuadernación ni de gramaje. Ella se pone a editar y santas pascuas. Como no es tonta del todo, en algún momento de lucidez intuye que quizá se ha metido en camisa de once varas y pide ayuda a Mònica, la hija del perverso Mont-ràs. Mònica le dice que no se preocupe, que de la edición filológica del libro se encargará ella –las notas a pie de página parecen importarle mucho– y que esté tranquila porque ha estudiado Filología en la universidad (no precisa cuánto) y que se pondrá a “buscar por internet”. Recordemos que se trata de correspondencia entre la gloria literaria local y Rodoreda y Calders. No se explica en ningún momento qué busca Mònica en internet que le sirva para editar unas cartas privadas. Todo ello deja bien claro qué idea tienen muchos del oficio de editor. A nadie se le ocurre que, puestos a buscar datos, lo más verosímil es que el editor filológico de unas cartas entre escritores decida ir a consultar libros a las bibliotecas. ¿Libros? ¿Bibliotecas? Víctima del síndrome del becario, lo que hace Mònica es “buscar por internet”.

¿Se equivocan los guionistas al dar esa imagen del mundo de la edición? No del todo. Kurt Wolff, el primer editor de Kafka, plantea en sus memorias unos puntos ineludibles para quien decide editar: entusiasmo por la literatura, buen gusto para diseñar el libro y poder leer al menos en cuatro idiomas vivos, para no perder comba de lo que pasa en el mundo. Nada de eso se da en la editora Nuri. Que la idea que nuestros conciudadanos tienen del oficio de editor sea la que muestra Ventdelplà indicaría que la ciudadanía tiene un desconocimiento total del mundo del libro si no fuese porque en algunos casos la razón les acompaña. Quizá no son las cazuelas y el Fairy Ultra lo que han abandonado para ocupar el sillón de editor, pero unas cuantas Nuris sí que conozco yo por ahí.


(Quim Monzó en La Vanguardia del pasado día 1 de febrero)