02 diciembre 2006

2º SLB (y IV) - Lectura-Escritura-Lectura


El acto, que tuvo lugar el sábado 25 por la tarde, se anunciaba como una “mesa redonda y presentación de tres nuevos talentos literarios del mundo anglosajón, que aparecen en el volumen 14 de la prestigiosa antología “New Writing”, publicada por la editorial Granta, [...] a partir de su relación con la lectura y del paso de lectores a escritores.” Moderado por Sam Abrams, con la presencia de Charles Fernyhough (The Auctioneer), Helon Habila (Waiting for an angel) y Jamie McKendrick (Ink Stone) [todos ellos en la foto, de izquierda a derecha]. Organizado por el propio Salón del Libro y por el British Council.

El escritor como lector. Los inicios de todo escritor en la lectura. ¿Cómo empezaron a leer estos escritores? ¿Cómo ha afectado el hecho de dedicarse a la escritura su forma de leer? Mmmmmm.... (sfer se frotaba las manos y se relamía solo de pensarlo). No siempre tiene una la oportunidad de oír hablar a los escritores sobre su afición por la lectura, ya que suelen centrarse en su afición por la escritura que, al fin y al cabo, es lo que les da de comer. La charla se centró alrededor de tres preguntas. Primero, cómo llegaron a la lectura, cuáles eran sus hábitos de lectura antes de convertirse en escritores; después, cómo afectó el hecho de dedicarse a la escritura su forma de leer; y por último, lo contrario, como afecta la lectura su forma de escribir.

Disfruté como una enana oyendo a Helon explicar como esperaba la llegada de la biblioteca móvil del British Council a su pueblo, que visitaba una vez al mes, y como se encerraba a leer sus “nuevas adquisiciones” (para él la lectura era una manera de escaparse de la realidad que le rodeaba) o a Charles expresar sus miedos a que lo que está leyendo durante el proceso de escritura de un libro se cuele entre sus propias palabras, frases y párrafos y no sea su propia voz, sino la del escritor leído, la que acabe plasmándose en el papel. Jamie, poeta, habló sobre la importancia para él de leer en voz alta para poder captar todo el poder de las palabras, el sonido y el ritmo y la cadencia de las frases, y todos estuvieron de acuerdo pero Charles, en cambio, también aprecia en determinados la intimidad que proporciona la lectura solitaria.

Todos echan de menos la lectura por el puro placer de leer. Para ellos leer se ha convertido en un aspecto fundamental de su trabajo: leer su propia obra, leer para publicar (críticas, reseñas), leer para investigar nuevas formas de narración. Dejar a un lado el “ojo crítico” les resulta imposible y todos lo echan de menos. Sin embargo, puestos en el aprieto de escoger entre dejar de leer o dejar de escribir, y para consuelo de los que nos dedicamos (casi) exclusivamente a la lectura, todos admitieron que antes que dejar de escribir, dejarían de leer...

4 comentarios:

Miguel Sanfeliu dijo...

Es curioso, lo normal es que se responda lo contrario, que uno nunca dejaría de leer.
Es cierto que cuando uno se dedica a escribir se acostumbra a leer procurando prestar mayor atención a la forma, a los recursos que emplea el autor, y esto impide en cierto modo que se sumerja en la historia. Cuando, pese a este interés, un libro consigue que me olvide de todo y me mete en la historia, me quedo desarmado y entusiasmado.
Me ha gustado mucho que cuentes este encuentro. Me ha parecido muy interesante.
Un saludo.

pies diminutos dijo...

Nunca había pensado en cóm afecta a los escritores el hecho de serlo y de ser además, lectores. Me ha parecido muy interesante este post.
Un saludo!

En el fotograma dijo...

Esa disyuntiva: si los ciegos pueden leer con el sistema braille
(qué duro para alguien que no es ciego de nacimiento debe ser y para los que tienen ceguera, en fin... qué duro)
uno sentimos que si no escribimos, es como si faltara el quid de la vida, y ello sin que se sueñe con un reconocimiento, sino que escribir es como vivir, o es vivir.

sfer dijo...

para mí, es leer como vivir... incluso sin el como :-)