Las metáforas se construyen sobre metáforas y las citas sobre citas. Para Montaigne, para Thomas Browne, para Martin Buber, para Anne Carson, las palabras de otros son un vocabulario de citas con las que expresar sus propios pensamientos. Para Joyce, para Eliot, para Borges, para Lawrence Sterne, esas otras palabras son sus propios pensamientos, y el acto mismo de ponerlas por escrito transforma esas palabras imaginadas por otros en algo nuevo, reimaginado a través de una entonación diferente o un contexto distinto. Sin esa continuidad, ese hurto, esa traducción, no habría literatura. Y a través de ese comercio, la literatura permanece inmutable, como las cansadas olas, mientras el mundo que la rodea cambia.
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Alberto Manguel en Nuevo elogio de la locura.
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I can’t remember the last time I referred to something that wasn’t a reference to something else.
¿magnificentruin?
(Hace más de un año reblogueé esa frase, reblogueada a su vez por Jonathan Odden a través de
magnificentruin.com, quién sabe si reblogueada también de otra parte. Por desgracia ignoro su
autoría. Toda información al respecto será bienvenida, porque esta es la verdad que atañe a
todo: somos mezcla, huellas, herencia; somos combinaciones. Todo es fronterizo, nada es puro,
y prácticamente siempre hablamos de lo mismo, pero siempre distinto, aunque nos digan lo
contrario casi todo el tiempo. Por eso no tiene sentido el fundamentalismo, ya sea racial,
religioso, patriótico o sexual, por no hablar del fundamentalismo de lo «normal»; ni siquiera el
fundamentalismo del «afundamentalismo». Nada nos es ajeno, nada nos es extraño, porque
todos estamos hechos de lo mismo. El otro soy yo; la gente somos todos, aunque siempre nos
parezcan «los demás». Todo viene de algún sitio, pasa por nosotros, un poco se queda, otro se
va. Las lenguas se prestan vocablos, se solapan. Las razas también, los sexos. Las religiones
comparten dioses, mitos. Es un flujo infinito en esta bola que lo guarda todo. Todo lo que está
muerto y todo lo que está vivo está aquí dentro, piensa en eso. Encima de la tierra y debajo del
mar, en el aire que respiras, en las moléculas, ya sea en forma de alga o de estrella, de estiércol
o de carne. Esto es como un pepino de mar que engulle por el cabo y excreta por el rabo. Todo
lo filtra y todo lo aprovecha, nada muere y todo se transforma, y todo, todo, se persigue. Esto es
la eternidad.)
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Jean Murdock, alias Carmen G. Aragón, en "De los náufragos sin isla a los monstruos que son y no son" (que de momento es un artículo que pueden leer haciendo click en el enlace, pero esperemos que crezca hasta convertirse en algo más), publicado en la primera entrega de Blue Gum.
05 enero 2015
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1 comentario:
Toda esta mezcla, estas refererencias cruzadas es lo realmente maravilloso de la literatura. Una vez que empiezas a tirar de la madeja quedas atrapado, maravillosamente atrapado!
juan
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