Hoy les traigo una selección de citas de la segunda mitad del libro de Geneviève Patte Déjenlos leer. La primera mitad la encontrarán aquí. Si allí predominaban las reflexiones sobre la colección, aquí lo hacen las que tratan el fomento del gusto por la lectura. Les dejo unos días para que las disfruten y saboreen :-)
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p. 202 - Con la boga actual de las narraciones orales, hay una tendencia a contratar a cuentacuentos profesionales para dirigir las sesiones de la hora del cuento, pues le dan un carácter festivo. Pero cuando los miembros del personal de la biblioteca cuentan los cuentos, se tejen vínculos hogareños en esa casa que es la biblioteca.
p. 235 - No es fácil mantener el equilibrio entre la lectura propiamente dicha y los medios de expresión que la biblioteca propone en relación con ella. Éstos son muy atrayentes y son más inmediatamente accesibles, porque se trata casi siempre de un trabajo colectivo. Los lectores se involucran e invierten en ellos varios aspectos de su personalidad. Pero la biblioteca, cuyo objetivo principal es darle vida al libro, ¿tiene los recursos, como instalaciones y personal competente, para llevar a buen término y a fondo cada una de las actividades expresivas sin olvidar nunca sus propios objetivos: favorecer el acceso a la lectura respetando su carácter, su espontaneidad y la ductilidad, la realidad imprevisible de las solicitudes, la diversidad de las reacciones de los niños y sus necesidades expresivas, sin olvidar el derecho al silencio?
Algunos lectores asiduos de la biblioteca nos dijeron cómo habían dejado de leer cuando el teatro en la biblioteca cobró para ellos una importancia tal que ya no hallaban el tiempo para leer. La cuestión no es que esos lectores se vean acaparados por el teatro, puesto que es muy normal que encuentren en él una forma de expresión que les viene bien. Lo que resulta anormal, en cambio, es que la biblioteca, sus instalaciones, su personal destinado a desempeñar un papel específico que ninguna otra institución cumple de esa misma manera, se movilicen para una actividad que seguramente se llevaría mejor a cabo en otro lugar.
Si ciertas formas de animación ocupan demasiado espacio, se pueden convertir en una pantalla entre el niño y el libro. Las actividades de grupo, aunque necesarias, en ocasiones se ven privilegiadas en exceso, sin que deje tiempo suficiente al encuentro a solas con el libro, la historia, el documento y también con las personas.
Con la multiplicación de las actividades de grupos, se llega rápidamente a querer institucionalizarlas, a transformar la biblioteca en una yuxtaposición de talleres gratuitos a los que se invita a los padres a inscribir a sus niños, olvidando que toda animación en el marco de la biblioteca está íntimamente relacionada con la lectura.
p. 237 - La superabundancia de actividades de animación muchas veces es producto de una falta de confianza en el interés propio del libro y de la lectura. Sin embargo, elegir ser bibliotecario es creer en la riqueza irremplazable de los libros y de la lectura de todos los medios y querer ayudar al mayor número posible de lectores a hallar las claves para acceder a ambas cosas.
p. 241 - ¿Cómo provocar colaboraciones positivas entre la escuela y la biblioteca? Responder a esta pregunta amerita una reflexión profunda y permanente entre los diferentes interesados, de otro modo no se hace sino acatar sin convicción y con cierto hastío las directivas impuestas de arriba, que con frecuencia no hacen más que obstaculizar el establecimiento de relaciones verdaderas. Las preocupaciones excesivamente estadísticas (número de visitas, número de préstamos), si bien satisfacen momentáneamente a las autoridades, traen consigo una sobrecarga de visitas que no valoran la vida misma de la biblioteca ni lo que puede tener de incomparable.
p. 243 - Los discursos teóricos sobre las bondades de la lectura y los eslóganes de las compañías de promoción - entre otras cosas -, la mayoría de las veces ahuyentan más que estimulan el placer por la lectura, pues le atribuyen un estatus tal que uno no se siente capaz de llegar a su altura. Del mismo modo, las listas de libros que leer presentan un interés limitado si no implican una presentación personal.
p. 247 - Por desgracia, en muchas bibliotecas y escuelas, las adquisiciones se realizan esencialmente por las referencias que la prensa especializada o la general hacen sobre las novedades editoriales. Al ignorar el rico patrimonio del libro para niños, se prescinde de verdaderas obras de arte; se permanece en la superficie efímera de lo inmediato. Eso también desalienta a los editores y a los libreros que, al contrario de la tendencia general, se esfuerzan por mantener un fondo de libros de calidad en sus catálogos.
p. 270 - Toda biblioteca, sea cual sea la calidad de su colección, está condenada a morir si no hay alguien que se interese realmente, en permanencia, a estar allí para hacer posible el encuentro del libro con el público que le da vida.
p. 285 - En el marco de la biblioteca para niños, libre de todo programa y rica en documentos, el adulto no tiene el papel de depositario del saber; más bien tiene la tarea de comunicar la llave y el gusto de ese saber. Pero ¿cómo valorar y fomentar la curiosidad del niño y alimentarla, si no se tiene en sí mismo la curiosidad ni el don de compartir? ¿Cómo infundir el deseo de descubrir, si uno mismo no tiene interés o si se es secretamente indiferente?