Hace poco que he descubierto a Tom Gauld. Imposible recordar dónde...
Dibuja para el Guardian.
Pueden seguirle a través de su flickr.
30 abril 2009
29 abril 2009
El Sant Jordi más friki
Mientras esperan a que tenga tiempo para mostrarles mis compras/regalos de Sant Jordi, hoy les dejo las dos estampas más frikis de este año. Juzguen ustedes mismos:
1.- Orgullo y Prejuicio... y algo más.
Comparen los principios:
- La versión de Jane Austen: Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa.
- La versión de Jane Austen y Seth Grahame-Smith: Es una verdad universalmente reconocida que todo zombie, poseedor de sesos, necesita más sesos.
¿Se animará alguien a traducirlo al castellano?
[Más info]
2.- Hitler de pequeño leía mucho.
[Si no tienen dos euros a mano, o no encuentran una librería cerca donde comprarlo, no sufran: puede leerse íntegramente en línea.]
===
Esta entrada tiene dos dedicatorias
Los zombies van dedicados a evitta... que ya no me lee (a no ser que hable de costura), pero la quiero igual.
Y Hitler se lo dedico al discreto lector... que espero que no se lo lea en línea, porque me gustaría mandarle una copia en papel (no sólo llevaba dos euros, sino 4, para comprar dos copias - que para colmo me salieron por 3,60 gracias al 10% de descuento del maravilloso día del libro y de la rosa...)
1.- Orgullo y Prejuicio... y algo más.
Comparen los principios:
- La versión de Jane Austen: Es una verdad universalmente reconocida que todo hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa.
- La versión de Jane Austen y Seth Grahame-Smith: Es una verdad universalmente reconocida que todo zombie, poseedor de sesos, necesita más sesos.
¿Se animará alguien a traducirlo al castellano?
[Más info]
2.- Hitler de pequeño leía mucho.
[Si no tienen dos euros a mano, o no encuentran una librería cerca donde comprarlo, no sufran: puede leerse íntegramente en línea.]
===
Esta entrada tiene dos dedicatorias
Los zombies van dedicados a evitta... que ya no me lee (a no ser que hable de costura), pero la quiero igual.
Y Hitler se lo dedico al discreto lector... que espero que no se lo lea en línea, porque me gustaría mandarle una copia en papel (no sólo llevaba dos euros, sino 4, para comprar dos copias - que para colmo me salieron por 3,60 gracias al 10% de descuento del maravilloso día del libro y de la rosa...)
28 abril 2009
27 abril 2009
Tsukushi public library
Esta semana empieza una de mis dos citas cinéfilas anuales de obligada asistencia: el BAFF.
Atención a esta pieza, en la que unos bibliotecarios han de hacer frente a la reencarnación en escarabajo de uno de sus usuarios habituales...
PS: Los de la foto no pueden negar a qué se dedican... y es que a los bibliotecarios les persiguen los mismos clichés, aquí y en Asia...
24 abril 2009
Lecturil Plus
[Hagan click en la imagen para ampliar]
[Vean la versión en castellano que se han "currado" en Nosololibros]
[Vean la versión en castellano que se han "currado" en Nosololibros]
23 abril 2009
Salinas y los libros (III)
Yo te aseguro que cada vez que veo en el New York Times esos anuncios enormes del libro, con las opiniones encomiásticas de gentes de inteligencia, me echo las manos a la cabeza y compadezco al pobre público americano, al que se quiere hacer pasar por obra de primera una cosa así. Esta perturbación de los valores, tan corriente en el periodismo literario, puede ser muy peligrosa para la formación espiritual del americano. Del mismo modo que existe una Consumers Union, para llamar la atención del público sobre las falsedades y exageraciones de los anuncios sobre artículos mercantiles, debía haber otra para los productos del espíritu. Lo grave es que es mucho más difícil demostrar que un libro es malo que probar que la crema X de Elizabeth Arden no es mejor que la del 5 and 10's. Desde el momento que el libro se ha convertido en un artículo comercial, el éxito de una obra cae ya por completo fuera de toda relación con su valor. Y los pobres guinea-pigs del público leen como rebaños. ¿Viste hace un mes o dos los divertidísimos artículos en Profiles, del New Yorker, sobre los editores Simons and Schuster? Leyéndolos tenía yo la sensación de historiador, no de lector contemporáneo. Me parecía estar en una biblioteca, en el siglo XXI (¡qué esperanza!), leyendo documentos sobre la vida literaria hacia 1940. Y este artículo era precioso como prueba de lo absurdo de esa época. Y siguiendo con mi fantasía yo llamaba a este perído "La época del best seller", compendiando en esa frase todo el enorme disparate de nuestros días.
[El último de los fragmentos de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets), que quería compartir con ustedes. Si Pedro levantara hoy la cabeza...]
[El último de los fragmentos de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets), que quería compartir con ustedes. Si Pedro levantara hoy la cabeza...]
22 abril 2009
Salinas y los libros (II)
Vivo muy a gusto aquí. Tranquílisimo. Trabajo para mis clases. Leo en la terraza del Club, al sol. Me doy paseos por el monte, nuestro monte, detrás del teatro griego, en busca de panoramas y soles y espacios. Me siento a mirar, a mirar todo, a dejarme penetrar por la hermosura de fuera. Y luego a la noche, a la Biblioteca. ¡Gran embriaguez! Me gustan los libros cada día más. Cazo ideas, como si fueran mariposas. Para nada, sin propósito. ¡Qué hermoso, así! No para tal artículo, o tal objeto, sino por simple gusto, por deleite de ver algo bajo otro aspecto, de ganar una luz nueva. Leo con anchura, de muchas cosas, sobre todo psicología, filosofía y crítica. Me gustan los pensamientos agudos y hondo, la "poesía de la inteligencia". Cuando encuentro alguna idea que me parece original y nueva, me alegro como si fuera un bien concreto y material. Estoy hecho, Katherine, un gran gozador de pensamientos.
[En otra de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets)]
[En otra de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets)]
Etiquetas:
Bibliotecas,
Lecturas,
Leer es...,
Pedro Salinas
21 abril 2009
Salinas y los libros (I)
Vida, los grandes libros y la vida no son cosa distinta. Cuando vivimos intensamente comprendemos mejor todo lo vital que hay en los libros. Así te está pasando a ti, creo. Todo lo que lees tiene un eco no ya en tu juicio, en tu razón, sino en tu vida entera.
[En una de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets)]
[En una de las Cartas a Katherine Whitmore, de Pedro Salinas (ed. Tusquets)]
20 abril 2009
Fullejant Olot
No sabia que fossin tan atrevits, a la Garrotxa...
Dubto que s'atrevissin a fer quelcom semblant al meu poble!!
A Internet, però, només he trobat el programa d'activitats...
10 abril 2009
¿Nada escrito?
Recientemente he descubierto Edén, un webcómic de Pablo Holmberg (más conocido como Kioskerman). Pueden leer la tira semanal en su web, recibirla por correo electrónico, o suscribirse a su blog.
Ahora que voy a estar unos días fuera, en buena compañía (me llevo más cartas, ficticias esta vez, y a enhac), yo les dejo con un descubrimiento que tiene que durarles hasta que vuelva, así que vayan racionándose las dosis...
Ahora que voy a estar unos días fuera, en buena compañía (me llevo más cartas, ficticias esta vez, y a enhac), yo les dejo con un descubrimiento que tiene que durarles hasta que vuelva, así que vayan racionándose las dosis...
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Cómics,
Galería gráfica,
Kioskerman,
Pablo Holmberg
08 abril 2009
06 abril 2009
Hambre
Yo no sé si será que abril tiene algo en el aire (además de polen) que me llena de ganas de leer, pero me he hecho con el número de este mes de la revista Qué Leer, y no hago más que marcar libros que tengo ganas de que pasen por mis manos...
- Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist - de la que está por estrenarse la adaptación cinematográfica. Novela de vampiros infantiles. (+ info)
- La ternura de los lobos, de Stef Penney.
- El frío modifica la trayectoria de los peces, de Pierre Szalowski - raramente me convencen las "frases promocionales"; pero "una novela cálida que recupera la esperanza y nos muestra el lado luminoso de los seres humanos" suena muy bien... (+ info)
- Una bendición, la nueva novela de Toni Morrison. ¡Yupi! (+ info)
- Niños rociando gato con gasolina, de Alberto Torres Blandina. (+ info)
- Manual de la oscuridad, de Enrique de Hériz, que no aparecerá hasta mayo.
- Sólo para la noche, de Ana Muñoz - el único que no es novela...
- Atlas descrito por el cielo, de Goran Petrovic. (+ info)
... y todavía me dejo algunos en el tintero...
¿Poesía? ¿Autores españoles? Casi no me conozco. Algo raro me está pasando. Será que abril ya está aquí.
- Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist - de la que está por estrenarse la adaptación cinematográfica. Novela de vampiros infantiles. (+ info)
- La ternura de los lobos, de Stef Penney.
- El frío modifica la trayectoria de los peces, de Pierre Szalowski - raramente me convencen las "frases promocionales"; pero "una novela cálida que recupera la esperanza y nos muestra el lado luminoso de los seres humanos" suena muy bien... (+ info)
- Una bendición, la nueva novela de Toni Morrison. ¡Yupi! (+ info)
- Niños rociando gato con gasolina, de Alberto Torres Blandina. (+ info)
- Manual de la oscuridad, de Enrique de Hériz, que no aparecerá hasta mayo.
- Sólo para la noche, de Ana Muñoz - el único que no es novela...
- Atlas descrito por el cielo, de Goran Petrovic. (+ info)
... y todavía me dejo algunos en el tintero...
¿Poesía? ¿Autores españoles? Casi no me conozco. Algo raro me está pasando. Será que abril ya está aquí.
03 abril 2009
Abecedarios
01 abril 2009
Aria
[Lo que sigue es uno de los capítulos de El libro de los viajes imaginarios, de Xabier P. DoCampo, ilustrado por Xosé Cobas, y editado por Anaya en octubre del 2008. Que las cartas de Pedro Salinas a Katherine Whitmore lleven desde diciembre, si no antes, en la columna de la derecha no quiere decir que no hayan desfilado otros libros por mi mesita de noche. Este libro de los viajes imaginarios es uno de ellos... quizá uno de los mejores. Y si se deciden a tomarse el rato que les llevará leer este capítulo - creo que no se arrepentirán - sabrán por qué lo digo...]
Es obligado visitar Aria aunque sea tan solo para conocer su cementerio, un lugar único que deja en el recuerdo una huella imborrable llena de deseos y de propósitos.
Para llegar a él hay que subir por un sendero bordeado de fuentes, todas ellas distintas entre sí. Unas son grandes, otras pequeñas; las hay extremadamente sencillas y otras recargadas con múltiples adornos; con un caño, con dos y hasta con tres... Pero en lo que más se diferencian unas de otras es en el sonido que producen; todas tienen una música propia que las singulariza y juntas componen una hermosa melodía, hermosa e irrepetible, porque nadie es capaz de recordarla cuando se ha alejado de las fuentes al entrar en el cementerio. En este reina un silencio que, lejos de producir cualquier sensación de miedo o de inquietud, acompaña y consuela.
El cementerio es un triángulo cruzado por tres calles, trazadas como las medianas de dicho triángulo y que reciben los nombres de Épica, Lírica y Dramática respectivamente. Cada uno de los seis triángulos que así se forman están a su vez cruzados por las correspondientes medianas que constituyen nuevas calles con nombres que aluden a un género o subgénero literario. Esto es así porque en las lápidas del cementerio de Aria en vez de figurar inscrito el nombre de la persona allí enterrada, lo que se lee es el título de un libro.
Estas lápidas parece que respondieran a la intención de quebrar el orden riguroso establecido por la disposición de los caminos, ya que no guardan ninguna relación unas con otras, todas son de formas diversas y de distintas alturas. En su conjunto forman una acumulación horizontal de piedras clavadas en la tierra.
Fue el guardia del lugar el que dio una explicación al Viajero sobre este último aposento, aunque nunca se puede desvanecer por completo la presencia de lo misterioso que se respira en los camposantos.
- En cada enterramiento hay una persona, mujer, hombre, niño o niña, que murió en Aria. Pero en la lápida, en vez de su nombre, se pone el título de un libro que tuvo algo que ver con la vida de esa persona.
- ¿Y los analfabetos? Porque no me dirá usted que en Aria todos han sabido leer y escribir desde siempre.
- No, no le diré semejante cosa, pero no ha habido nunca nadie que no hubiera podido escuchar lo que dice un libro, y eso le permitió escoger el título que habría de ser su epitafio. Aquéllos que, por cualquier razón, no podían leer, buscaban alguien para decirle: “lee para mí en voz alta.” Y siempre encontraban a alguien que lo hiciera y los ayudase a escoger su libro.
-¿Y por qué razón escogían un título y no otro? Durante la vida de una persona son muchos los libros que pueden llegar a gustar – comentó el Viajero –. Eso del libro preferido es algo que puede variar a lo largo de la vida.
- Cada uno hace la elección a su imagen y semejanza, no es fácil explicar cómo ocurre. Mi padre dejó dicho que quería que escribieran en su lápida el título de un libro que una vez encontró entre la basura y llevó a casa. Siempre tuvo una especial estima por ese libro que él había salvado. Conozco a uno que adoptó un libro que a nadie le gustaba, y a otro que pidió que enterrasen el libro con él para seguir leyéndolo. Podría mostrarle al que escribió en la piedra el título de un libro que siempre deseó leer pero que no pudo hacerlo porque ese libro no existía. Dijo que quería ir a buscarlo al otro lado, que allí seguro que estaba.
- ¿Y usted? – preguntó el Viajero.
- Aún no lo sé. Pero será un libro que contenga mis palabras, aquéllas que parezca que fueron sacadas de mi propia boca para ponerlas en el libro. Un libro que diga mariposa, y ruiseñor, y libélula, luciérnaga, madre, hija, hermana, agua... ¿Y qué libro escogería el señor si fuera enterrado aquí?
- Nunca he pensado en ello, mi caso no es como el de los habitantes de Aria que ya conocen la costumbre...
- Pero puede imaginarlo, ¿no?
- Sí, puedo. Sería un libro que encerrase mi rostro en sus palabras. Que contuviera mi imagen como un espejo.
- Entiendo, entiendo... – habló el guardia mientras acompañaba al viajero hacia la salida de aquel extraño lugar.
Cuando el Viajero bajaba por el sendero, la música de las fuentes le pareció más familiar, más próxima.
Es obligado visitar Aria aunque sea tan solo para conocer su cementerio, un lugar único que deja en el recuerdo una huella imborrable llena de deseos y de propósitos.
Para llegar a él hay que subir por un sendero bordeado de fuentes, todas ellas distintas entre sí. Unas son grandes, otras pequeñas; las hay extremadamente sencillas y otras recargadas con múltiples adornos; con un caño, con dos y hasta con tres... Pero en lo que más se diferencian unas de otras es en el sonido que producen; todas tienen una música propia que las singulariza y juntas componen una hermosa melodía, hermosa e irrepetible, porque nadie es capaz de recordarla cuando se ha alejado de las fuentes al entrar en el cementerio. En este reina un silencio que, lejos de producir cualquier sensación de miedo o de inquietud, acompaña y consuela.
El cementerio es un triángulo cruzado por tres calles, trazadas como las medianas de dicho triángulo y que reciben los nombres de Épica, Lírica y Dramática respectivamente. Cada uno de los seis triángulos que así se forman están a su vez cruzados por las correspondientes medianas que constituyen nuevas calles con nombres que aluden a un género o subgénero literario. Esto es así porque en las lápidas del cementerio de Aria en vez de figurar inscrito el nombre de la persona allí enterrada, lo que se lee es el título de un libro.
Estas lápidas parece que respondieran a la intención de quebrar el orden riguroso establecido por la disposición de los caminos, ya que no guardan ninguna relación unas con otras, todas son de formas diversas y de distintas alturas. En su conjunto forman una acumulación horizontal de piedras clavadas en la tierra.
Fue el guardia del lugar el que dio una explicación al Viajero sobre este último aposento, aunque nunca se puede desvanecer por completo la presencia de lo misterioso que se respira en los camposantos.
- En cada enterramiento hay una persona, mujer, hombre, niño o niña, que murió en Aria. Pero en la lápida, en vez de su nombre, se pone el título de un libro que tuvo algo que ver con la vida de esa persona.
- ¿Y los analfabetos? Porque no me dirá usted que en Aria todos han sabido leer y escribir desde siempre.
- No, no le diré semejante cosa, pero no ha habido nunca nadie que no hubiera podido escuchar lo que dice un libro, y eso le permitió escoger el título que habría de ser su epitafio. Aquéllos que, por cualquier razón, no podían leer, buscaban alguien para decirle: “lee para mí en voz alta.” Y siempre encontraban a alguien que lo hiciera y los ayudase a escoger su libro.
-¿Y por qué razón escogían un título y no otro? Durante la vida de una persona son muchos los libros que pueden llegar a gustar – comentó el Viajero –. Eso del libro preferido es algo que puede variar a lo largo de la vida.
- Cada uno hace la elección a su imagen y semejanza, no es fácil explicar cómo ocurre. Mi padre dejó dicho que quería que escribieran en su lápida el título de un libro que una vez encontró entre la basura y llevó a casa. Siempre tuvo una especial estima por ese libro que él había salvado. Conozco a uno que adoptó un libro que a nadie le gustaba, y a otro que pidió que enterrasen el libro con él para seguir leyéndolo. Podría mostrarle al que escribió en la piedra el título de un libro que siempre deseó leer pero que no pudo hacerlo porque ese libro no existía. Dijo que quería ir a buscarlo al otro lado, que allí seguro que estaba.
- ¿Y usted? – preguntó el Viajero.
- Aún no lo sé. Pero será un libro que contenga mis palabras, aquéllas que parezca que fueron sacadas de mi propia boca para ponerlas en el libro. Un libro que diga mariposa, y ruiseñor, y libélula, luciérnaga, madre, hija, hermana, agua... ¿Y qué libro escogería el señor si fuera enterrado aquí?
- Nunca he pensado en ello, mi caso no es como el de los habitantes de Aria que ya conocen la costumbre...
- Pero puede imaginarlo, ¿no?
- Sí, puedo. Sería un libro que encerrase mi rostro en sus palabras. Que contuviera mi imagen como un espejo.
- Entiendo, entiendo... – habló el guardia mientras acompañaba al viajero hacia la salida de aquel extraño lugar.
Cuando el Viajero bajaba por el sendero, la música de las fuentes le pareció más familiar, más próxima.
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