A veces pienso que somos los únicos que sacamos algo realmente de la literatura [...]. A todos los demás, los libros les dan sólo trabajo. Tienen que escribirlos. Corregirlos. Editarlos. Imprimirlos. Venderlos. Malvenderlos. Estudiarlos. Criticarlos. Trabajo, trabajo, trabajo... En cambio nosotros sólo tenemos que leerlos. Absorberlos. Disfrutarlos. Tragarnos un libro... lo podemos hacer realmente. E incluso nos llena. No me cambiaría por ningún escritor.
[De La ciudad de los libros soñadores, de Walter Moers. Las ilustraciones que salpican la novela - de las cuales aquí tienen solo una muestra - también son suyas.]
(No he podido esperarme a la semana que viene, cuando lo habré terminado y les dejaré aquí más detalles. Si no pueden esperar, pásense por aquí.)
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