Febrero - BCNegra (del 1 al 9), y Signatura 400 en el Círcol Maldà (estreno el 20 de febrero).
Marzo - Kosmopolis (del 14 al 16).
Abril - Salón del Cómic (del 11 al 14), Món Llibre (13 y 14) y Sant Jordi (23).
Mayo - Primera Persona (4 y 5).
... y dejen un huequecito para el Barcelona Poesia (no he sabido encontrar las fechas para este año)
30 enero 2013
28 enero 2013
construir / destruir
The ABC of Architects from fedelpeye on Vimeo.
ALPHABET from Mihaly Szilagyi on Vimeo.
[vía explore y swissmiss]
25 enero 2013
7
si este blog fuera una persona, ahora estaría empezando a leer por sí sola.
todavía le gustaría que su padre o su madre le lea por las noches, pero empieza a descubrir que las historias que esconden los libros están al alcance de su mano. un poco más de práctica, un poco más de gimnasia, y no habrá libro que se le resista.
pero claro... este blog nació sabiendo ya todo eso, y ha dedicado sus siete años de vida a guardar (para mí) y a compartir (contigo) una miscelánea de lecturas, reflexiones, imágenes, objetos, experiencias...
con sus altos y sus bajos. sus idas y venidas. sus pausas y sus aceleraciones.
no sé qué ritmo va a tener este 2013, pero... ¿te quedas conmigo para averiguarlo?
23 enero 2013
m'estima, no m'estima
Mentre ens quedi alè
per pronunciar-nos les ganes de més,
ens citarem a cegues per celebrar aquesta fam
d'abraçar-nos el cos inquiet
rere el color vermell viu de festius i diumenges.
***
Hem decidit,
entre somnis i llençols,
que ens reescriurem la vida
al palmell de les mans.
I que les lletres de les cançons
han de canviar de protagonista.
***
Fem malbé l'embolcall
d'aquest amor acabat d'encetar.
No hi ha promeses,
ni canvis ni devolucions.
Ni certificat de garantia.
***
Fragmentos de los poemas "El futur a l'agenda" / "Com dos cargols" / "Certificat de garantia", del libro Assassins de margarides, de Anna Garcia Garay. Así, como por casualidad, descubrí su blog, y del blog al libro, y ya saben que a mí del libro al amor me separa siempre tan solo un paso...
21 enero 2013
Cita
Los lunes puede haber tertulia en Al·lots o no.
Puedo tener una reunión del grupo de trabajo que me haga madrugar, o dormir hasta las tantas.
Puedo pasarme el día cosiendo, o leyendo, o haciendo recados.
Puedo comer en casa o fuera.
Puede que tenga el día libre (lunes-domingo) o que me toque trabajar (lunes-lunes)...
Pero seguro, seguro, seguro, que si es lunes, como cada lunes, tengo una cita con Lupita.
Y cuando, como hoy, Lupita viene literaria... entonces el lunes sabe mejor.
Puedo tener una reunión del grupo de trabajo que me haga madrugar, o dormir hasta las tantas.
Puedo pasarme el día cosiendo, o leyendo, o haciendo recados.
Puedo comer en casa o fuera.
Puede que tenga el día libre (lunes-domingo) o que me toque trabajar (lunes-lunes)...
Pero seguro, seguro, seguro, que si es lunes, como cada lunes, tengo una cita con Lupita.
Y cuando, como hoy, Lupita viene literaria... entonces el lunes sabe mejor.
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M. A. Aísa
18 enero 2013
Arlindo Yip (3 de 3)
Fue el mismo vecino que llevaba las cuentas de la comunidad, el que había estado en su casa tomando café y hablando de la posibilidad de poner un ascensor, quien le comentó que el repartidor de butano se había enamorado.
- Antes era un ejemplo de eficacia y eficiencia.
- ¿Qué quiere decir con eso, vecino? – le preguntó Arlindo Yip.
- Pues que si le pedías una bombona, antes de colgar el teléfono ya estaba él llamando al timbre...
- ¿Y ahora?
- Ahora no. El vecino del primero B lleva dos días sin estufa, nuestra vecina la pintora hace dos días que espera que le sirva dos bombonas. Llueven las quejas, señor Yip. Lo peor que le puede pasar a un hombre es que se enamore.
- ¿Usted cree, vecino?
- Totalmente.
- Mire mi padre.
- ¿Dónde?
- Quiero decir que mi padre se enamoró y...
- ¿Y? Son cosas muy personales, señor Yip. Mi padre era un hombre muy callado. Algo rudo, de abrazos forzados.
- Vaya.
- Mi padre se fugó con otra mujer. Yo era muy pequeño.
- Lo siento.
- No tiene importancia. El amor tiene esas cosas. Yo me enamoré de mi mujer nada más verla. Paseaba por el parque cuando me la crucé. Ella iba con su madre. Yo llevaba unos zapatos nuevos que me apretaban un poco. Dejaron de apretarme los zapatos y pasó a oprimirme el corazón. Giré sobre mis pasos y las seguí.
- Muy dulce.
- Zapatos nuevos, vestido floreado, árboles medio vacíos... Así comenzaba el primer poema que le escribí. Se lo arrojé a su ventana.
- No sabía que era poeta, vecino.
- Yo tampoco sabía que ella tenía una hermana. Se lió una gorda, al parecer. Su padre montó guardia en la casa. Pasaron los días, pero no la olvidaba. Luego coincidimos en un tranvía, luego nos miramos, luego intercambiamos sonrisas, luego nos cogimos de la mano, luego murió su padre... Nunca había salido de su casa. El primer viaje que hizo fue a Alemania. Fuimos muy felices.
- ¿Recuerda cómo acababa ese poema?
- Lejano rumor de niños, el sol se oculta tras las nubes.
- Precioso, vecino.
- Se llama Ana.
- ¿Quién?
- La novia del repartidor de butano. Es rusa o algo parecido. Y muy guapa. Al parecer a ella le quedan muy bien los sombreros, y él con gorra de propaganda.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
[... vayan a buscarlo. Lo encontrarán - no se extrañen, no - en la sección infantil de su librería o biblioteca de cabecera. Créanme: hay todavía más historias y personajes por descubrir entre sus páginas, aunque el butanero lector enamorado de la rusa Ana... estarán de acuerdo conmigo en que va a ser difícil superarlo.]
- Antes era un ejemplo de eficacia y eficiencia.
- ¿Qué quiere decir con eso, vecino? – le preguntó Arlindo Yip.
- Pues que si le pedías una bombona, antes de colgar el teléfono ya estaba él llamando al timbre...
- ¿Y ahora?
- Ahora no. El vecino del primero B lleva dos días sin estufa, nuestra vecina la pintora hace dos días que espera que le sirva dos bombonas. Llueven las quejas, señor Yip. Lo peor que le puede pasar a un hombre es que se enamore.
- ¿Usted cree, vecino?
- Totalmente.
- Mire mi padre.
- ¿Dónde?
- Quiero decir que mi padre se enamoró y...
- ¿Y? Son cosas muy personales, señor Yip. Mi padre era un hombre muy callado. Algo rudo, de abrazos forzados.
- Vaya.
- Mi padre se fugó con otra mujer. Yo era muy pequeño.
- Lo siento.
- No tiene importancia. El amor tiene esas cosas. Yo me enamoré de mi mujer nada más verla. Paseaba por el parque cuando me la crucé. Ella iba con su madre. Yo llevaba unos zapatos nuevos que me apretaban un poco. Dejaron de apretarme los zapatos y pasó a oprimirme el corazón. Giré sobre mis pasos y las seguí.
- Muy dulce.
- Zapatos nuevos, vestido floreado, árboles medio vacíos... Así comenzaba el primer poema que le escribí. Se lo arrojé a su ventana.
- No sabía que era poeta, vecino.
- Yo tampoco sabía que ella tenía una hermana. Se lió una gorda, al parecer. Su padre montó guardia en la casa. Pasaron los días, pero no la olvidaba. Luego coincidimos en un tranvía, luego nos miramos, luego intercambiamos sonrisas, luego nos cogimos de la mano, luego murió su padre... Nunca había salido de su casa. El primer viaje que hizo fue a Alemania. Fuimos muy felices.
- ¿Recuerda cómo acababa ese poema?
- Lejano rumor de niños, el sol se oculta tras las nubes.
- Precioso, vecino.
- Se llama Ana.
- ¿Quién?
- La novia del repartidor de butano. Es rusa o algo parecido. Y muy guapa. Al parecer a ella le quedan muy bien los sombreros, y él con gorra de propaganda.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
[... vayan a buscarlo. Lo encontrarán - no se extrañen, no - en la sección infantil de su librería o biblioteca de cabecera. Créanme: hay todavía más historias y personajes por descubrir entre sus páginas, aunque el butanero lector enamorado de la rusa Ana... estarán de acuerdo conmigo en que va a ser difícil superarlo.]
16 enero 2013
Arlindo Yip (2 de 3)
Arlindo Yip no hacía nada en ese momento. Sentado en su sillón preferido pensaba en qué año se inventó el plástico. Había una edad del cobre, del bronce y del hierro. Esta no hace tanto, solo mil quinientos años antes de Cristo, en el último periodo de la prehistoria.
Ring, ring, ring.
Sonó el timbre de la puerta. Arlindo Yip se levantó a abrir.
"La edad del timbre", pensó cuando se encaminaba a la puerta.
- Buenos días, señor bucanero, perdón, butanero. Que yo sepa no le he pedido ninguna bombona.
- Ya. Lo sé. Si se fija no me acompaña ninguna bombona. Que por cierto, ya va siendo hora que los vecinos piensen en poner un ascensor en la casa.
- Casualmente el proyecto ya está aprobado. Las obras empiezan cuando acabe el lector de leer este libro.
- No sabía que también fuésemos personajes de un libro.
- También.
- Hablando de libros, ¿tiene otro?
- No le entiendo.
- Que si tiene otro libro. Usted me regaló un libro, ¿se acuerda? Ella era alta, morena, de ojos claros... Dulce...
- Cariñosa, hermosa...
- Inocente. Además de todo eso, tenía un corazón que no le cabía en el pecho.
El repartidor dijo la frase y Arlindo Yip puso cierta cara de desagrado, como si hubiese visto realmente ese corazón salirse por los laterales del cuerpo de la protagonista del libro.
- ¿Le ocurre algo?
- No, nada. Simplemente estaba pensando en qué otro libro podía regalarle - se excusó Arlindo Yip.
- Si puede ser... me gustaría que apareciese ella.
- Eso va a ser complicado. Ella pertenece solo al libro que le regalé. Ella...
- Ella es irrepetible.
- Tiene toda la razón. A ver, a ver... Recuerdo un libro de un escritor ruso...
- Yo no sé ruso, señor cuarto C.
- Yo tampoco, señor butanero. El libro está traducido al español. La protagonista se llama Ana. Creo que lo tengo... pase, pase, no se quede en la puerta.
- Veo que tiene todos los cuadros un poco torcidos - dijo el repartidor en medio del pasillo.
- Sí, es algo que heredé de mi padre - dijo desde el interior de su dormitorio.
- ¿Los cuadros?
- No, los cuadros los compré a un viejo amigo que pintaba antes de ser escritor. Ahora se ha casado, ha tenido un hijo y un libro.
- ...
- Lo que heredé de mi padre es la poca paciencia con los trabajos caseros. Aquí tiene el libro. No le quite el papel del forro, por favor.
- ¡Uuuf! A usted sólo le gustan los libros gordos. Como no tenga cuidado, igual hunde la casa.
- Igual.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
Ring, ring, ring.
Sonó el timbre de la puerta. Arlindo Yip se levantó a abrir.
"La edad del timbre", pensó cuando se encaminaba a la puerta.
- Buenos días, señor bucanero, perdón, butanero. Que yo sepa no le he pedido ninguna bombona.
- Ya. Lo sé. Si se fija no me acompaña ninguna bombona. Que por cierto, ya va siendo hora que los vecinos piensen en poner un ascensor en la casa.
- Casualmente el proyecto ya está aprobado. Las obras empiezan cuando acabe el lector de leer este libro.
- No sabía que también fuésemos personajes de un libro.
- También.
- Hablando de libros, ¿tiene otro?
- No le entiendo.
- Que si tiene otro libro. Usted me regaló un libro, ¿se acuerda? Ella era alta, morena, de ojos claros... Dulce...
- Cariñosa, hermosa...
- Inocente. Además de todo eso, tenía un corazón que no le cabía en el pecho.
El repartidor dijo la frase y Arlindo Yip puso cierta cara de desagrado, como si hubiese visto realmente ese corazón salirse por los laterales del cuerpo de la protagonista del libro.
- ¿Le ocurre algo?
- No, nada. Simplemente estaba pensando en qué otro libro podía regalarle - se excusó Arlindo Yip.
- Si puede ser... me gustaría que apareciese ella.
- Eso va a ser complicado. Ella pertenece solo al libro que le regalé. Ella...
- Ella es irrepetible.
- Tiene toda la razón. A ver, a ver... Recuerdo un libro de un escritor ruso...
- Yo no sé ruso, señor cuarto C.
- Yo tampoco, señor butanero. El libro está traducido al español. La protagonista se llama Ana. Creo que lo tengo... pase, pase, no se quede en la puerta.
- Veo que tiene todos los cuadros un poco torcidos - dijo el repartidor en medio del pasillo.
- Sí, es algo que heredé de mi padre - dijo desde el interior de su dormitorio.
- ¿Los cuadros?
- No, los cuadros los compré a un viejo amigo que pintaba antes de ser escritor. Ahora se ha casado, ha tenido un hijo y un libro.
- ...
- Lo que heredé de mi padre es la poca paciencia con los trabajos caseros. Aquí tiene el libro. No le quite el papel del forro, por favor.
- ¡Uuuf! A usted sólo le gustan los libros gordos. Como no tenga cuidado, igual hunde la casa.
- Igual.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
14 enero 2013
Arlindo Yip (1 de 3)
Arlindo Yip vive solo. Su casa es pequeña, sin apenas muebles. Un par de habitaciones, un dormitorio con un armario empotrado, una cocina alargada, un cuarto de baño y una pequeña galería que da a la calle donde Arlindo Yip cuelga una bicicleta de carreras, que hace más de cien años que no usa. También hay una alfombra enrollada con una enorme mancha de yogur, una jaula vacía con los comederos todavía llenos de alpiste. Y dos bombonas de butano.
Se trata de un cuarto piso sin ascensor. Así que cuando el señor del butano, robusto él, tiene que subir alguna bombona, cierra los ojos y maldice entre dientes. Menos mal que Arlindo Yip le da una propina que el repartidor guarda en un bolsillo especial.
Una fría mañana de enero, Arlindo no disponía de monedas sueltas para la gratificación y pensó que no sería mala cosa obsequiar al vigoroso repartidor con un libro que había terminado de leer recientemente.
- Tome – le dijo Arlindo Yip.
- ¿Un libro? ¿Para qué quiero un libro? ¡Más peso todavía! – se quejó, y con razón, el repartidor de bombonas a domicilio.
Arlindo Yip lo miró sorprendido, la respuesta de aquel hombre le había pillado fuera de juego. Se rascó la cabeza, pensando qué contestar.
- No hace falta que lo lea. La verdad es que no cuenta nada nuevo. Ya sabe: pura palabrería. Pero seguro que se enamora de la protagonista. Es alta, morena, de ojos claros... Dulce, cariñosa, hermosa...
- ¿Y sabe hacer huevos fritos con patatas fritas?
- ¿Quién? – preguntó tontamente Arlindo Yip.
- ¡Quién va a ser! La protagonista. Esa joven morena, cariñosa...
- Perfectamente.
A partir de ese día el repartidor no se separó del libro. Aprovechaba las retenciones de tráfico, los semáforos en rojo, las paradas en los stops, los trayectos en ascensor, su camino a casa para seguir leyendo. Leía como nunca antes lo había hecho.
- ¿Usted sabe qué significa “adyacente”? – le preguntó un día a una señora muy mayor a la que todos los últimos viernes de mes le reponía una bombona de gas butano.
- ¿Adyacente?
- Sí, eso he dicho. Aquí lo pone – contestó, señalando con el dedo la página abierta del libro.
- Contiguo, situado en las inmediaciones o proximidades de otra cosa – contestó ella.
- Claro. Sí, eso es.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
Se trata de un cuarto piso sin ascensor. Así que cuando el señor del butano, robusto él, tiene que subir alguna bombona, cierra los ojos y maldice entre dientes. Menos mal que Arlindo Yip le da una propina que el repartidor guarda en un bolsillo especial.
Una fría mañana de enero, Arlindo no disponía de monedas sueltas para la gratificación y pensó que no sería mala cosa obsequiar al vigoroso repartidor con un libro que había terminado de leer recientemente.
- Tome – le dijo Arlindo Yip.
- ¿Un libro? ¿Para qué quiero un libro? ¡Más peso todavía! – se quejó, y con razón, el repartidor de bombonas a domicilio.
Arlindo Yip lo miró sorprendido, la respuesta de aquel hombre le había pillado fuera de juego. Se rascó la cabeza, pensando qué contestar.
- No hace falta que lo lea. La verdad es que no cuenta nada nuevo. Ya sabe: pura palabrería. Pero seguro que se enamora de la protagonista. Es alta, morena, de ojos claros... Dulce, cariñosa, hermosa...
- ¿Y sabe hacer huevos fritos con patatas fritas?
- ¿Quién? – preguntó tontamente Arlindo Yip.
- ¡Quién va a ser! La protagonista. Esa joven morena, cariñosa...
- Perfectamente.
A partir de ese día el repartidor no se separó del libro. Aprovechaba las retenciones de tráfico, los semáforos en rojo, las paradas en los stops, los trayectos en ascensor, su camino a casa para seguir leyendo. Leía como nunca antes lo había hecho.
- ¿Usted sabe qué significa “adyacente”? – le preguntó un día a una señora muy mayor a la que todos los últimos viernes de mes le reponía una bombona de gas butano.
- ¿Adyacente?
- Sí, eso he dicho. Aquí lo pone – contestó, señalando con el dedo la página abierta del libro.
- Contiguo, situado en las inmediaciones o proximidades de otra cosa – contestó ella.
- Claro. Sí, eso es.
***
Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.
11 enero 2013
Preguntas y respuestas (11)
¿Algún aniversario interesante para 2013?
¿Literario? Aquí, unos cuantos relacionados con la literatura infantil y juvenil. El resto los voy descubriendo a medida que tienen lugar a lo largo del año...
amo el libro por
... porque me hace reír.
... porque me hace llorar.
... porque me hace sentir.
... porque me hace soñar.
Dos cocos! Cinco merluzas! Despierten, despierten!
[El mundo está lleno de gente muy especial...]
Sera por esto o por lo otro?
Yo creo que por lo de más allá...
Para que leemos?
http://librosfera.blogspot.com.es/2010/02/se-puede.html
Si algún dia te diera por escribir un libro: ¿cual seria el tema que te gustaria tratar?
Me encantaría escribir un libro infantil, pero no sé qué tema me gustaría tratar. Me gustaría que fuera profundo pero que tuviera un punto de humor, un poco como el Teo y Dios de Kitty Crowther (no sé por qué es el primero que me ha venido a la cabeza; quizá porque hace poco lo comentábamos en una tertulia). Pero no es algo que tenga previsto hacer en breve... bastante ocupada estoy alucinándome con los libros de los demás para pensar en la posibilidad de tener uno mío.
como se llama el cuento de Millas
Lo que más me gusta de Millás, más que sus cuentos, es la novela "El orden alfabético".
Hola! Tenés una página o perfil en facebook? Donde hables sobre literatura, claro! =)
No, lo siento, no uso Facebook... Sí que estoy (a veces más, a veces menos), en Twitter (@librosfera), pero a Facebook de momento me resisto :-)
¿Quién escribió el Libro Albedrío?
Bruce Lee.
¿la veré de nuevo?
confíe en la casualidad, el destino, o lo que sea... pero sobre todo no pierda la esperanza.
¿papa noel o reyes? O los 2? Y ya de paso, ¿piensas regalar muchos libros?
este año, solo amigo invisible familiar, y no va a haber libro de regalo, porque me lo pondrían de sombrero...
"La jungla" de UPTON SINCLAIR. "Kanikosen, el pesquero" de TAKIYI KOBAYASHI (1929) ¿Qué opinan los poetas de la literatura comprometida, incómoda, que toma partido? ¿Debiera ser viral, tal vez sólo desechable? Salud!
Qué opinan los poetas de la literatura comprometida es algo que dependerá del poeta y de la causa con la que se comprometa la literatura en cuestión. Ni creo que se pueda generalizar, ni que yo esté especialmente capacitada para contestar a esa pregunta...
En cambio, sobre si la poesía comprometida debería ser desechable o no, yo creo que no. Creo que todo puede ser objeto de poesía, de literatura, y que el ser o no desechable no debería venir dado por su temática, sino por otros factores. Es más, creo intuir que te refieres a literatura comprometida (con una causa política) o incómoda (para determinados estamentos de la sociedad), pero la literatura puede ser comprometida e incómoda sin hablar de realidades políticas o sociales concretas.
Déjame citar a quien lo explicó mejor que yo:
“Pienso que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hagan felices podríamos escribirlos nosotros mismos, si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más remotos, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo."
Franz Kafka.
***
¿Alguna pregunta más?
¿Literario? Aquí, unos cuantos relacionados con la literatura infantil y juvenil. El resto los voy descubriendo a medida que tienen lugar a lo largo del año...
amo el libro por
... porque me hace reír.
... porque me hace llorar.
... porque me hace sentir.
... porque me hace soñar.
Dos cocos! Cinco merluzas! Despierten, despierten!
[El mundo está lleno de gente muy especial...]
Sera por esto o por lo otro?
Yo creo que por lo de más allá...
Para que leemos?
http://librosfera.blogspot.com.es/2010/02/se-puede.html
Si algún dia te diera por escribir un libro: ¿cual seria el tema que te gustaria tratar?
Me encantaría escribir un libro infantil, pero no sé qué tema me gustaría tratar. Me gustaría que fuera profundo pero que tuviera un punto de humor, un poco como el Teo y Dios de Kitty Crowther (no sé por qué es el primero que me ha venido a la cabeza; quizá porque hace poco lo comentábamos en una tertulia). Pero no es algo que tenga previsto hacer en breve... bastante ocupada estoy alucinándome con los libros de los demás para pensar en la posibilidad de tener uno mío.
como se llama el cuento de Millas
Lo que más me gusta de Millás, más que sus cuentos, es la novela "El orden alfabético".
Hola! Tenés una página o perfil en facebook? Donde hables sobre literatura, claro! =)
No, lo siento, no uso Facebook... Sí que estoy (a veces más, a veces menos), en Twitter (@librosfera), pero a Facebook de momento me resisto :-)
¿Quién escribió el Libro Albedrío?
Bruce Lee.
¿la veré de nuevo?
confíe en la casualidad, el destino, o lo que sea... pero sobre todo no pierda la esperanza.
¿papa noel o reyes? O los 2? Y ya de paso, ¿piensas regalar muchos libros?
este año, solo amigo invisible familiar, y no va a haber libro de regalo, porque me lo pondrían de sombrero...
"La jungla" de UPTON SINCLAIR. "Kanikosen, el pesquero" de TAKIYI KOBAYASHI (1929) ¿Qué opinan los poetas de la literatura comprometida, incómoda, que toma partido? ¿Debiera ser viral, tal vez sólo desechable? Salud!
Qué opinan los poetas de la literatura comprometida es algo que dependerá del poeta y de la causa con la que se comprometa la literatura en cuestión. Ni creo que se pueda generalizar, ni que yo esté especialmente capacitada para contestar a esa pregunta...
En cambio, sobre si la poesía comprometida debería ser desechable o no, yo creo que no. Creo que todo puede ser objeto de poesía, de literatura, y que el ser o no desechable no debería venir dado por su temática, sino por otros factores. Es más, creo intuir que te refieres a literatura comprometida (con una causa política) o incómoda (para determinados estamentos de la sociedad), pero la literatura puede ser comprometida e incómoda sin hablar de realidades políticas o sociales concretas.
Déjame citar a quien lo explicó mejor que yo:
“Pienso que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hagan felices podríamos escribirlos nosotros mismos, si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más remotos, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Eso es lo que creo."
Franz Kafka.
***
¿Alguna pregunta más?
09 enero 2013
Homenajes librosféricos del 2012
Ya saben que a mí, llegadas estas fechas, me gusta más recordar lo que ha pasado que empezar a planificar lo que vendrá. Por eso aprovecho para recoger en una entrada todas las celebraciones del año.
¿Qué pasó el 2012?
La Biblioteca Nacional de España cumplió 300 años, ni más ni menos.
Celebramos los 200 años del nacimiento de Charles Dickens.
150 años atrás Víctor Hugo publicó "Los Miserables" (razón de peso para gastar millones de euros en llevar al cine el musical), el mismo año que nacieron Edith Wharton y Emilio Salgari (gracias, Juan!)
Pero más mérito tiene lo del nacimiento de Corto Maltés, hace 125 años, pues él sigue vivito y coleando.
Lawrence Durrell hubiera cumplido 100 años, y recordamos los 100 años de la muerte de Bram Stoker y August Strindberg, y los 100 de la publicación de la primera historieta de Tarzán y de Muerte en Venecia.
Umberto Eco cumplió 80 años, así que nació el mismo año que nos dejó Kenneth Grahame.
Y en cambio, hace 75 que James M. Barrie ya no está entre nosotros, 70 que nos dejó Stefan Zweig, y 50 que nos dejaron Sylvia Beach, Isak Dinesen y William Faulkner.
Pero hace 50 años que disfrutamos de Edicions 62, Spiderman y los Cuentos por teléfono de Gianni Rodari.
Hace 35 años que El Jueves se ríe de todo (a veces el mundo se lo pone difícil, y otras en bandeja de plata).
Y también buenas y malas noticias hace 30 años: murieron Philip K. Dick y Georges Perec, pero nacieron Planeta DeAgostini y el Salón del Cómic de Barcelona.
Y muchos de nosotros ya recordamos que hace 25 años murieron Marguerite Yourcenar y J. V. Foix, que hace 20 se empezó a publicar Bola de Drac y murió Joan Fuster, o que hace 10 años se publicó la primera tira de Macanudo o El Teatro de Medianoche de la tieta Kveta.
Y dentro de 10, 25, 50 y 100 años, recordaremos que en 2012 nos dejaron Moebius, Maurice Sendak, Ray Bradbury, Emili Teixidor o Esther Tusquets. Seguro que me dejo a muchos por recordar, pero ha sido con la noticia de su muerte que me he sentido un poco más huérfana en el mundo...
¿Qué pasó el 2012?
La Biblioteca Nacional de España cumplió 300 años, ni más ni menos.
Celebramos los 200 años del nacimiento de Charles Dickens.
150 años atrás Víctor Hugo publicó "Los Miserables" (razón de peso para gastar millones de euros en llevar al cine el musical), el mismo año que nacieron Edith Wharton y Emilio Salgari (gracias, Juan!)
Pero más mérito tiene lo del nacimiento de Corto Maltés, hace 125 años, pues él sigue vivito y coleando.
Lawrence Durrell hubiera cumplido 100 años, y recordamos los 100 años de la muerte de Bram Stoker y August Strindberg, y los 100 de la publicación de la primera historieta de Tarzán y de Muerte en Venecia.
Umberto Eco cumplió 80 años, así que nació el mismo año que nos dejó Kenneth Grahame.
Y en cambio, hace 75 que James M. Barrie ya no está entre nosotros, 70 que nos dejó Stefan Zweig, y 50 que nos dejaron Sylvia Beach, Isak Dinesen y William Faulkner.
Pero hace 50 años que disfrutamos de Edicions 62, Spiderman y los Cuentos por teléfono de Gianni Rodari.
Hace 35 años que El Jueves se ríe de todo (a veces el mundo se lo pone difícil, y otras en bandeja de plata).
Y también buenas y malas noticias hace 30 años: murieron Philip K. Dick y Georges Perec, pero nacieron Planeta DeAgostini y el Salón del Cómic de Barcelona.
Y muchos de nosotros ya recordamos que hace 25 años murieron Marguerite Yourcenar y J. V. Foix, que hace 20 se empezó a publicar Bola de Drac y murió Joan Fuster, o que hace 10 años se publicó la primera tira de Macanudo o El Teatro de Medianoche de la tieta Kveta.
Y dentro de 10, 25, 50 y 100 años, recordaremos que en 2012 nos dejaron Moebius, Maurice Sendak, Ray Bradbury, Emili Teixidor o Esther Tusquets. Seguro que me dejo a muchos por recordar, pero ha sido con la noticia de su muerte que me he sentido un poco más huérfana en el mundo...
07 enero 2013
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