(Panadera ufana)
Espero con impaciencia los dibujos de amarilloindio porque sé que siempre me van a dejar pensando, ¡claro! ¿cómo no se me ocurrió a mí? ¿cómo no hice yo esos dibujos si los puede hacer un niño de 40º?
(Shichimi)
Hay una rata que tiembla. Pero yo creo que el que tiembla es él.
Sus dibujos me recuerdan a las bolsas de plástico que se enganchan en los matorrales de las medianeras; no sabes si es un gato que va a saltar a la carretera, propaganda de Carrefour o un hombre enfurecido que espera agazapado para lanzarte una piedra. Por eso me gusta, sea lo que sea nunca será inofensivo.
(Superchango)
Tot adolescent intens ha imaginat un mapa d’un món que només existia en el seu pensament. Alguns fins i tot l’han dibuixat, amb més o menys detall. Tinc la sensació que Amarillo Indio ha fet un zoom al google maps del seu planeta imaginari per apropar-nos els personatges que l’habiten.
L’escenari on prenen vida és tan tan personal que és universal. I hi ha rates. I un poeta la bufanda del qual sosté el seu ego i el manté levitant. I no hi ha coriandre, que sempre és d’agrair.
És un món tan fet a sí mateix que crec que per que estiga viu no fa falta ni el mateix Amarillo Indio. Sí, crec que Amarillo Indio no existeix, però el seu univers sí. Crec que els seus personatges es dibuixen a ells mateixos: es reuneixen diàriament en l’espai blanc ingràvid on viuen i decideixen qui dibuixa a qui i què dirà cadascun en les escenes. Riuen molt, mentre planegen la següent vinyeta. S’ho arreglen ells tot sols: participants, guió, traç, enquadrament... per això són tan delirants, i tan deliciosos.
Mentrestant, els internautes (encara diu algú “internautes”?), prenem a pessics els bocins de realitat virtual que se’ns regala, sabent que si la tastes ja no pots parar.
Llarga vida a internet, i llarga vida a l’univers Amarillo Indio.
(Alba Camarasa)
Amarillo Indio es una dosis de humor diaria.
Reviso sus viñetas y tras cada una se repite el pensamiento en mi cabeza “joder, es buenísimo, cómo no se me había ocurrido antes”.
Hilar fino, la información justa a nivel narrativo y visual, el mensaje conciso y contundente.
Dos tintas y casi nunca un trazo lineal. Personitas y otros seres indescifrables que como si de una réplica nuestra se tratasen, nos ponen en evidencia una y otra vez. Un humor ácido y absurdo al mismo tiempo. Una explosión de sabores en tu cabeza.
Otro pensamiento “ese dibujo es como yo, voy a retuitear”.
Twitter es ese contenedor donde se encuentran las cosas más feas y más bonitas que existen.
Y después está Amarillo Indio. Y el humor, repartiendo todo el rato. Y certero, siempre certero.
Es como si alguien le hubiese planteado la premisa de dibujar con la mínima expresión narrativa y visual para explicar algo. Y él encontrase siempre la síntesis adecuada. Como un gol de penalti. Está claro, parece fácil pero a ver quién consigue meterla a la primera, y perdonen la expresión.
Bravo, Amarillo Indio.
(Gloria Picó)
els dibuixos de l'amarillo per mi són com fils, per això he escrit això.
fils
la mare cus uns botons. jo jugo amb les agulles, amb els gafets, un guix de marcar, una foto del meu avi, una bossa amb automàtics i uns imperdibles lligats els uns amb els altres. són imperdibles, clar.
de tant en tant, apropa la cara a la caixa de cosir i remena amb els dits entre els fils. hi ha un munt. del blau petroli en queda molt, només el va fer servir per sargir uns mitjons. del blau cel en queda poc també, però tenim tres vermells, un verd fulla de ceba tendra i un fulla d'olivera, a prop dels marrons, que semblen troncs de llenya al costat del negre d'estufa de ferro colat.
per sobre de tots, sempre fa nosa una gran bobina de fil d'embastar, amb un blanc trencat del cotó, i una de petitona per les camises bones, d'un blanc massa blanc pel meu gust.
la mare cus, talla, fa nusos amb dos dits, enfila l'agulla, remena i compara botons, i amb cada gest surten volant trossets de fil, que cauen sobre meu i sobre el gres vainilla.
i jo m'ajupo, empenyo suaument amb el dit, i veig que el fil groc, acaba de dibuixar un nas.
(Falcó)
Es 22 de febrero (me acuerdo porque es día de cumpleaños familiar). Hablo con Julio sobre su manera de estar en Twitter y sobre sus dibujos.
- ¡Pero si soy diáfano! - insiste Julio.
- ¡Que no, que hay algo más que eso! - digo yo, con la risa nerviosa escapándoseme.
- A ver, por ejemplo… déjame enseñarte unos dibujos…
Echa mano del móvil, busca durante medio minuto, y da con esta historieta.
Me la leo varias veces, y le digo que hay algo más, y me pide que le explique, pero a veces hablando me cuesta encontrar las palabras, porque tengo las ideas todas revueltas y no sé ordenarlas en un discurso coherente tipo nesquick, instantáneo, sino que tengo que sentarme y escribirlas y jugar con ellas, moverlas arriba y abajo en forma de líneas de documento de word, hasta que creo que dicen algo que se parece más a lo que quiero decir (aunque nunca estoy del todo segura). Así que le digo que se lo explicaré por escrito, que se espere un poco. Y ahora probablemente ha esperado tanto (casi un mes), que... ¡boh!
Entiendo lo que quieres decir, Julio. Efectivamente, es diáfano. Es como tus “Ya es de noche”. Pero en lo diáfano también pueden esconderse cosas. Hay muchos lugares donde pueden disimularse. Está la ironía, están las fuentes de las que bebes, están los personajes que escoges, está la relación entre el dibujo y el texto, están los lugares comunes extrañados, están los temas que tratas, están las citas y los homenajes...
Tus viñetas pocas veces dicen una sola cosa. Suelen decir varias a la vez. Y no siempre son evidentes. Como tus tuits. Tú sabes dónde estás, qué estás haciendo, qué acabas de leer o escuchar o vivir… pero no siempre lo sabemos los demás. Y ese misterio que te sale sin querer es (creo que puedo afirmarlo así, generalizando un poqui) lo que a muchas nos gusta de leerte.
Y de todas esas cosas que hay ahí arriba, ¿cuáles están escondidas en esa historieta? ¿Qué están diciendo esos dos dibujos? Están poniendo palabras a algo que nunca se dice de esa manera. Los que piensan eso que está escrito, nunca lo reconocerían así honestamente, aunque muchos de los que los escuchamos sabemos oír la cancioncilla que se esconde tras la máscara. Está, por tanto, el humor que provoca el ver a esos dos “hilillos” a cara descubierta, jugando con todas las cartas boca arriba. ¿Es diáfana la honestidad total? Lo sería si estuviéramos acostumbrados a ella, pero como no es así, está el salto entre la hipocresía de lo que se dice en realidad y lo que se esconde detrás de ella y que tú has escrito en esas viñetas. Y si además, haces que esas verdades las digan dos personajillos cantando (¡el contexto, el contexto!), todavía hay una construcción más… que no es que esconda nada, no es un tabique en el diáfano loft de la historieta, pero sí que añade algo inesperado, no evidente, y que dibuja sombras en el conjunto.
Y eso.
***
Amarillo Indio es Julio César Pérez.
Lo pueden encontrar en Twitter, Instagram, y también en un libro de Belleza Infinita (aunque hay más en camino).
Gracias a Panadera, a Shichimi, a Superchango, a Alba, a Gloria, y a Falcó.
Sin ellas esta sopa de piedra para Amarillo Indio no habría salido ni la mitad de sabrosa.
Y gracias Julio por tu generosidad.
(Y no me refiero a la hamburguesa. ¡Esa te la debo!)
2 comentarios:
Julio es una de las personas más fascinantes q jamás me he encontrado. Las horas al sol o sombra dibujando y charlando son uno de mis recuerdos favoritos. Creo q el y su antiguo socio de creaciones en la facultat se rompieron los moldes. Los textos por cierto son deliciosos. Y os lo dice un chef muy quisquilloso.
Pues muchas gracias por la parte que me toca, desconocido... y por pasarte por aquí a dejar un comentario :-)
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