Que instalen caballitos
en todas las calles,
que llenen de caballitos las ciudades.
Siglos
llevamos con el invento de feria en feria
sin descubrir su humanísima aventura.
Que celebren los novios
su viaje en los caballitos,
de caballito en caballito.
Que cada familia tenga sus caballitos,
¡todos en los caballitos!
Que los amigos
hablen y sueñen y discutan
dando vueltas en los caballitos.
En ellos celebren su consejo los ministros,
mientras queden ministros,
y en ellos se reúnan los señores obispos,
naturalmente, revestidos
de señores obispos,
mientras queden obispos.
Los pobres subirán para reírse del mundo
y los ricos
¡que suban los ricos a los caballitos
mientras todos los aplaudimos!
¡Y los señoritos!
¡Que suban los señoritos!
Y que acudan todos los solitarios, todos los vagabundos.
Y el congreso de los diputados
será el congreso de los caballitos.
Y los empresarios ¡qué risa, los empresarios!
Que suban los empresarios con los asalariados,
mientras existan salarios.
¡Los salarios del miedo!
Y, venga: comités centrales,
mafias, sectas, castas, clanes, etnias:
¡a los caballitos!
Y los músicos con los guardabosques
y el alcalde y los concejales
con las verduleras y los panaderos.
¡Viva! ¡Viva!,
gritarán los niños cuando vean
que suben los Honorables.
¡Venga, Honorables!:
¡A los caballitos!
Vamos a la ciudad a subir a los caballitos,
dirán los monjes a sus abades.
Y los académicos:
que se reúnan los académicos en los caballitos
y que se cierren todas las academias.
¡Ah, si todos los filósofos hubieran subido a los caballitos!
Que instalen caballitos en las cárceles,
en los cuarteles,
en los hospitales,
en los frenopáticos
y que se fuguen todos
montados en los caballitos.
Y todos los jueces a los caballitos,
¡venga! ¡venga!: ¡a los caballitos!
¡Y nada de procesos y de sentencias!
¡Ya vale de juzgar los efectos y no las causas!
¡A los caballitos!
Y que todos los funerales
se celebren montados en los caballitos
al paso silencioso y tranquilo de los caballitos.
Es la nueva ordenanza,
es el nuevo precepto:
¡todos a los caballitos!
¡La cabalgata de los caballitos!
¡Hacia la confederación de todos los caballitos!
Hasta que todos fuéramos niños...
***
Este, dice mi padre, es su poema favorito. Es de Jesús Lizano. Y esta entrada tiene que ver con la caja de libros de la semana que viene...
10 julio 2016
03 julio 2016
Desde la caja de libros (junio)
Aquí las notas publicadas en la Revista Rosita durante el mes de junio.
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 5
Dicen que cuando llueve la madera resbala, y el vigilante pone cadenas para obligar a la gente a circular por el ladrillo.
Capítulo 6
Algún susto nos han dado, estas escaleras, pero claro… allá donde hay escaleras, habrá tarde o temprano alguien que se caiga rodando por ellas.
Capítulo 7
¿Qué hacemos con los libros cuando ya no caben en las estanterías?
Capítulo 8
Una bibliotecaria entra a trabajar por la mañana y se encuentra con un usuario que se ha quedado encerrado toda la noche.
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