29 marzo 2016

Inventarios

Cuando trabajas en una biblioteca, a veces envidias otras bibliotecas.
O al menos, a mí me pasa.
Ves cosas de otras bibliotecas que te gustan y piensas "ojalá esto lo hiciéramos en mi biblioteca"; "ojalá mi biblioteca fuera así o asá (más antigua, más moderna, más amplia, no tan inabarcable...)"; "ojalá en mi biblioteca trabajáramos así"; "ojalá esto lo hicieran en la sección infantil/de cine/de libros de arte"; y así...

Suelo envidiar a la Biblioteca Pública de Nueva York. No es difícil: a pesar de los recortes, deben tener todavía un presupuesto envidiable, y a pesar de ser una red de bibliotecas local ponen en marcha iniciativas casi de biblioteca nacional. Y una es débil y Nueva York... ay.

Pero no hace falta irse tan lejos.
Quedémonos aquí cerca.
Quedémonos en la biblioteca que durante años fue mi biblioteca pública. La de mi barrio. La que sigue siendo la biblioteca de mis padres. La biblioteca Vapor Vell.

La biblioteca Vapor Vell tiene un usuario que envidio. Se llama Jesús Martínez, se define como "reportero local de Barcelona", y es el responsable de una serie de siete "Inventarios" de la biblioteca Vapor Vell publicados el 2015.

En todos ellos se repite la misma estructura.
Hay una serie de textos comunes (citas de Engels, Whitman, Unamuno, Borges), de los cuales destaca el "Manifiesto del Capitán Swing, cuyo fantasma vaga por los sótanos de esta antigua fábrica [la biblioteca Vapor Vell]" y que dice así:

HABEAS CORPUS. La cultura no es un juego; en todo caso, una misión de paz para que no se viole el alto el fuego. Según el Ajuntament de Barcelona, sus presupuestos son transparentes. Pero no son comprensibles: "orientación estratégica" (?); "datos individuales de acuerdo con la LOEPSF" (?); "cobertura CNF" (?)... Falta inversión. Sobra dirección. Falta imaginación. Por muchos millones-garbanzos de euros que se cuenten, los resultados dejan mucho que desear: la Biblioteca Vapor Vell, en Sants (Passatge del Vapor Vell, s/n; "fàbrica de panes, 1846-1891"), necesita más libros, más espacio, más recursos, más personal, mejores nóminas, menos recortes, más comunidad ("interacción con la ciudadanía"), menos "cuadros de comandos" y más autonomía. En definitiva, una verdadera Revolución Cultural que abra mentes, que abra puertas, que garantice que se puede soñar despiertos para cambiar las cosas. ¿Qué cosas? La desigualdad social entre los barrios, el fracaso escolar, la miopía de los "administradores" municipales que aseguran que ahorrando en conocimiento se puede salir de la crisis económica. Gran Estafa. 

Después, está el inventario propiamente dicho. Inventario de la sala de estudio nocturna, del espacio musical, de la sección infantil, de las escaleras, del rincón del usuario... y son, ni más ni menos, inventarios. Todo lo que se podía encontrar en la sección correspondiente en el preciso momento (se explicita día y hora) en el que el inventario fue realizado. Dos muestras:

Del inventario de las escaleras:

1 pintada "No hi ha morts, sinó oblit"
1 pintada "T'estimo"
1 pintada "Jamás te miraré". Parece ser que lo que sigue es "el móvil"
1 pintada "Me siento negra"
1 pintada "Antifa", por antifascista
1 pintada "Recuperem la dignitat", sobre el reparto de la riqueza
1 pintada "Desobediència", sobre la independencia de Catalunya
1 pintada "No te caigas, no desistas, vuelta alto y no te rindas", letra de la canción No te rindas, del cantautor vasco Álex Ubago
1 pintada "Este finde, porrete, a la salud de Descartes"
1 pintada "Siempre te amaré, mi vida"
1 pintada "Busco sexo duro"

Del inventario de la sala de estudio nocturna:

1 chica de mirada penetrante que revisa los wazaps
1 chico que se pone los cascos
1 chico que toma apuntes
1 chico que da golpecitos sobre la mesa con el cabo del lápiz
1 chica que hinca los codos
1 chico que revisa los mensajes en el móvil
1 chica que se rasca los pulpejos de los dedos
1 chico cenceño que estudia
1 chica que repite en silencio monorrimas de la lección
1 chico de mirar escamado que coge su móvil
1 chica de cabeza peraltada que lee
1 chico bajo la luz melada que entra por las ventanas
1 chica con el colodrillo afectado por los textos jurídicos
1 chico que contesta un mensaje de wazap
1 chica bonita como un grabado al boro

[Por supuesto, abundan el mobiliario, la señalización, las tecnologías...]

Debajo del inventario, hay cinco secciones fijas: el vecino, el personaje, el lector, el libro y el antilibro. Por ejemplo...

El personaje: El cómplice de Vilafranca. Gran hombre, grande en sentido profundo. Su vida fue representar la parte clásica y operística de la compañía discográfica PolyGram. Cuando se jubiló, concentró su enorme energía y curiosidad en viajar. Pasa las mañanas en la biblioteca, donde se documenta y manuscribe sus trabajos.

La lectora: La lectora es muy amiga de Diana, la chica de Sants. Ella se llama Alison Bohórquez (Guayaquil, Ecuador, 1998) y de vez en cuando entra a la biblioteca para apoderarse de una joya de esas que brillan. En sus manos tiene Tirant lo Blanc, de Joanot Martorell, ese libro de caballerías que se salvó de la quema en Don Quijote.

El libro: En la tercera planta, en la segunda estantería empezando por la derecha, en la cuarta repisa empezando por abajo, el sexto libro. Marcado como "78 (Bon) Bon", en la sección 78 (AAA). El título: Conversaciones con Bono, de Michka Assayas (Alba, 2006). Bono, de U2, entre dos ejemplares sobre Bon Jovi.

Hacemos demasiadas cosas desde las bibliotecas sin absolutamente ninguna personalidad. Boletines de novedades, recomendaciones solamente con la cubierta y una breve sinopsis del libro o el enlace a una crítica de Internet, actividades organizadas por alguien externo a la biblioteca que ni nos conoce a nosotros ni a nuestra "gente"... Todas iguales, todas clónicas, daría igual que estuviéramos aquí que en Berlín, París o un pueblecito de Irlanda (cuando estuve allí hace un par de veranos, de visita en una pequeña biblioteca local, me encontré con los mismos dibujos impresos en blanco y negro en folios para que los niños los colorearan que usamos en la biblioteca en la que yo trabajo).

Estos inventarios son todo lo contrario. Están anclados en la biblioteca de una manera tan física y tan precisa que no hay nada más. Están las cosas, están los libros y está la gente.

Ojalá...

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Podéis consultar todos los inventarios aquí (el primero es un pdf; el resto, imágenes jpg).

Inventario #0
Inventario #1
Inventario #2
Inventario #3
Inventario #4
Inventario #5
Inventario #6
Inventario #7


21 marzo 2016


Mi poema no será tinta sobre papel.
Mi poema estará vivo.
Mi poema explorará lo ordinario
hasta que parezca salvaje y nuevo.
Mi poema dejará que te acerques.
Podrás leer en él lo que quieras.
Mi poema será corto y sencillo
pero contendrá bastas profundidades.
Quizás un día mi poema y tu poema se encuentren
y harán más poemas.
La mayoría de personas no verán mi poema.
A algunas les perseguirá.
Mi poema dejará pasar el parloteo constante
encontrando significado en el espacio entre palabras.
Mi poema todavía no me ha encontrado.
Cuando lo haga, estaré preparado.

*

Un año más
Día de la poesía

...no importa si en jornadas radiantes y venturosas o en la adversidad de las grises brutales...

hoy es 21 de marzo, y shichimi ya nos ha dejado el recordatorio de Elenita en su blog.
háganle una visita. y si no conocen la historia, sigan el hilo...

11 marzo 2016

Nadie lee nada

En su ensayo Provocación (1982), Stanislaw Lem promulgó una provocadora Ley de Lem que consta de tres breves enunciados: “Nadie lee nada; los pocos que leen, no comprenden nada; a los pocos que entienden, se les olvida enseguida”. La cita está precedida por una observación acerca del temor de los editores a publicar libros debido a la habitual falta de tiempo, la oferta excesiva y la publicidad “demasiado perfecta”. Ni el carácter genérico de la ley, ni la exageración, y menos aún la ironía, logran desvirtuar el sentido de esas tres frases taxativas, escritas como en espiral, y que, a pesar de ir de menos a más -de ningún lector a los lectores más despiertos-, concluyen en la nada de la que partieron.

***

Así empieza este artículo de Jaime Fernández.
Les recomiendo su lectura. Pausada. Para reflexionar.

(A mí, personalmente, me ha convencido de que hace años que dejé de saber leer...)