"Era un día cualquiera del verano de 1976. Yo era un chaval de quince años, y mi mejor amigo, Dickie Heath, y yo acabábamos de robar un coche del aparcamiento de una tienda, y como no teníamos naa que hacer entramos en una casa de la calle de la colina del zorro. Mientras Dickie registraba arriba en busca de objetos de valor, yo entré en el salón, y cuando me metí una pluma chapada en oro y una pitillera de plata en el bolsillo, encontré el libro que cambió completa e irrevocablemente mi vida. Así que, esta mañana, Chris de la mañana va a emitir los informes del tráfico y del tiempo, las noticias locales, y va a disfrutar de las obras completas de Walt Whitman."
[Chris Stevens, en el episodio “Conocimiento, experiencia e inteligencia nativa”, de Doctor en Alaska.]
[Chris Stevens, en el episodio “Conocimiento, experiencia e inteligencia nativa”, de Doctor en Alaska.]
9 comentarios:
No sé si cambió mi vida, pero sí mi manera de ver el humor, de leerlo y, sobre todo, escribirlo: es La aventura del tocador de señoras, del supremo Eduardo Mendoza.
(Y, cómo no, El guardián entre el centeno, del genial ermitaño llamado Salinger; obra de culto para cualquier adolescente medianamente alfabetizado).
Está claro que las novelas de aventuras ganan: Verne, Stevenson ...
En mi caso, permítanme un rubor nostálgico, creo que fue "Mujercitas" y "20.000 leguas de viaje submarino"
La literatura cambia nuestra percepción del mundo. Y cito:
"En la primavera del año 1924, el joven físico aleman Werner Heisenberg salió a dar una caminata con el gran Niels Bohr en Dinamarca, patria de Bohr. Lo que sigue es el relato que hizo Heisenberg de lo que dijo Bohr cuando llegaron al castillo de Kronberg:
¿No es extraño cómo cambia este castillo no bien uno se imagina que Hamlet vivió aquí? Como científicos, creemos que un castillo está hecho sólo de piedras y admiramos la manera en que las dispuso el arquitecto. La piedra, el techo verde con su pátina, las tallas de madera de la iglesia, constituyen todo el castillo. Nada de esto debería cambiar por el hecho de que Hamlet haya vivido aquí y, sin embargo, cambia completamente. De pronto las paredes y las murallas hablan un lenguaje diferente. El patio se convierte en todo un mundo, un oscuro rincón nos recuerda la oscuridad del alma humana, oímos el “ser o no ser” de Hamlet. Empero, todo lo que sabemos de Hamlet es que su nombre aparece en una crónica del siglo XIII. Nadie puede probar que realmente vivió aquí. Pero todo el mundo conoce las preguntas que Shakespeare le hizo formular, las profundidades humanas que le hizo revelar".
En Realidad mental y mundos posibles, de Jerome Bruner
Curioso, a mí me cambió la vida Doctor en Alaska. Me expuso al Norte. Dejé los excesos nocturnos de fin de semana para poder ver la serie.
Es sabido que soy una apasionada de los libros. Pero decir que un libro tiene la facultad de cambiar la vida, me parece un poco excesivo. Al decir 'me cambio la vida', yo me imagino un cambio brusco y total. Dejar todo lo que hacías y empezar de nuevo. Y la verdad, no creo que eso lo consiga un libro.
edgar, me encanta como esa cita explica el apego que podemos sentir por ciertos lugares "literarios". Me la apunto.
kaplan, crucemos los dedos para que sigan editándola en DVD...
solodelibros, en cierto modo estoy de acuerdo contigo: en mi experiencia personal, sería incapaz de escojer un libro del que pueda decir que me haya cambiado la vida... pero deberíamos aceptar que quizá hay personas a las que sí que les ha sucedido, no crees?
Estoy de acuerdo con Edgar. He visitado algunas ciudades solo por respirar el aire que olisqueé en algunos libros. Es el caso de Lisboa, pongo por caso (y no por el ansia de devorar pastelillos de Belem), o de Londres, dónde visité barrios sencillamente porque salían en algunas novelas.
Para solodelibros: no digo que un libro cambie la vida, pero sí que la literatura cambia nuestra percepción de la realidad y la enriquece.
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