Sardina, de Halfdan Rasmussen
Soñé con salir una vez. Yacía abajo en el fondo
aplastada por cinco hermanas descabezadas
que cada día me aseguraban que para un pececillo
una lata era más segura que el Atlántico.
Pensé en muchas cosas raras. Les contaba
cuentos y fábulas a las otras.
Cantaba al mar y al gran banco
de peces de la vía láctea bajo el cielo.
Traté de despertarlas. Pero todas
dormían profundamente en espeso aceite
y estaban muy contentas con su situación
y con el orden total y mundial de la hojalata.
Soñé que San Sebastián iba a venir
saliendo de la bruma matinal del Atlántico
para liberar a todas las sardinitas del mundo
con su gran abrelatas dorado.
Anhelaba las aguas profundas. Me presionaron
hasta convertirme en una modosa sardina conformista
cuya espina dorsal fue pareciéndose a la de las otras,
suave y lacia como un aborto de lombriz.
Ya no soñaré jamás con el mar. Serenamente
he aceptado esta iglesia de hojalata
donde puedo descansar tranquila entre hermanas
mientras esperamos los últimos óleos.
Med solen i ryggen, 1963.
[En Poesía Nórdica. Antología preparada por Francisco J. Uriz. Madrid: Ediciones de la Torre, 1999. La imagen es de Stroinski.]Soñé con salir una vez. Yacía abajo en el fondo
aplastada por cinco hermanas descabezadas
que cada día me aseguraban que para un pececillo
una lata era más segura que el Atlántico.
Pensé en muchas cosas raras. Les contaba
cuentos y fábulas a las otras.
Cantaba al mar y al gran banco
de peces de la vía láctea bajo el cielo.
Traté de despertarlas. Pero todas
dormían profundamente en espeso aceite
y estaban muy contentas con su situación
y con el orden total y mundial de la hojalata.
Soñé que San Sebastián iba a venir
saliendo de la bruma matinal del Atlántico
para liberar a todas las sardinitas del mundo
con su gran abrelatas dorado.
Anhelaba las aguas profundas. Me presionaron
hasta convertirme en una modosa sardina conformista
cuya espina dorsal fue pareciéndose a la de las otras,
suave y lacia como un aborto de lombriz.
Ya no soñaré jamás con el mar. Serenamente
he aceptado esta iglesia de hojalata
donde puedo descansar tranquila entre hermanas
mientras esperamos los últimos óleos.
Med solen i ryggen, 1963.
Los daneses tienen un tremendo sentido del humor. Sé que si hay alguno que entiende español y lee esta entrada no se sentirá ofendido, sino que se limitará a esbozar una media sonrisa... :-)
4 comentarios:
Olá Leo,
Este verão li no El País um artigo sobre ti e fiquei encantado, mal cheguei de férias fui espreitar o teu blog e o encanto perdura.
Um Beijo, embora ache que mereças mais, mas para primeira vez, creio que não devo abusar.
Pedro
Que cachondos los daneses.
:)
La Srta. Sfer se nos hace cosmopolita.
Hola Pedro. Tengo la sensación de que me confundes con otra persona, pero... ¡qué importa! Bienvenido ^^
Si le ha gustado el poema, ese, no se pierda los de David Jou. A veces pienso que él podría bien ser el autor de "Sardina"...
Alicia, siempre lo fui, de cosmopolita. Tarde o temprano se me tenía que notar.
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