===
¿Os he hablado de Lisa, la que me enseñó a leer? De clase alta era, pero noble de corazón. Yo tenía dieciséis años; me pegaban; mi padre me pegaba para que no fuera con ella. Estaba prohibido, ella era tolstoiana. Por la noche, ante perros que aullaban, perros feroces, hijo mío, entre las nieves del invierno y por la carretera, iba yo en su coche como una señora, hacia los libros. Para ella, la vida era sagrada, el conocimiento era sagrado y ella me enseñó a leer.
===
Ambos fragmentos son del cuento Dime una adivinanza, de Tillie Olsen. La frase del título de esta entrada también es suya. Tillie murió el pasado 31 de diciembre (o el 1 de enero, según la fuente), a los 94 años. Yo me enteré ayer... de casualidad.
Sólo no leerla significaría dejarla morir del todo.
Coge el libro, lee, lee...
1 comentario:
Marcharse, desaparecer... partir. Ausencia, no, no me asusta la ausencia... me asusta el olvido.
Vagamundos
Publicar un comentario