29 febrero 2008
No hace falta viajar
Cuando estoy angustiada, me recluyo en el refugio. No hace falta viajar; me basta ir a las esferas de mi memoria literaria. Pues ¿qué distracción hay más noble, qué compañía más distraída, qué contemplación más deliciosa que la de la literatura?
[El último fragmento con el que intento, subliminalmente, empujarles a leer La elegancia del erizo, de Muriel Barbery, esta vez acompañado de una imagen de John Nyberg.]
No hace falta viajar, pero una servidora lo estará haciendo durante la próxima semana. Voy a visitar la cuna de Tintín, la capital europea, la ciudad del chocolate y la cerveza. Podría excusarme y decirles que voy a la feria del libro (a conseguir una firma de Amélie Nothomb, de Tahar Ben Jelloun o de François Schuiten), pero no sería cierto... Aun así, no faltará alguna anécdota librosférica que volveré para contarles. Además, tendrán el resultado de la encuesta de febrero, nuevas lecturas, bellas ilustraciones y, como siempre, pequeños placeres lectores.
Volvemos el 10 de marzo. ¡Sean buenos!
28 febrero 2008
Neuronas espejo
¿Y si la literatura no fuera si no una televisión que uno mira para activar sus neuronas espejo y para proporcionarse a bajo coste los escalofríos de la acción? ¿Y si, peor aún, la literatura fuera una televisión que nos muestra todo aquello en lo que fracasamos?
[Fragmento de La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Imagen de arkine.]
27 febrero 2008
26 febrero 2008
Jamás te traiciona
Una vez, cuando tenía siete u ocho años, mientras íbamos sentados en la penúltima fila del autobús de camino a la clínica o a una zapatería infantil, mi madre me dijo que es cierto que los libros pueden cambiar con los años igual que las personas cambian con el tiempo, pero que la diferencia está en que casi todas las personas al final te abandonan a tu suerte, cuando llega un día en que no obtienen de ti ningún provecho o ningún placer o ningún interés o al menos algún buen sentimiento, mientras que los libros jamás te abandonan. Tú los abandonas a ellos a veces, y a algunos incluso los abandonas durante muchos años, o para siempre. Pero ellos, los libros, aunque los hayas traicionado, jamás te dan la espalda: en completo silencio y con humildad te esperan en la estantería. Te esperan incluso decenas de años. No se quejan. Hasta que una noche, cuando de pronto necesitas uno, aunque sea a las tres de la madrugada, aunque sea un libro que has rechazado y casi has borrado de tu mente durante muchos años, no te decepciona, y baja de la estantería para estar contigo en ese duro momento. No echa cuentas, no inventa excusas, no se pregunta si le conviene, si te lo mereces y si aún tienes algo que ver con él. Sencillamente acude de inmediato cuando se lo pides. Jamás te traiciona.
[La casualidad ha querido que tan solo unos días después de haberles dejado este fragmento de Una historia de amor y oscuridad, de Amos Oz, vuelva a tropezarme con el mismo fragmento en otro lugar (el número 211 de la revista CLIJ), acompañado de estas líneas que hoy les dejo junto a la imagen de Joël Dietlé.]
Oz me llama. Voy a sumergirme en lo profundo del bosque...
22 febrero 2008
Novedades (febrero 2008)
Para cuando pueda hacer un hueco a los ensayos en mi calendario de lecturas, puedo escoger entre el Tiempos líquidos de Zygmunt Bauman o la Historia de la fealdad de Umberto Eco.
Dos maneras diferentes de acercarse a la historia, a través de los discursos (Palabras que cambiaron el mundo: 50 discursos que han hecho historia - entre los que me juego lo que sea a que están éste y éste) o de las memorias (Habíamos ganado la guerra, las memorias de juventud de la editora Esther Tusquets).
No pueden faltar algunos libros infantiles. El libro inclinado, de Peter Newell, un clásico recuperado recientemente por Thule; Les galetes del Saló de Te Continental, de Josep Maria Fonalleras, del que he tenido buenas referencias (premio Vaixell de Vapor); La tortuga gigante de Galápagos, el nuevo libro ilustrado por Dautremer; y, sin falta, Me como esa coma, de José Antonio Millán, una hilarante aproximación a la importancia de la puntuación con ilustraciones de Emilio Urberuaga.
Y por último, una novela que se encuentra entre mis favoritas de aquellos maravillosos años (ya saben, los universitarios): L’Ampla mar dels Sargassos, de Jean Rhys. También existe traducción al castellano, así que no tienen excusa.
¡Salgan, salgan a las bibliotecas del mundo y reclamen sus ejemplares!
21 febrero 2008
Ser libro
[Amos Oz en “Una historia de amor y oscuridad”. Vía “Amos Oz y el placer de escribir”, artículo de Rosa Navarro Durán en el número 70 de la revista Clarín. La imagen es de Daniel Wildman.]
20 febrero 2008
TDT vs. Tele x Internet
Hace poco, en unas jornadas en el Citilab sobre nuevas tecnologías, uno de los asistentes del público sugirió a un alto gerifalte de la Generalitat que en vez de tanta campaña proTDT se difundiera más la televisión por Internet. Y tiene sentido, porque en cuestión de un par de semanas, hemos conocido varias iniciativas en las que televisión, internet y libros se dan la mano como buenas amigas.
- Conocer al autor (versión española de Meet the author, que tiene canales para UK y USA).
- Cervantes TV.
- Titlepage.tv (en inglés, entrará en funcionamiento el 3 de marzo).
No olvidemos que, además, podemos visualizar también en línea programas como Página 2 o Qwerty. Pudiendo seleccionar los contenidos que nos interesan y visualizarlos online, ¿quién quiere otro cacharro en casa?
19 febrero 2008
Almas hambrientas
Por primera vez, toqué uno en mi vida. Había visto a los mayores de la clase mirar en ellos invisibles rastros, como si una misma fuerza los moviera a todos y, sumiéndose en el silencio, extraer del papel muerto algo que parecía vivo.
Aprendí a leer sin que nadie se enterara. Los demás niños seguían balbuciendo las letras cuando yo hacía tiempo que conocía ya la solidaridad que teje entre sí los signos escritos, sus combinaciones infinitas y los sonidos maravillosos que me habían marcado en ese mismo lugar, el primer día, cuando la maestra pronunciara mi nombre. Nadie lo supo. Leí como una posesa, a escondidas primero, luego, cuando me pareció haber superado el tiempo de aprendizaje normal, a la vista de todos pero cuidándome mucho de disimular el placer y el interés que la lectura me suscitaba.
La niña frágil se había convertido en un alma hambrienta.
[De La elegancia del erizo, de Muriel Barbery.]
[Imagen de Marco Michelini.]
15 febrero 2008
Olaf Hajek
14 febrero 2008
Itinerario (3 de 3)
De una serie de libros sobre niños.
El niño del pijama de rayas, En las nubes, Nunca me abandones.
En el futuro más inminente: La elegancia del erizo, De repente en lo profundo del bosque.
No les hará daño leer El niño del pijama de rayas. No les llevará mucho tiempo, y a pesar de su sencillez, y de que estamos acostumbrados a historias mucho más elaboradas y crudas sobre el horror del exterminio nazi, si no leen el final con un encogimiento en el estómago es que son ustedes más fríos que un témpano (o claro... simplemente que no se han dejado llevar lo suficiente, pero como una es de las que suele suspender todo juicio, coger de la mano al narrador y dejarse llevar...). En las nubes ha sido mi primer McEwan, así que no puedo comparar con el resto de su obra, pero no me esperaba este tipo de novela. Consiste en una serie de aventuras imaginadas por el narrador, Peter Fortune, un niño de diez años, que se ve transformado de una manera diferente en cada una de ellas. Lo mejor es que contiene dos párrafos sobre la infancia que considero geniales. El primero es, además, el principio del libro:
Cuando Peter Fortune tenía diez años, algunos adultos le decían a veces que era un niño “difícil”. Nunca comprendió lo que querían decir. Él no se consideraba en absoluto difícil. No estrellaba las botellas de leche contra el muro del jardín, ni se echaba salsa de tomate en la cabeza y fingía que sangraba, ni le golpeaba los tobillos a la abuela con la espada, aunque de vez en cuando se le ocurrieran esas ideas. A excepción de todas las verduras menos las patatas, el pescado, los huevos y el queso, comía de todo. No era más ruidoso, sucio o tonto que ninguna de las personas que conocía. Su nombre era fácil de pronunciar y deletrear. Su cara, pálida y pecosa, era bastante fácil de recordar. Iba a la escuela todos los días como los demás niños y nunca armó demasiado escándalo por eso. Con su hermana no era más insoportable de lo que ella lo era con él. Nunca la policía llamó a la puerta con intención de detenerlo. Nunca unos médicos vestidos de blanco quisieron llevárselo al manicomio. En opinión de Peter, él era de lo más fácil. ¿Qué tenía de difícil?
Y el segundo dice así:
Esos días de verano empezaban temprano y acababan tarde. A veces, mientras se acostaba, Peter intentaba recordar cómo había empezado el día. Los acontecimientos de la mañana parecían haber ocurrido semanas atrás. Había ocasiones en que estaba todavía luchando por recordar el principio del día cuando se dormía.
También contiene un párrafo describiendo ese cajón que todos tenemos en nuestras casas en el que supuestamente se guardan las cosas útiles pero acaba conteniendo todo aquello que por una u otra razón no nos atrevemos a tirar, pero éste no viene a cuento, así que tendrán que leer el libro si quieren dar con esas líneas...
Ahora mismo sigo enfrascada en libros sobre niños y jóvenes. Mientras espero que la persona que tiene en préstamo La elegancia del erizo tenga a bien devolverla a la biblioteca (lo debería haber hecho el pasado 1 de febrero), leo Nunca me abandones, que tenía pendiente desde que apareció, y ya me espera también mi primer Oz, De repente en lo profundo del bosque.
Luego, el camino seguirá por otros parajes librescos... Pero de eso ya hablaremos cuando llegue el momento.
13 febrero 2008
Itinerario (2 de 3)
Intermedio (05.01.2008 a 24.01.2008).
Del enlace de los libros sobre libros a los libros sobre niños.
La ladrona de libros.
Otro best-seller se coló en mi lista, en este caso por cuestiones puramente funcionales: me servía para enlazar los libros sobre libros a los libros sobre niños, novelas narradas desde el punto de vista de un niño o un adolescente o en los que estos tienen un papel fundamental en la trama, todo por culpa de esta lista. La ladrona de libros (Markus Zusak) está narrada por la muerte (no creo desvelar ningún secreto diciendo esto), pero la verdadera protagonista es Liesel, la ladrona del título. A diferencia de El cuento número trece, sólo puedo decir que cuando un título deja indifirente al lector, y más tratándose de un libro que quiere hablar sobre el nazismo, es que algo falla... Tiene personajes entrañables, pero algo tenía que no me dejaba involucrarme del todo... Quizá fuera lo fragmentado de la narración, aunque no estoy segura.
12 febrero 2008
Itinerario (1 de 3)
Una serie de libros sobre libros.
El caso Jane Eyre, El cuento número trece, Firmin, La casa de papel.
De El caso Jane Eyre ya les hablé aquí.
El cuento número trece fue una grata sorpresa: pocas veces cedo a las presiones de libros más vendidos (aunque viendo mis últimas lecturas nadie lo diría), pero valió la pena, aunque solo fuera por las reververaciones de la novela de Setterfield: a ratos era como volver a leer Grandes Esperanzas, otros como estar leyendo Jane Eyre, y todavía en otras ocasiones como si entre manos tuviera Cumbres Borrascosas.
Firmin fue un tanto decepcionante. Como bibliófila que me considero, tenía grandes expectativas respecto a la rata de librería, que no se vieron cumplidas. Sobre todo a la luz de la siuiente lectura, La casa de papel, lo cual demuestra que todo depende del dinero que la editorial quiera gastarse en publicitar un determinado libro, porque si Mondadori hubiera invertido en esta novelita de Carlos María Domínguez lo mismo que Seix Barral en la de Sam Savage, estoy segura de que hubiera tenido más éxito que la primera. Se lee de una sentada y, ésta sí, es una verdadera joya que recomiendo a quien adore los libros. No me resisto a dejarles un par de fragmentos:
A menudo es más difícil deshacerse de un libro que obtenerlo. Se adhieren con un pacto de necesidad y olvido, tal si fueran testigos de un momento en nuestras vidas al que no regresaremos. Pero mientras permanezcan ahí, creemos sumarlos.
El árbol ha sido escrito, y la piedra, y el viento en la rama, la nostalgia por esa rama y el amor al que prestó su sombra. Y no encuentro una dicha mayor que recorrer, en pocas horas diarias, un tiempo humano que de otro modo me sería ajeno. No alcanza una vida para recorrerlo. Le robo la mitad de una frase a Borges: una biblioteca es una puerta en el tiempo.
[Otra opinión - también negativa - sobre Firmin]
[El principio - también espectacular - de La casa de papel]
11 febrero 2008
¿Por qué...
- ...los libros de texto se llaman libros de texto?
- ...hay tan poca gente leyendo en las consultas de los médicos?
- ...nunca preguntan a los autores por los libros de los que están menos satisfechos?
- ...se parecerán tanto las palabras libro y libre?
- ...hay culturas que escriben de derecha a izquierda, otras de izquierda a derecha, y unas terceras de arriba a abajo? Y ¿alguna lo hizo alguna vez de abajo a arriba?
[La imagen es de Joana Croft.]
08 febrero 2008
07 febrero 2008
Grandezas y miserias
Me enteré de la existencia de esta joya hará una semana, y desde entonces me lo he encontrado en par de sitios más: el llibreter, a cargo del epílogo, da más datos sobre el volumen en una entrada de su blog, y el número de febrero de la revista Literata incluye un pequeño artículo donde además “adelanta algunos de los mejores errores a la hora de intentar acertar con un título, recogidos en el libro”. Por supuesto, también tienen más información en la web de la editorial Comanegra.
Sant Jordi se acerca, y mi lista de desideratas crece...
Más información:
- El llibreter.
- Literata.
- Comanegra.
PS: Veo en la web de Comanegra, que aceptan más anécdotas para próximas publicaciones. Creo que a partir de hoy mismo voy a empezar a tomar notas...
06 febrero 2008
Troballes (IV)
Hacía tiempo que no les mostraba mis nuevas adquisiciones (por las que debo agradecer a mi red de colaboradores, porque últimamente yo no tengo demasiada suerte), pero la semana pasada sucedió algo extraordinario: ¡el encuentro de un objeto que voy a poder devolver a su legítimo dueño! Quien trabaje en una biblioteca me dirá que no calificarían este hecho como extraordinario... Siempre hay despistados que se dejan la nómina, la factura de teléfono, la targeta rosa de los transportes metropolitanos o incluso la citación judicial dentro de un libro, y nosotros, bibliotecarios bienhechores, intentamos por todos los medios comunicar a la persona en cuestión que su preciado documento se encuentra a buen recaudo en la biblioteca hasta que tenga a bien pasar a recogerlo. Pero este caso es distinto. Se trata de una postal. Una postal enviada desde Ronda a una persona que vive en mi barrio, en una calle muy cercana... ¿Se me ven las intenciones?
No puedo dejar de pensar en ello. ¿Qué cara pondrá el sujeto en cuestión cuando se encuentre (por segunda vez) con la postal en el buzón? ¿Se acordará de que la había perdido? ¿Se arrepintió del despiste de haberla dejado dentro del libro que devolvió a la biblioteca? Quizá incluso volvió a la biblioteca a mirar si por casualidad nadie se hubiera molestado en sacar la postal del libro en el que la había olvidado, pero no la encontró. ¿Se dará cuenta, cuando abra el buzón, de lo extraordinario del hecho de que esa postal vuelva a su propietario? ¿Intentará desvelar el misterio? La tentación de darle una explicación que acabe con el desconcierto es muy grande, pero creo la vida sin misterios no tendría ningún aliciente...
No voy a mostrarles la postal en cuestión. Este verano pasado viví la casualidad del millón (Dinamarca es pequeño, pero... ¿tanto?) y no me extrañaría nada que volviera a ocurrir. Pero sí tengo otros mensajes secretos para ustedes. Anónimos en su mayoría, encontrados entre las páginas de los libros. A saber...
- Limpiar nevera con agua y bicarbonato.
- Alegre de Dalt 182.
- Quiero dos kilos de jamón.
- He llamado a La Vanguardia.
- Para que siempre me lleves cerca del corazón.
- Trinidad, 6 de Sep. 2007.
Quien sea capaz de resistirse al click, es que no es humano...
Sfer, difundiendo la costumbre de olvidar algo entre las páginas de los libros que sacamos en préstamo de la biblioteca...
05 febrero 2008
The meaning of life
“¿Hay razones para la esperanza? Las hay: al fin y al cabo, no todo puede ser catastrófico en un país donde una novela tan potente, ambiciosa y persuasiva como Vida y destino, de Vasili Grossman, lleva vendidos decenas de miles de ejemplares, y donde de uno de los libros más sabios, amenos y saludables que se conocen – los Ensayos, de Montaigne – se han hecho varias ediciones en muy poco tiempo.”
De haber sido yo quien se formulara esa pregunta, hubiera dicho...
“¿Hay razones para la esperanza? Las hay: al fin y al cabo, no todo puede ser catastrófico en un país donde cerca de 200 personas (y creo que me quedo corta) pagaron la entrada de tres euros para escuchar en el CCCB a uno de los más prominentes críticos literarios del Reino Unido, Terry Eagleton, hablar sobre el sentido de la vida.”
Irónico y divertido a pesar de la seriedad del tema, Eagleton demostró en vivo y en directo lo que lleva décadas demostrando a través de sus libros y ensayos: que lo erudito no tiene por qué ser inaccesible... y que un guiño al público bien puesto no invalida un argumento, sino que lo hace más cercano.
Empezó diciendo que en sus años de estudiante pasaba horas leyendo el registro de tesis doctorales de su universidad porque los títulos no tenían desperdicio, y que su favorito era “Some aspects of the vaginal system of the flea” ("Algunos aspectos del sistema vaginal de la pulga"); siguió alabando las maravillas de su libro “The meaning of life” (muy barato, aseguró; y más a partir de abril cuando se publicará en edición de bolsillo); y terminó dejándonos con la miel en los labios. Cito aproximadamente:
“Quizá el sentido de la vida consista en ver la vida como si de una banda de jazz se tratara. ¿Que qué quiero decir con eso? [Mirando el reloj...] vaya, lo siento mucho, pero me temo que he agotado el tiempo del que disponía para mi intervención esta noche. La respuesta está en el libro. Muchas gracias.”
02 febrero 2008
Encuestas (enero - febrero 2008)
- La Feria del libro de Frankfurt: 18 votos – 31%
- El festival internacional de cómic de Angouleme: 12 votos – 20%
- El festival literario Hay-on-Wye: 7 votos – 12%
Una grata sorpresa ver que hay más fans del libro infantil por aquí de los que esperaba (o eso, o los que han votado por Bologna han votado varias veces, tramposillos...)
La encuesta que les propongo para este mes de febrero tiene que ver con sus hábitos literarios. Está claro que lo que todos leemos más es narrativa, pero ¿qué es lo que leemos menos? Personalmente, el teatro es mi punto débil. ¿Y el suyo? Pueden responder en la columna de la derecha. ¡Tienen todo el mes para participar!
PS: En un tris he estado de preguntarles a cuál de nuestros presidentes de gobierno tras la muerte de Franco se imaginan escribiendo poesía, pero mejor no meternos en estos temas en periodo de campaña electoral...
01 febrero 2008
Austenmanía
Si tuviera un piso más grande, en vez de una taza podrían haberme regalado una hamaca. Haberlas haylas. Y para el próximo cumpleaños, quizá me regalen 700 pingüinos. (700, no 365).
¿Qué haría yo sin una Laie en mi ciudad?
PS solo apta para austenitas.