Hubo una temporada en la que las lecturas me llevaban una a otra, y todas tenían un enlace y un sentido, una relación entre ellas, ya fueran hermanas (del mismo padre o madre), o simples conocidas. Ahora casi he abandonado esa costumbre (y digo casi porque todavía hay libros que me llevan a otros: aun sin haber leído el siguiente sé que después de X viene Y... casi como un presentimiento).
La manera en que he despedido el 2005 y he dado la bienvenida al 2006, literariamente hablando, demuestran que he superado dicha práctica. El libro que cerró el 2005 fue Sin sangre, de Alessandro Baricco.
"Pero no sucedió nada, porque a la vida siempre le falta alguna cosa para ser perfecta."
El año nuevo, en cambio, lo he recibido con La guerra dels xiclets, de Jordi Folck, libro que inaugura mi paseo por la trayectoria literaria de uno de los candidatos al 10è Premi de Literatura Protagonista Jove (para más información, ver CCLIJ. Después seguirán 666 calaixos (leer crítica) y por último, el nominado El manuscrit de les bèsties (leer crítica). El 26 de febrero, el autor vendrá a la biblioteca para participar en la sesión del Club de Lectura Juvenil para la cual los chavales se habrán leído su libro. Es la primera visita literaria que "consigo" para la biblioteca, así que estoy bastante emocionada con el tema. Espero que todo salga bien: no ponerme excesivamente nerviosa, que vengan todos los chavales, que se hayan leído el libro, que no les entre la vergüenza de la muerte y no abran la boca ni siquiera para decir "mu", entre un largo etcétera de miedos existenciales...
En fin... que estos primeros días del año se presentan como un claro ejemplo de lo que va a ser la tónica de los meses que vendrán: una mezcla totalmente heterogénea de títulos y géneros para todas las edades y todos los gustos.
03 enero 2006
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