04 marzo 2018

...como robar pedacitos de fruta confitada insertos en un bizcocho.

El proceso de extraer aforismos de un texto no es tan difícil. Es como robar pedacitos de fruta confitada insertos en un bizcocho. Un aforismo, aunque forme parte de un texto y en él se engarce con otras frases y con otras ideas, tiene unas propiedades muy características. Para empezar, tiene una densidad superior a la de su contexto. Su vocación es concentrar, resumir, destilar, definir, evocar... De ahí la facilidad con la que se gana la independencia del texto, la facilidad con la que evoca el resto del texto, su contexto, la facilidad con la que se desprende y se libera de él. El aforismo es un texto que funciona sin contexto y que por lo tanto penetra sin dificultades en otros contextos. Una frase susceptible de ser acusada de haber sido adulterada, sin que nadie haya alterado una sola letra, sólo por el hecho de haberla sacado de contexto no merece el rango de aforismo. Los aforismos sobreviven bien fuera del texto en el que legítimamente han nacido. Por todo ello podemos decir (que nadie se enfade por la irresistible cacofonía) que un aforismo es un pretexto sin contexto que evoca bien un texto.

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Jorge Wagensberg, en Más árboles que ramas.
Le seguiremos leyendo, para no echarlo de menos.

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