05 octubre 2011

De necrofilias, misterios, llaves inglesas y tripas.


Mi atracción por los libros tiene mucho que ver con la necrofilia. En los libros nos hablan las gentes muertas. Además de escucharles como el resto de los vivos, el ilustrador tiene el privilegio de conversar con ellas (David Vela).

Ahora de adulto me siguen gustando los libros, pero, a veces, no tengo muy claro si me gustan por lo que cuentan o por lo que ocultan. Un libro puede ser muchas cosas pero si algo representa por encima de todo es el Misterio y el Misterio es sin duda la única cosa que nos acompaña en toda nuestra vida (Oscar Sanmartín).

Me siento mejor con un libro en la mano que con un muslo de pavo, por ejemplo. Y muchísimo mejor que con una llave inglesa. Alguien dijo que es absurdo poner puertas en el campo. Sin embargo si el campo tuviera puertas quizá sería más atractivo para mí. Me gustan las puertas. Un libro es como una puerta. La abres y, si la traspasas, puede sucederte cualquier cosa. Desde luego, experiencias más interesantes que las que te pueda proporcionar ningún muslo de pavo. Y de las llaves inglesas ya ni te digo (Carlos Ortín).

Puedo decir, sin dudar, que me gustan los libros, y de estos las tripas, donde todo se cuece. También me gusta el papel de los libros y del papel me gusta el silencio, de las letras, la sombra, de las ilustraciones, la luz, de las guardas, los posibles, del lomo, el animal, de las columnas, el bosque, de las calles, los arrabales, de los márgenes, el camino, y de los libros, las ventanas, y del libro, la cocina (Isidro Ferrer).

***

Si no fue un sueño, la semana pasada estuve en el séptimo cielo.
No les sorprenda que sea una librería, se llame Antígona, y esté en Zaragoza...

Los fragmentos son de la publicación Mira qué te cuento: ilustraciones de 30 artistas aragoneses que nos regaló Julia, la librera, al grupo de bibliotecari@s que pasamos allí el día de San Jerónimo, un patrón también muy librosférico... Quizá por eso el día no pudo haber sido más perfecto :-)

2 comentarios:

anxoboiro dijo...

Me encantaron los textos que nos trajiste.
Me llamó la atención que a Carlos Ortín no le resulte atractivo el campo por no tener puertas, yo creo que el campo tiene puertas yo por lo menos las veo, por ejemplo cuando cruzo un collado, cuando entro en una robleda, ...; la toponimía me da la razón cerca de donde vivo hay un lugar llamado "A Portela" (en gallego "a" es en castellano "la" y "porta" es "puerta", no soy experto en toponimía pero me imagino que tendrá relación) y cuando llegas a "A Portela" se te abre una de las puertas que tiene la Sierra del Barbanza "y si la traspasas, puede sucederte cualquier cosa".
Saludos

Un chat botté dijo...

una entrada perfecte i entranyable!