"¡Es él"
Es lo que dije cuando Lewis Trondheim se puso a dedicarnos nuestros cómics. Lo hacía con tanta soltura que no podía ser un estafador. Sólo podía ser él...
Yo llevaba para que me firmara Mis circunstancias. Quizá fue el primer cómic autobiográfico que leía y me encantó. Después han venido muchos más (la serie "Las pequeñeces de Lewis Trondheim", del que en este salón me he comprado la tercera entrega; y también la serie "Las increíbles aventuras sin Lapinot", del que también hay tres entregas editadas).
Enhac en cambio llevaba un Lapinot, y cuando Trondheim le preguntó "¿Qué quieres que te dibuje?", Enhac le dijo que quería a Lapinot jugando a la Nintendo DS, y... sus deseos son órdenes! También he disfrutado mucho con la serie de Lapinot, pero tengo pendiente el mastodóntico (500 páginas para un cómic no está nada mal) Lapinot y las zanahorias de la Patagonia. Fue el primer Lapinot que dibujó, pero ha sido el último en aparecer en nuestro país.
Venían otros autores a firmar al Saló del Còmic de este año a los que quería pedir una dedicatoria (Sonia Pulido, Jeff Smith, Gustavo Roldán...), pero Lewis Trondheim era EL autor del salón de este año. Podrían haber faltado todos los demás, pero si hubiera faltado él...
¿Está claro, no? Me encanta Trondheim. No haber hablado de él por aquí hasta ahora (excepto para incluirlo en mi decálogo) es imperdonable. Je lui demande pardon, monsieur Trondheim...
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