Quien entra en una narración, por la causa que sea, está aceptando considerar una experiencia ajena y lo hace como decisión personal; la asimilará, la discutirá o la sobrepasará, pero su actitud está dictada por la curiosidad, que es la antesala del conocimiento. La primera vez que un niño abre una novela y entra de verdad en ella, siente – y eso lo marca de manera decisiva – cómo lo empujan la curiosidad y el deseo; y si el libro le conquista, experimenta una condición de satisfacción, de felicidad e incluso de comprensión que le hace sentirse acogido dentro de él a la vez que descubre una vida distinta que penetra en su interior; pero, curiosamente, no es vida, sino ficción.
[Fragmento del ensayo de José María Guelbenzu titulado "Hubo una vez una novela" publicado en el Heraldo de Aragón el pasado 15 de marzo de 2007. Lo rescatamos porque ese mismo ensayo (que pueden leer íntegramente en el enlace anterior) ha ganado el VIII Premio Periodístico sobre Lectura convocado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.]
11 diciembre 2007
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3 comentarios:
Gracias por lessons de espanol. como se dice... interestando? no? Peace
Si, tenemos claro que la literatura no es realidad sino ficción, pero hay libros que te absorben de tal manera que realmete vives otras realidades, otros mundos mientras los lees, y eso es maravilloso. Que suerte encontrar aujn libros de estos!!!!
La ficción es un alimento para la vida. el artículo de J.M. Guelbenzu es muy certero. La ficción no es la vida y nos engañaríamos si lo pensáramos así pero esos fragmentos de realidad tamizada por la mirada del novelista son concentrados de experiencia y nos forman de una manera muy especial.
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