07 agosto 2006

Tesoros

Mama, el arte es un tesoro que nos han robado. Solo los "intelectuales" pueden disfrutar del TESORO, LA ÉLITE de la CULTURA. Han encerrado el arte en un cofre de conocimientos, para abrir la cerradura es necesario haber leído mucho. Pero cualquier persona mínimamente sensible puede romper la cerradura y encontrar el tesoro, e incluso desarrollando tu creatividad puedes hacer tu propio TESORO. A los intelectuales esto les molesta mucho y no quieren permitir que suceda. A ellos les ha costado mucho, han tenido que cultivarse mucho para llegar a ser "los guardianes" y no toleran a los "listos" que se saltan sus reglas, entonces no paran de intentar hacernos sentir mal, recordándonos nuestra incultura y nuestra incapacidad para almacenar datos. El que no siente no vive, acumular y analizar datos no es vivir. Al fin y al cabo la vida es un cúmulo de sensaciones. Mama, mis conocimientos dejan mucho que desear, pero lo que siento cuando veo una obra de CHILLIDA, o un móvil de CALDER, es superior a todos los conocimientos que pueda tener. Y eso no me lo puede discutir NADIE.

(Juanjo Sáez, en El Arte: Conversaciones imaginarias con mi madre)

10 comentarios:

pieldivina dijo...

No es la primera vez que leo u oigo que a los “intelectuales” (nunca sé exactamente a que tipo de persona se refiere esta palabra) les molesta que la gente con pocos conocimientos de teoría artística disfrute o comente una obra de arte. Me gusta leer obras de teoría artística (sobre todo literaria) escritas por esos “guardianes” y todavía no he encontrado un párrafo, ni siquiera una frase, que menosprecie al admirador del arte por el simple hecho de desconocer su historia o sus fundamentos teóricos, sino todo lo contrario: muchos de ellos escriben joyas de la divulgación de su especialidad para que sea accesible a los interesados sin conocimientos previos del tema. Pondré tres ejemplos que me vienen ahora a la memoria, pero hay muchos más:

• JOSÉ CARLOS MAINER, La escritura desatada
• ERICH AUEBARCH, Mimesis
• E.H. GOMBRICH, La historia del arte

Creo que se cae en el error de pensar que los especialistas en una rama artística son prepotentes porque no se los conoce, y solamente oyen o leen a personajillos que se dedican a escribir en diarios o hablar en programas pseudo-artísticos, quienes sí se autodefinen como “intelectales” a pesar de que su única virtud estribe en que saben combinar sus pocos y superficiales conocimientos y expresar esa amalgama con un lenguaje grandilocuente.

Laura Diaz dijo...

Los verdaderos intelectuales (y no los "pseudo", que, a mi entender,son a los que hace referencia Pieldivina al final de su comentario) se encuentran, efectivamente, muy alejados de la vida real, muchas veces despreciando a los demás mortales, considerándolos no aptos para valorar el arte (cualquiera sea su expresión), dándonos cátedra de la forma como debemos "ver" tal o cual obra.
Personalmente, esa gente me cae tan mal como los pseudo. El arte debe poder disfrutarse, y no se necesita otra cosa que sensibilidad para lograrlo.

Cada vez que visito museos y observo a los niños dando vueltas alrededor de obras de arte, comentando ésto o aquello, preguntando a padres o maestros sobre colores, formas y movimientos, me siento realmente feliz que el arte se encuentre al alcance de la sensibilidad de quién quiera acercarse. Y recuerdo mi niñez recorriendo el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, maravillándome con las obras de Calder, de Rodin o de los surrrealistas, que llegaban en exposiciones temporales. Dudo que mis maestras supiesen mucho de arte, pero nos abrían los ojos a un mundo que, de otra manera, muchos jamás hubiesen accedido. Cuando fui mayor y pude visitar museos del ancho mundo, siempre tuve presente (y casi intacta, por suerte) aquella sensibilidad inocente e inculta de mi niñez, que, de la mano de mis maestros de la escuela primaria, pude desarrollar, a quiénes siempre he agradecido.

Saludos!

Danae dijo...

Pieldivina, estoy de acuerdo contigo, y además, "Mimesis", que es la única que he leído de las obras que citas, me parece magnífica. El capítulo dedicado a "Al faro", de Virginia Woolf, me dejó en un estado semicatatónico. Es una maravilla.

Y en cuanto al señor este, a Juanjo Sáez, voy a tomar la sana decisión de no opinar sobre él. Sólo diré que me gustaría saber desde dónde habla exactamente, y para quién, y con qué finalidad. Tal vez si lo único que me hubiera llegado de él fuera este párrafo que nos ha dejado Sfer, no me preocuparía. Pero lamentablemente, he cometido la imprudencia de verlo en movimiento en sendas entrevistas de televisión, he leído varias en la prensa y, lo peor, por mi afición a los cómics me he cruzado con su trayectoria demasiadas veces como para tener la más mínima consideración hacia sus argumentos.

Y no voy a opinar (risas).

Un saludo.

Danae dijo...

Y qué bien nos va esto de que el arte sea tan subjetivo, al final hasta él puede pasar por artista. Sí, señor. La suya es una "visión ácida que no deja títere con cabeza" y es un maestro del "humor punzante y directo". Claro que sí. ¡Hurra! ¡Hurra! ¡Fiesta!

Me voy a tomar un valium.

César dijo...

Vaya, Sfer, veo que estás leyendo "Sopa de miso". A mi me fascinó ese sacar a la luz las diferencias, a veces abrumadoras, entre la sociedad japonesa y la occidental. Como es tan corta, supongo que ya la habrás leído; ¿qué te ha parecido?

pieldivina dijo...

No puedo estar de acuerdo contigo, Laura Diaz. ¿Acaso, charlar con un amigo sobre una película o una novela no puede ofrecerte una nueva visión sobre ellas? Yo considero a algunos teóricos del arte (ya sé que llamarlos así no los hace más simpáticos, pero no se me ocurre otra denominación) como personas que aportan una posible mirada a la obra artística, alternativa, quizá, a la propia. Y considero que eso es enriquecedor.

Pondré un ejemplo: el período del Romanticismo me fascina porque es el pistoletazo de salida definitivo de la cultura contemporánea. De ese período he visto algún cuadro, he leído novelas, poesía, me he interesado por la filosofía (aunque he de reconocer que esta última, me resulta muy difícil de comprender por la complejidad de los textos). Por supuesto, que he disfrutado acercándome directamente a los artistas, sin intermediarios; pero la lectura de algunos “guardianes” me ha ayudado a enriquecer mi conocimiento sobre esa época y a abrir un abanico de interpretaciones distintas a las que yo había extraído por mí misma. No solo no veo nada malo en ello, sino que lo considero muy positivo. Solamente debemos tener sentido común para no tomar a esos autores como “guardianes” autoritarios, sino como amigos que aportan sus puntos de vista que, como en mi caso, tienen como base fundamentos más sólidos que los míos puesto que dedican su vida al estudio de la historia cultural, mientras que para mí no puede pasar de un entretenimiento en mis horas de ocio. Podemos estar de acuerdo o no con sus propuestas o teorías, pero cuando son expuestas por estudiosos respetuosos y amantes del arte, son dignas de tener en cuenta.

Ya que he mencionado mi gusto por el Romanticismo, pondré dos ejemplos de libros que me han ayudado a comprender el espíritu de la época. Ambos son de Rafael Argullol:

• El héroe y el único
• La atracción del abismo

Un saludo

sfer dijo...

Me parece que pieldivina y Laura Díaz, a pesar de discrepar abiertamente, están más cerca de lo que creen. De lo que me quedo de la cita de Juanjo, es lo siguiente: "mis conocimientos dejan mucho que desear, pero lo que siento cuando veo una obra de CHILLIDA, o un móvil de CALDER, es superior a todos los conocimientos que pueda tener. Y eso no me lo puede discutir NADIE." Y creo que ambas estarían de acuerdo con eso.

Con respecto a los críticos, sean estos auténticos o pseudos, debería venir aquí el señor Sáez a decirnos a quién se refiere y a ponernos ejemplos de su experiencia. Lo único que sé, como el señor Sáez quizá, es que hay gente que no se atreve con según qué libros porque se los han vendido como "alta literatura", como algo que alguien como ellos, sin estudios, jamás podrán entender. ¿Es eso falso? Por supuesto, creo que eso es lo que intenta desmentir Sáez con "El Arte". Y me encanta el humor y la sencillez con lo que lo consigue.

En cuanto a las opiniones de Danae sobre este señor... dudo que pueda caer más bajo tras el episodio U2, así que no está de más que diga que le tengo cierta simpatía. Su álbum infantil "Dentro del sombrero" es hilarante. Me encanta. Y comparto sus sentimientos por Jordi Labanda, todo hay que decirlo...

Antes de que me olvide, gracias por las recomendaciones lectoras; me las apunto para cuando se me haya pasado este atracón de novelas que me estoy pegando últimamente y siente un poco cabeza.

Oh, y gracias en general por los comentarios... Es lo mejor de todo este tinglado :-)

sfer dijo...

Punto y aparte.
Señor Mallorquí! Dichosos los ojos que le leen! De aquí me voy enseguida a leer la nueva entrada de su Fraternidad de Babel. Le hemos echado de menos :-)

Terminé "Sopa de miso" el domingo, pero ayer se me pasó cambiar la imagen de la lectura actual (cosa que haré a continuación). El libro me pareció decepcionante al principio y al final por la misma razón pero con resultados diferentes, y ya lo dices en tu comentario. ¡Es demasiado corta! Y eso, al principio, hace que la trama se me atragante un poco y los personajes me resulten poco creíbles. Llegas al clímax y la segunda mitad de la novela... ¡¡sabe a poco!! Lo que más me ha gustado ha sido (y no sé cómo decirlo para que no suene como suena) el análisis psicológico del miedo y de todo lo que conlleva (la relación con el objeto del miedo, las reacciones durante y después...). Y, definitivamente, sí que ofrece un "curioso" análisis de las diferencias entre la sociedad japonesa y la occidental, al menos en cuanto a prácticas sexuales (digo yo, como si supiera mucho del tema). Pero creo que es una visión muy sesgada y parcial. Mientras quien lo lea se dé cuenta de ello... :-)

Danae dijo...

No sé si es necesario, me parece incluso un poco pretencioso por mi parte, pero tras leer tu comentario quiero dejar claro que mis opiniones no tienen nada, pero nada que ver con la valoración personal que tengo de la autora de este blog.

P.S. Pero que conste que creo que Sáez y su odiado Labanda no son más que las dos caras de una misma moneda. Y me callo ya. Lo prometo.

sfer dijo...

Ni pretencioso, y quizás tampoco necesario, pero ahí queda la aclaración.

Y por dios, no te calles! ¿Dos caras de la misma moneda? Lo he estado pensando desde que lo leí ayer, y... bueno, quizá tengas razón, pero decir eso es lo mismo que decir que el negro y el blanco son dos caras de la misma moneda, o que lo son Dan Brown y James Joyce (por escoger dos al azar). Sí, claro, Sáez y Labanda juegan al mismo deporte, incluso en la misma liga (ambos ilustradores, ambos figurativos, ambos han hecho trabajos comerciales...), pero dudo que tengan mucho más en común aparte de eso.