"¿Todavía lo llaman enamoramiento? ¿Esa hacha mágica que corta el mundo de un solo golpe, dejando solo a la pareja, ahí, en pie, temblorosa? Lo llamen como lo llamen, salta por encima de todo, ocupa el asiento más amplio, toma la tajada más grande, establece las reglas dondequiera que se desplaza de una mansión a una marisma, y su belleza estriba en su egoísmo."
"Entonces fue a casa: un lugar familiar cuando te habías marchado, pero que fue cambiando durante tu ausencia. La cremosa pintura al óleo que tenías en la mente se ha convertido en pintura de paredes. Los vecinos vibrantes y mágicos son ahora neblinosos contornos de sí mismos. La casa, sólidamente asentada en tus sueños y pesadillas, estaba hecha una ruina, no relucía sino que tenía un poble aspecto, y sin embargo era incluso más deseable porque lo que le había ocurrido a ellas también te había ocurrido a ti. La casa no se había encogido, al contrario que tú. Las ventanas no estaban torcidas, como lo estabas tú. Lo cual significaba que era más tuya que nunca."
"Siempre estás pensando en la muerte, le dije. No, respondió ella. La muerte siempre está pensando en mí. Ella no tenía la menor idea de lo que era. Creía que era ir al cielo o al infierno. Jamás se le ocurrió pensar que tan solo podría ser más de lo mismo. Podrías hacer cualquier cosa que quisieras, pero, eso sí, lo estás haciendo todo tú sola."
(De Amor, de Toni Morrison)
PS: Esta semana hago un inciso en mi atracón de Toni Morrison. Después de Sula y Amor, y antes de Jazz, que ya está esperándome en la mesita de noche, me detengo en mis clubes de lectura. Para este jueves, ya estoy metida en las Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Zweig; para el jueves que viene, releeré El curioso incidente del perro a medianoche.
20 marzo 2006
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