11 febrero 2016

Déjame preguntarlo en la biblioteca...

Uno de los servicios básicos de cualquier biblioteca es lo que llamamos "servicio de información". La mayoría de personas creen que sirve únicamente para preguntar por libros que se pueden encontrar en la misma biblioteca (dónde está un determinado libro, o libros sobre un determinado tema...), pero a un servicio de información se le puede preguntar cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa, es CUALQUIER COSA.

Por supuesto, el servicio de información responderá como considere conveniente (otra manera de decir que no somos infalibles): puede proporcionar información muy detallada, puede derivar la consulta a otro servicio de información más específico sobre ese tema en concreto, puede no contestar porque considera que la consulta no es pertinente...

En España existen dos servicios de información vía Internet en el que participan grupos de bibliotecas.
- Pregunte: las bibliotecas responden (participan sobre todo bibliotecas públicas del estado).
- Pregunta a la biblioteca (participan las bibliotecas públicas de la provincia de Barcelona).

Una de las características de estos servicios es que llevan un registro de todas las preguntas realizadas... y ahora que las bibliotecas se han puesto a compartir "intimidades" a través de las redes sociales, era cuestión de tiempo que salieran a la luz algunas de las curiosas preguntas que llegan a las bibliotecas a través de sus servicios de información.

La New York Public Library lo hace de manera especialmente apetitosa: en esta entrada de Open Culture se explica que recientemente trabajadores de la biblioteca descubrieron una caja llena de tarjetas con consultas realizadas entre los años 1940 y 1980, y la NYPL publica de vez en cuando fotos de estas tarjetas en su cuenta de instagram con el hashtag #letmelibrarianthatforyou (una variación del "let me google that for you" --> "déjame que te lo busque en google", previo a la llegada del buscador que, según algunos, acabará por dejar obsoletas a las bibliotecas).

Las preguntas escogidas son... desde curiosas a sorprendentes, graciosas o increíbles, y a pesar de los años transcurridos desde que las hicieron siguen siendo un claro reflejo de lo que es el trabajo en una biblioteca pública. Os dejo algunas capturas de pantalla, y tenéis la traducción de las preguntas (que en las imágenes están obviamente en inglés) al final de todo.





































- ¿Cuándo tuvo lugar la batalla de Armageddon y quién ganó? ¿Cuál fue el resultado?
- ¿Por qué aparecen tantas ardillas en las pinturas inglesas del siglo XVIII, y cómo las domesticaban para que no mordieran al pintor?
- Petición: una lista de personajes históricos que estuvieron en el lugar justo en el momento apropiado.
- ¿Cuántos granos hay en una tonelada de trigo?
- ¿Dónde puedo tomar un curso por correspondencia en hipnotismo?
- Material sobre la psicología y el comportamiento de los leones marinos.
- ¿Hay alguien que pueda contestar mis preguntas sin tener que consultar un libro?
- Si el Empire State Building es el edificio más alto del mundo, cuál es el más bajo?
- ¿Qué tipo de manzana comió Eva?
- ¿Hay luna llena cada noche en Acapulco?
- Cuando alguien viaja hacia el oeste en los Estados Unidos y atraviesa el desierto, ¿debe hacerlo en camello?
- ¿Son Platón, Aristóteles y Sócrates la misma persona?

09 febrero 2016

Leonora

[...] se marchaban llevándose consigo un poco la gracia de aquella mujer que no era hermosa pero a la que encontraban sublime, cosa que, en aquel lugar lleno de arte, resultaba insólito, ya que ella no era música, no pintaba ni escribía, y se pasaba el día conversando con espíritus más brillantes que ella. Pero a pesar de que no viajara y de que no tuviera querencia por los cambios, a pesar de que muchas mujeres con el mismo destino no fueran sino elegantes, Leonora Acciavatti era un universo. De heredera prometida a engorro de su casta, el destino la había convertido en un alma soñadora dotada del poder del más allá, tanto que, junto a ella, uno sentía nacer ventanas al infinito y comprendía que sólo ahondando en un mismo se escapa de las cárceles.

***

Un personaje más para mi colección, este de La vida de los elfos, de Muriel Barbery (que, en general, está resultado más bien decepcionante - pero no la culpo... después de La elegancia del erizo, hubiera sido casi un milagro.)