No te arrepientas de tu vida, pequeña. Pasará muy pronto.
Mejor pensar en mi vida así: parte milagro, parte locura. Mejor aceptar que no puedo controlar nada de lo que realmente importa. Mi vida es una estela de naufragios y de partidas a toda vela. No hay llegadas ni destinos. Sólo bancos de arena y naufragio. Luego, otro barco, otra marea.
No acepto que la vida tenga una forma ordinaria, ni que la vida tenga nada de ordinaria. La hacemos ordinaria, pero no lo es.
Estamos aquí, allí, aquí no, allí no, nos arremolinamos como motas de polvo, reclamamos para nosotros los derechos del universo. Somos importantes, somos nada, quedamos atrapados en vidas que son obra nuestra y que nunca quisimos. Escapamos, lo intentamos de nuevo, nos preguntamos por qué el pasado viene con nosotros, nos preguntamos cómo hablar del pasado.
18 julio 2006
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