Antes de la sequía de libros de agosto, en julio nos llegó un último lote de novedades, que nos ha de durar hasta septiembre, cuando vuelvan a abrirnos el grifo. De entre todo lo que nos ha llegado, me quedo con lo que sigue:
- L'escriptura i el llibre en l'era digital (podeu llegir l'entrada de El Llibreter sobre aquest volum).
- Michel Houellebecq. H. P. Lovecraft: contra el mundo, contra la vida (y matar a dos pájaros - Houellebecq y Lovecraft - de los que todavía no he leído nada, de un tiro).
- Étienne Davodeau. La Mala gente (cómic).
- Juanjo Sáez. El Arte: conversaciones imaginarias con mi madre (cómic sui generis).
- Pere Gimferrer. Amor en vilo (aquí podéis leer una entrevista publicada en Babelia a raíz de la publicación de este poemario).
Y, por supuesto, no podía faltar algún infantil:
- Sentimento, de Carl Norac, con las siempre bellas ilustraciones de Rébecca Dautremer. (Hasta que su web entre en funcionamiento, y tras diez minutos de búsqueda infructuosa de alguna web decente donde podáis ver algunas ilustraciones suyas, os remito a la entrada sobre Princesas olvidadas o desconocidas).
- El segundo volumen de Kaput & Zösky (podéis ver una página en francés aquí), del siempre genial Lewis Trondheim.
- Los bebedores de tinta (el primer volumen de la serie "vampiros chupatintas", o "draculivres" en versión original), de Éric Sanvoisin, de la que os dejo una ilustración para que os hagáis una idea de la peligrosa actividad de estos personajes...
01 agosto 2006
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5 comentarios:
Me gusta la ilustración, me gusta la idea de esos "Draculibros".
Pero, sin embargo, se me viene a la mente algo peor, infinitamente peor: ¡Vampiratas! Mitad vampiros, mitad piratas, a alguien se le tuvo que ocurrir el juego de palabras en una borrachera de cuidado y una legión de lectorcillos incautos habrá sido contaminada por la ingesta de esta sandez.
Quizás nacida esta colección a la sombra de la nefasta Piratas del Caribe (cuya secuela atisbo en lontananza), es un ejemplo más de cómo desvirtuar la Historia, algo a lo que no terminaré nunca de acostumbrarme.
Ay de los piratas si supieran la romántica visión que vendemos de ellos...
"una legión de lectorcillos incautos habrá sido contaminada por la ingesta de esta sandez."
Bueno... así empecé yo, de alguna manera. No con los vampiratas pero sí con el club de los cinco, entre otras sandeces por el estilo. Quién sabe a dónde les llevará una lectura como esa. Quizá acaben descubriendo a Stevenson y Stoker (por separado) y algo bueno salga de ello. Hay que tener esperanza...
Ojalá se cumpla la esperanza que dices tener, Sfer. El problema, según lo entiendo, es que la cultura se ha mercantilizado. Los libros, en buena parte, son ya un negocio más, no un vehículo pensado para deleitar, denunciar, inquietar, espabilar y demás verbos que rimen con amar, beber y vivir.
No leí a El club de los cinco, pero sí a Pakto Secreto (los cinco, pero en Alemania). Y la colección de Barco de Vapor. Y a Gloria Fuertes. Era una literatura que buscaba despertar al lector, hacerle fiel a una causa. De ahí a las aventuras de Verne, Stevenson, Salgari o Dumas hay un paso. Y otro paso más para engancharnos a la droga de los libros.
Pero no sé si darán ese paso los niños que se detienen en unas lecturas de usar y tirar, destinada a las ventas estratosféricas y a la adquisición de los derechos para una futura película o un videojuego.
Lo dicho, ojalá se cumpla tu esperanza.
Me extraña que no se hiciera en su día (o que no hayan recuperado hoy) según qué series de literatura infantil y juvenil para realizar películas. Estoy segura que una película sobre "Los cinco" movería masas, del mismo modo que mueven masas las series de mi infancia editadas en DVD (ya sabes: Pipi, La abeja Maya...).
Ayer precisamente dejaba un comentario en la reseña de Solodelibros de "Como una novela", de Daniel Pennac: conseguir que los chavales den el paso de una de esas series a un tipo de literatura de más calidad es casi trabajo de alquimista. Pero ya es una buena señal que se enganchen a algo que les requiera leer, no crees? Con lo fácil que es darle al "ON" de la gameboy...
Efectivamente, es buena señal que los niños se atrevan a abrir esos objetos amenazantes llamados "libros". Todo un mérito si se compite con videojuegos, ordenadores y televisión, santísima trinidad de los tiempos modernos.
Pero volvemos a lo de siempre: hay que evitar que se estanquen, que se queden ahí. Que no entren en las encuestas como aquéllos que aseguran (sin sonrojarse) leer sólo un libro al año, que para colmo suele ser literatura basura.
He ahí el objetivo, ¿o no? Suerte, entonces, en tu labor de bibliotecaria.
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