- Se puede ser escritor sin escribir, pero no se puede ser decorador sin decorar. De hecho, el escritor más puro es el que no escribe.
No supo explicar por qué el escritor más puro era el que no escribía, pero intuyó que era así. Seguramente la historia estaba llena de grandes escritores cuya reputación reposaba en gran medida en el hecho de no haber escrito, o de haber dejado de hacerlo. Pero no imaginó la existencia de grandes decoradores que no hubieran decorado.
[Fragmento de Laura y Julio, de Juan José Millás.]