09 mayo 2015

Enemigos demasiado poderosos

A veces uno está tentado a pensar que el cerebro anulado y enfermo puede ser precisamente el que lee. Después de todo, no conozco cabezas que estén tranquilas, en paz, después de leer un buen libro. Hay algo en esa mente, llamado curiosidad, que causa una tribulación continua, que ni siquiera duerme entre libro y libro. La persona que hace vida en contacto diario con la literatura, acumula inquietudes, boquetes, noches rotas, preguntas desconocidas… Tarde o temprano acaba por no estar segura de nada, columpiándose en las dudas y abocada al ostracismo personal que la condena a trasladarse a un nuevo título, y así un día y otro. Este movimiento es perpetuo, y el lector queda siempre derrotado frente a él, porque los libros son, en cierto sentido, enemigos demasiado poderosos.

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¿Qué hay en una cabeza que no lee?, de Juan Tallón (de quien tengo muchas ganas de leer El váter de Onetti.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Benditos enemigos que nos hacen cuestionarlo todo siempre...

juan