17 febrero 2010

Más sobre ventanas y espejos

Sé que la lectura puede ensanchar nuestro conocimiento ético y científico sobre los seres humanos y el mundo, y puede asimismo comprometer a nuestra memoria y a nuestra conciencia. pero no siempre podemos razonarlo. Aunque si pudiera condensar esas experiencias en una única idea sería ésta: leer es una forma de evadirse de sí mismo, de liberarnos de nosotros mismos, de ir a pasear por ciencias y almas extrañas, como reclamaba Friedrich Nietzsche.

(Juan Mata es pro-ventanas).

- Otros buscan "el libro" - continúo, aunque empiezan a bostezar.
- ¿Es que solo hay un libro? - dice Winny con pereza.
- Si te asomas a un libro y te parece un espejo, ese es EL LIBRO. Te reflejas en él, habla de ti, aunque use otros nombres, otros lugares, otros tiempos, otras vidas. Entonces te ves desde fuera y te entiendes un poco. Te das cuenta de que dice lo que te pasa a ti con las palabras que tú andabas buscando hace mucho. Ése es TU LIBRO.

(Pablo Albo es pro-espejos).

***
¿Se acuerdan de la disyuntiva, verdad?
He encontrado más pistas en Palabras por la lectura, del que, les aviso, todavía me quedan más fragmentos por compartir.

2 comentarios:

Juan Mata dijo...

Gracias, Sfer, por tu recordatorio, por la cita y por juntarme con Pablo Albo en esta entrada. Las palabras que recoges expresan muy bien lo que pienso, pero me sentiría 'demediado', como el vizconde de Italo Calvino, si sólo me identificara con la opción de la lectura como salida de sí, como ventana al mundo. La metáfora del espejo no me disgusta, todo lo contrario, y hay textos que irremediablemente convierten la lectura en una forma de introspección. ¿Cabría entonces una tercera opción que fuese la 'espejentana'? Gracias, como siempre.

sfer dijo...

Muchos de los que comentaron en la entrada original optaban por esa tercera vía, algunos de manera bastante original, así que como no vamos a permitir su "espejentana", señor Mata... :-)